vitoria - El cartel que encabeza la rueda de prensa de los populares reza “Vitoria-Gasteiz por encima de todo”. Nada de siglas. Como empezó a ser habitual en la campaña electoral. Detrás está Leticia Comerón. Es lunes. El inicio ya de la cuarta semana del Gobierno de Gorka Urtaran. “Y todavía no conocemos sus proyectos para la ciudad”, se arranca, en una comparecencia que promete ser muy crítica. En la nota posterior enviada a todos los medios la bautizan como “concejala del PP”. Pero no es una más. O no lo parece. Las ausencias de Javier Maroto la han obligado a asumir labores de portavocía, mientras el exalcalde que acuñó el eslogan del rótulo, su jefe, el representante oficial del partido en Vitoria, sigue cobrando por ese cargo con dedicación exclusiva sin que nadie sepa bien cuándo va y viene de Madrid, o si regresará tras las generales para trabajar a tiempo completo por esa ciudad que estaba en el número uno de su lista de prioridades cuando pensaba retener la makila por otros cuatro años más.

Las particulares circunstancias en las que se han desarrollado las elecciones municipales, el complicado escenario político configurado a posteriori y la cercanía de las generales han provocado un estado de incertidumbre y contradicciones que lo envuelve casi todo dentro del Consistorio. El PP de Vitoria sufre ese clima en sus propias carnes, más empeñado en mantener un lema que se contradice con un portavoz volcado en Mariano Rajoy y las críticas al partido que le facilitó la pasada legislatura que en tratar de acercar posturas por el bien de la ciudad, pero las únicas inconsistencias que cuentan para esta formación son las que, a su juicio, está evidenciando el PNV desde que tomó el bastón de mando. “La gente en la calle está muy preocupada por la falta de proyectos y de estabilidad del gobierno más débil de la historia”, subraya Comerón.

Cuando la semana pasada el PNV y el PSE firmaron el acuerdo de estabilidad para toda la legislatura, Urtaran tuvo que reconocer que hubiera preferido un gobierno de coalición pero que, en cualquier caso, los apoyos que estaba recibiendo de los socialistas y de otros grupos eran lo suficientemente consistentes como para que la ciudad avance. El PP, sin embargo, sospecha que Vitoria podría acabar paralizándose. Y lo piensa así por el balance que realiza de estas tres primeras semanas de nuevo Ayuntamiento en contraste con lo que hizo Javier Maroto nada más ser investido alcalde -siendo la primera fuerza más votada, con la abstención del resto de grupos, en un clima sin crispación-, en ese mismo periodo de tiempo.

Usada hábilmente, la comparación funciona. “En la primera semana, Maroto convocó la nueva Junta de Gobierno Local y tomó decisiones muy importantes. Paralizó el BAI Center, acordó la supervivencia del Alavés, acometió las obras de América Latina, tomó las primeras decisiones en control de gasto corriente y eliminación de gastos superfluos, cerró una agenda de reuniones con consejeros vascos, creó el equipo de gestión de la Green Capital, adoptó medidas en la lucha contra el fraude social incrementó la presencia policial en los nuevos barrios”, enumera Comerón. Un ritmo que, así contado, poco tiene que ver con el de esta nueva etapa. Y la edil sigue: “Pero Urtaran, ni en su programa ni en su discurso de investidura, lleno de banalidades, ha explicado qué va a a hacer. Ni siquiera tiene cerrada la estructura organizativa”.

Improvisación, confusión, inestabilidad... Los calificativos despectivos llenan la intervención de Comerón, pero ella termina asegurando que los populares quieren “seguir trabajando por y para Vitoria”. Y con ese afán, su partido ha solicitado ya la comparecencia extraordinaria de los cuatro concejales delegados para que, antes de que termine el mes de julio, den a conocer sus proyectos. Lo que no dice es que esa presentación se suele hacer siempre en septiembre. Costumbre que cumplió, hace cuatro años, el portavoz ausente.