gasteiz - La asociación Zabalortu está encantada porque por fin, después de cuatro años de espera, todo está listo para comenzar a cultivar en mayo verduras y hortalizas ecológicas. Un trabajo comunitario y de participación vecinal que no queda ahí, ya que además de practicar la agricultura, promover la ecología y servir de ocio al barrio, alrededor de los huertos de Zabalgana se van a llevar a cabo iniciativas de calado cultural, como la presentación de libros, recitales de poemas y conciertos de música. Toda una programación autogestionada que la asociación ultima estos días previos a la Semana Santa. Si algún pero se puede poner al proyecto es paradójicamente la excelente acogida que ha tenido entre los vecinos. Tal ha sido la demanda de parcelas que los huertos no llegan para todos, así que hay personas que engrosan ya la lista de espera al igual que ocurre en Abetxuko y Olarizu. Mensaje que Zabalortu hace llegar al Ayuntamiento para que habilite más terrenos de cultivo. “En Zabalgana hay un montón de solares vacíos, sin uso y sin previsión de que se vayan a utilizar en muchos años”, recuerda Juan Ibarrondo. “Estamos muy contentos con la respuesta vecinal, lo que nos demuestra que hay que seguir trabajando porque tenemos una demanda que cubrir”, constata el portavoz.
Y es que, antes de coger las herramientas de cultivo ya hay lista de espera para hacerse con uno de los huertos ecológicos que los vecinos de Zabalgana van a trabajar desde mayo en grupos puesto que uno de los requisitos de la convocatoria es que sólo se admiten solicitudes colectivas de dos, tres, cuatro y hasta cinco personas. Y aunque el perfil es variado y hay tanto gente joven como jubilada, muchos de ellos son matrimonios con hijos, cuadrillas de amigos, dos parejas de amigos que se juntan y hasta compañeros de txoko. Más de 250 personas del barrio, agrupadas en 73 grupos han presentado su solicitud. Una de ellas quedó excluida por estar fuera de plazo. Y de las 72 restantes, 23 se han quedado sin terreno, ya que la asociación sólo disponía de 49 parcelas para repartir. En cuanto a las huertas reservadas a las asociaciones, se han adjudicado a los tres colectivos que presentaron solicitud: la Asociación de Madres y Padres del colegio de Zabalgana, el colectivo Desazkundea, asociación que fomenta en Euskadi los principios del decrecimiento como una forma de vida cercana a la naturaleza y respetuosa con el entorno, y la asociación Aemar, que trabaja en favor de los enfermos de esclerosis múltiple y que tiene su sede en Zabalgana. Los tres aprovecharán las parcelas que les han concedido para acercar a sus usuarios al mundo de la ecología, el sector primario y una adecuada alimentación, porque cultivar la huerta puede ser, además de una forma de pasar el tiempo libre, una clase de formación para los escolares y una terapia para los enfermos y sus familiares.
A partir de ahora, mientras finalizan los trámites burocráticos con el Ayuntamiento, los agraciados tienen del 7 al 17 de abril para presentar la documentación necesaria: copia del DNI de cada solicitante del grupo o libro de familia de menores, si los hubiese; el padrón, así como certificado de minusvalía o de la participación en alguna asociación o colectivo del barrio si se hubiese indicado esta situación en la puntuación. Esta documentación pueden entregarla en los locales de la asociación de vecinos Zabalgana Batuz. Después, en cuanto les entreguen las llaves de la parcela, Zabalortu convocará a los usuarios definitivos de las huertas a una asamblea para cerrar algunos flecos que quedan por solventar antes de ponerse en marcha y manos a la obra. Aún no saben, por ejemplo, si los gastos de luz, agua o las herramientas a utilizar correrán a su cargo o al del Ayuntamiento, así que lo más probable -explica Ibarrondo- es que decidan establecer una cuota simbólica para hacer frente a posibles gastos. Además, antes de iniciar las plantaciones de cultivos tendrán que acondicionar la tierra, ya que después de tanta lluvia y nieve se ha quedado apelmazada. Igualmente, los nuevos hortelanos recibirán una mínima formación, un proceso de autoaprendizaje que bien pueden realizar entre ellos mismos intercambiando conocimientos y quizá asesorados por técnicos del Centro de Estudios Ambientales (CEA). A partir de ahí, cada usuario de las huertas decidirá qué plantas desea producir en sus 50 metros cuadrados de suelo, siempre que se cultiven de forma ecológica y se destinen al autoconsumo, ya que está totalmente prohibida la venta de los productos que salgan de los huertos. “Lo que sí podremos hacer es alguna muestra o degustación en el barrio”, señala Ibarrondo pensando ya en organizar alguna actividad festiva que sirva de punto de encuentro para los vecinos y que contribuya a socializar el proyecto que ya está en marcha. “Estamos encantados y con muchas ganas de empezar. Después de tanto esfuerzo da gusto ver que, al final, las cosas salen adelante”, comenta satisfecho.