A nadie se le escapa la trascendencia de un proyecto llamado a completar la personalidad de Vitoria como capital de futuro. De ahí que el trabajo de los promotores de la iniciativa se desarrolle como mandan los cánones, sin prisa, pero sin pausa, y con las cautelas y reservas propias de una propuesta que sólo se desarrollará en su totalidad si se le aísla de la influencia de ataques interesados. Bajo esas circunstancias, el trabajo sigue, aunque pase desapercibido para gran parte de la sociedad. Si todo marcha según los ritmos planteados, representantes y enviados de distintas universidades americanas llegarán a Gasteiz en verano para comprobar in situ y de primera mano las bondades de la oferta gasteiztarra. Ésta, como ya adelantó DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, consiste en invitar a una institución académica del otro lado del Atlántico a instalar un campus universitario en la capital alavesa, en concreto, en el complejo del antiguo convento de Betoño, después remozado íntegramente para convertirlo en un edificio de vanguardia llamado a acoger el malogrado centro cultural Krea. Éste no llegó a ver la luz.
Optimismo. Una simple palabra resume el año largo de trabajo desarrollado por este grupo de promotores gasteiztarras. En ese periodo se han logrado entablar contactos “buenos”, dentro de entidades académicas que acostumbran a compartimentarse en estructuras internas complicadas. En cualquier caso, cada paso dado en Estados Unidos parece haber encontrado receptividad. Al menos, ésa es la impresión que traslada a este diario una de las cabezas visibles del proyecto, el otrora consejero del Gobierno Vasco Patxi Ormazabal. A su juicio, la propuesta gasteiztarra interesa, entre otras cosas, por su dimensión. De hecho, si finalmente se lleva a cabo, el complejo vitoriano se convertirá en el campus de una universidad extranjera en el Estado con mayor proyección, entidad, dimensión y recursos. Y, por supuesto, con mayores posibilidades.
Éstas se circunscriben en un primer momento en las instalaciones de Betoño. No obstante, las necesidades de la institución académica que decida dar un salto hasta la capital alavesa en su proceso de internacionalización podrían encontrar acomodo en otros recursos, como la sede de la antigua Caja Vital en Salburua, hoy desocupada en gran parte tras el proceso de fusión de las cajas vascas llevado a cabo para conformar Kutxabank. Pero eso aún está por ver.
En ese sentido, parece que las consecuencias nefastas de una crisis económica sin parangón por estos lares se han convertido en una oportunidad para la ciudad, que puede ofrecer un nutrido abanico de posibilidades a las universidades de Estados Unidos que decidan iniciar la aventura docente en el viejo continente. Ahí están los edificios nuevos desocupados tras unas inversiones importantes que han dado como resultado infraestructuras vacías de uso y contenido. También hay stock de pisos y complejos de apartamentos tutelados, como el de Jaureguizar, que se encuentran a unos pocos centenares de metros del antiguo convento y que no ha fraguado comercialmente.
Precisamente, y para completar el menú con el que convencer a la universidad que decida instalar un campus en estas tierras, los promotores de la iniciativa ya trabajan en la posibilidad de que los títulos que puedan expedir el centro docente tengan carácter dual, es decir, con rango oficial tanto en Estados Unidos como en la Unión Europea. No obstante, tal circunstancia finalmente dependerá de lo que decidan los rectores de la entidad que acabe por ocupar las instalaciones de Betoño. Si ésta considera que su marca y su nombre son suficientes para dar valor a la titulación de los estudios que decida impartir, no requerirá certificación oficial. Serán títulos propios. De lo contrario, de requerir ese rango de oficialidad otorgado por la administración pertinente, la gestión ya se ha previsto.
Sea como fuere, una vez certificada hace un año la autorización del Ayuntamiento para traer una universidad estadounidense a Krea, y con el contrato de reserva del edificio ya firmado con la Caja Vital, propietaria del edificio de Betoño, los promotores del proyecto INTL Campus, que así se llama esta propuesta, prosiguen con sus tareas. Ormazabal e Igor Crespo, sobrino del primero y, entre otras cosas, agente de jugadores de baloncesto, cuentan como socios con las firmas Macro Sea y DBI. La primera es una empresa de desarrollo inmobiliario especializada en educación, la encargada de concebir la idea, desarrollarla y adquirir los inmuebles. La segunda, por su parte, gestiona esos proyectos educativos y ejecuta las inversiones inmobiliarias que éstos acarrean. Del trabajo conjunto de esta dos firmas han salido adelante proyectos como la instalación de un centro de estudios internacionales en Roma, o la creación residencias de estudiantes en el centro de París. El tándem también ha recalificado y reubicado propiedades históricas para un campus estatal de Nueva York y para Princeton. Junto con estas dos empresas, First Global Campus, la sociedad a la que representan Ormazabal y Crespo, trabaja además con la consultora Price WaterHouseCoopers y con el despacho de abogados Menéndez y Uría en el empeño de traer un campus estadounidense a Gasteiz.
oferta completa En cualquier caso, y hasta comprobar el resultado de las gestiones llevadas a cabo, los promotores mantienen una reserva de año y medio de las instalaciones de Krea -aprobada por el Consejo de Administración de la Caja Vital- para que el grupo inversor tenga margen para cerrar un trato satisfactorio, que incluiría un plan de negocio basado en el alquiler de las instalaciones, que incluiría una posterior opción de compra.
El proyecto busca un perfil muy concreto de estudios y de estudiantes. De salir adelante la iniciativa, una universidad estadounidense fijará una base satélite de su centro neurálgico en Vitoria, y lo hará siguiendo las pautas de la educación superior privada de aquel país. Matrículas cuantiosas, estudiantes internacionales de países que habitualmente tienen problemas a la hora de lograr los visados correspondientes para acceder y permanecer en EEUU y licenciaturas específicas componen la receta para dar salida a un conjunto de edificios que están infrautilizados o directamente vacíos.