Amurrio - Es su segundo mandato como alcaldesa y líder del PNV en el municipio. No obstante, con siete ediles es consciente de la necesidad de alcanzar acuerdos mínimos en lo programático con el resto de fuerzas para dar estabilidad al Consistorio. La participación, la transparencia y la firma de un novedoso código ético a suscribir por todos los integrantes de la Corporación serán los ejes de esta legislatura. Con el fantasma de la crisis y la escasez de recursos aún latente, la alcaldesa parte con los retos de mantener servicios de calidad, estar del lado de los vecinos más necesitados y ver materializar, tras muchos años de trabajo, proyectos de envergadura como el nuevo ambulatorio o el saneamiento del río Nervión.

¿Cómo se presenta la legislatura?

-Tenemos por delante un reto interesante para los próximos cuatro años. Primero para articular políticas de fomento de empleo y segundo, para mantener servicios de calidad desde esta casa. Es una gran responsabilidad para todos y cada uno de los 17 concejales que configuramos la Corporación y que, sin perdernos en detalles, tendremos que buscar el modo de alcanzar el objetivo común del bienestar ciudadano que todos deseamos, con honradez, humildad y trabajo. Ante todo tranquilidad para que estemos todos a gusto y nadie se sienta excluido.

Desde que se supo renovada en el cargo son ya varias veces las que ha insistido en que toca dialogar con todos...

-Estamos afrontando la segunda ronda de contactos en busca de estabilidad, pero sin acuerdos de momento. Nos estamos centrando en hablar de claves de funcionamiento, de disponibilidades, objetivos y líneas programáticas coincidentes. El proceso de conversaciones continúa y, aunque quiero ser muy prudente en esta materia, sí confío en que para el 6 de julio tengamos ya un plano de funcionamiento con el que poder arrancar.

¿Se va a mantener la estructura de comisiones de la pasada legislatura?

-Estamos con los matices. Hay cosas que han funcionado bien y queremos mantener, y otras a cambiar en base a las personas que se hagan cargo de ellas. Sí que queremos fortalecer el área creada la pasada legislatura de juntas administrativas, barrios y participación ciudadana -aunque esto último es algo que influye en todos los departamentos- e incluir nuevas áreas como una para la tercera edad y calidad de vida, igual que existe un área de juventud, porque hemos notado la necesidad. Pero está todo por decidir. Con todo, la participación será un eje muy destacado, para que haya un feedback con la población. En este sentido, la idea es organizar cada uno de los cuatro años con objetivos muy marcados mientras se hace una evaluación continua para incorporar necesidades no previstas que vayan surgiendo. También queremos asentar muy bien cuestiones como la transparencia mediante protocolos internos que permitan cambiar con agilidad la forma de trabajar de cada área. También queremos elaborar un código ético a suscribir por todos los concejales para dar garantías de compromiso al ciudadano.

¿Vaticina una salida de la crisis y la consiguiente mejora de la salud de las arcas públicas?

-Desde el punto de vista económico seguimos con una situación no muy favorable y con datos de empleo muy complejos. La pasada legislatura ha sido la peor que hemos sufrido los ayuntamientos en toda la historia de la democracia, no ya sólo por la merma de recursos, sino también por los cambios normativos que nos ha impuesto el Estado, y que nos han obligado a hacer mucha maniobra de ingeniería en mil aspectos. Así que después de todo esto creo que la situación sólo puede ir a mejor.

¿Cuáles son los principales retos de cara a estos cuatro próximos años?

-Primero, y como ya he dicho, trabajar en un clima de tranquilidad para lograr que el Ayuntamiento sea un referente de gestión, con capacidad de dar respuesta a las necesidades que se presenten, sin que nadie se sienta excluido; y segundo, trabajar hasta ver materializados los proyectos ya en marcha. Para lograrlo no sólo hay que contar con los recursos propios, sino esforzarse por captar financiación externa.

¿Algún ejemplo más concreto?

-Por supuesto. En estos cuatro años tenemos que conseguir que el Nervión cambie de cara definitivamente. Llevamos demasiado tiempo viviendo de espaldas al río y ya es hora de girarnos hacia él, esforzándonos todos para que el plan de saneamientos sea una realidad. Se trata de algo que no depende sólo de los ayuntamientos, pero parece que la dinámica de trabajo es buena.

¿Cuándo se podrá estrenar la nueva imagen de la plaza de San Antón?

-Se adjudicó a principios de febrero con un plazo de ejecución de doce semanas pero, como en toda obra, han surgido imprevistos que la han retrasado. Con todo, la estructura está casi finiquitada y creo que mediados de julio es una fecha prudente para decir que estará acabada, remates incluidos.

Siguiendo con los plazos y proyectos ya en cartera. ¿Cuándo comenzará la obra del nuevo centro de salud?

-Pues no lo sabemos con exactitud. En estos momentos, nuestros técnicos y los del Gobierno Vasco están hablando de trámites urbanísticos. Con todo, creo que antes de las vacaciones estivales nos dirán algo.

Otra de sus prioridades siempre ha sido la mejora de las conexiones con la capital, y el lunes 22 de junio entró en funcionamiento la nueva línea de transporte foral. ¿Hay alguna primera valoración ya al respecto?

-La primera impresión es que la gente no está muy contenta con el planeamiento. Todavía es pronto y lo tengo que corroborar, pero hay usuarios que nos han comentado que lo han puesto en marcha con el horario de verano y eso es algo que ha obligado a muchas personas, aún trabajando y sin vacaciones, a tener que optar por vehículos privados, con las siguientes alteraciones.