nadie diría, si ayer por la mañana se hubiera dado una vuelta por la estación de autobuses, que en apenas un mes la vieja infraestructura de la calle Los Herrán perderá esa incesante actividad diaria que ha vivido durante veinte años. Los autobuses seguían alineándose a ambos lados del edifico acristalado, la gente entraba y salía con sus maletas, y entre salidas y llegadas de autobuses llegaba una calma transitoria, mientras viajeros despistados andaban, billete en mano, buscando su autobús.

El 16 de marzo la estación de la plaza de Euskaltzaindia abrirá sus puertas y se llevará a cabo la correspondiente mudanza, aunque no se sabe si todo el mundo se trasladará el mismo día o lo hará de forma escalonada. En general, no se sabe nada, como comentaban ayer a DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA conductores, viajeros, hosteleros y trabajadores de la estación.

Alberto es conductor de La Unión, y precisamente comenta con sus compañeros el clima de incertidumbre que viven con respecto a la inminente mudanza. “No sabemos nada, todo son conjeturas, sabemos de oídas que para el 15 de marzo más o menos vamos para allá, pero a nosotros nadie nos ha dicho absolutamente nada”, explica. El chófer explica que mientras tanto todo el personal que se mueve por la estación trabaja con normalidad, sumido en la rutina de las dos últimas décadas. “Aquí funcionamos como siempre”, explica el trabajador, que en su caso particular tampoco sabe si los autobuses de la compañía para la que trabaja seguirán recogiendo viajeros a lo largo de la ciudad. Hasta la fecha La Unión para en diferentes puntos de Gasteiz, y aunque desde el Ayuntamiento se puso en cuestión esta práctica, aún no se sabe que ocurrirá a partir de mediados de marzo.

A través del grueso cristal de la ventanilla de la compañía Eurolines, Virginia Cameno se pronuncia en el mismo sentido que Alberto. “Lo que sabemos lo sabemos por el periódico, que el 16 de marzo es la inauguración, pero no sabemos si el mismo 16 de marzo habrá que ir a trabajar allí o iremos por fases”, explica Virginia. Eso sí, “por si acaso hemos recogido todo y lo hemos empaquetado, aunque en principio trabajamos con normalidad”, señala la trabajadora, que desde hace ya días informa a los clientes de su compañía de que “para el 16 de marzo, en principio, estaremos allí”.

Idoia Elkoro, vecina de Bergara que viaja con frecuencia a Gasteiz, hace cola para subirse al autobús que le lleva a su localidad natal. A ella la mudanza a la plaza de Euskaltzaindia no le va a venir nada bien. “Está bastante lejos del centro y no sé cómo podremos venir hasta aquí, el tranvía también nos pilla a desmano de esta zona”, señala la viajera, que se pregunta si los autobuses realizarán paradas en la Universidad.

Al otro lado de la estación, en la calle José Mardones, Lola López busca el autobús que la llevará a Donostia. Lola, que dice haber nacido en Madrid pero que no es “de ningún sitio”, se mueve a menudo por la estación de Los Herrán, bien sea para viajar a San Sebastián, a la capital española o a Bilbao. A ella el traslado a Euskaltzaindia no le supondrá una molestia especial.

“Ahora para mí la estación está muy bien ubicada, pero me va a seguir viniendo bien porque el autobús me dejará en la parada del urbano, yo cojo el periférico”, señala. La única diferencia es que hasta Los Herrán se suele desplazar andando, y a Lakua tendrá que echar mano de Tuvisa. Mayor problema habrá cuando viaje a Bilbao, pues los autobuses de La Unión paran cerca de donde ella vive y no sabe si en el futuro podrá seguir disfrutando de ese servicio. “A mí me venía muy bien”, explica. Lola reconoce, eso sí, que la actual ubicación de la estación de autobuses de Vitoria “es un poco agobiante, aunque la de Donosti no está mejor”, señala.

Andoni Suárez pasa dos veces cada día por la estación de Los Herrán, desde donde coge el autobús que cubre el trayecto entre Urbina y Gasteiz. Para este joven estudiante la mudanza a Los Herrán va a suponer todo un trastorno. “Me va a venir mal, porque voy a la EPA de Paulo Freire”, señala el joven. Efectivamente, este centro de educación para adultos se encuentra en la calle Escuela San Prudencio, a apenas un par de minutos andando desde Los Herrán.

“Habrá que ver los horarios para ver cómo me arreglo, pero de momento no sabemos nada, tenemos tarjeta de viaje, y nos dijeron que la iban a cambiar, pero no nos han dicho nada de horarios”, afirma Andoni, que ya va elaborando su plan de ataque diario para ir a clase, y la opción que más le atrae es ir andando desde Euskaltzaindia hasta su centro de estudio.

Si hay alguien a quien realmente afecta el traslado de la estación de autobuses a la plaza de Euskaltzaindia es a los cinco trabajadores de la empresa que en Los Herrán se encargan de informar y atender a los viajeros, de dar los avisos por megafonía y de cualquier otra tarea que ayude a los usuarios a llegar a su destino. A día de hoy viven con ansiedad los últimos días de la vieja estación, que si nada lo remedia también serán sus últimos días de trabajo. Aunque se le había prometido buscar una solución a su situación, el Ayuntamiento ha optado por la gestión directa para la nueva infraestructura y por tanto serán trabajadores municipales quienes asuman la funciones que hasta ahora han desempeñado ellos. Se irán a la calle.

“Estamos siempre con la historia en la cabeza, la familia preocupada, la novia preocupada...”, señala uno de ellos, que dada la situación prefiere no dar su nombre. El joven, tras el mostrador de atención al público, explica que tanto él como sus compañeros están resignados, y de hecho ya no confían demasiado en que desde el Ayuntamiento se busque una fórmula para que no caigan en el desempleo. “Yo de los políticos no me fío mucho, y no es algo de ahora, ya desde pequeño”, señala.

los nuevos trabajadores Precisamente ayer el grupo municipal del PNV preguntó en la comisión de Función Pública por las tareas que desempeñará el nuevo personal de la estación, una docena de trabajadores municipales a los que se ha formado durante mes y medio de forma “improvisada”, según el edil nacionalista Iñaki Prusilla. Para el edil jeltzale no ha quedado muy claro qué trabajo realizarán exactamente estas personas, pues las funciones que se les encomiendan difieren bastante de las de los agentes de control e información municipales.

Entre ellas, por ejemplo, destaca por llamativa la responsabilidad sobre el aparcamiento de la estación. También figura en las funciones específicas que deberán asumir estos trabajadores la atención a viajeros con discapacidad. La de Lakua será una de las cinco estaciones de autobuses designadas por el Gobierno central ante la Unión Europea para garantizar dicho servicio de acompañamiento a viajeros con problemas de movilidad que vayan a cubrir más de 250 kilómetros. Además, a petición de EH Bildu, este servicio se extenderá “de forma experimental” a otros usuarios con discapacidad, aunque realicen trayectos más cortos.

Según Prusilla, el equipo de gobierno debía haber establecido en la relación de puestos de trabajo municipal un cargo específico para estos empleados que contemple todas estas funciones, con el fin de “evitar conflictos posteriores”.

Por otro lado, ayer el equipo de gobierno convocó ayer una Junta de Gobierno Local extraordinaria para modificar los precios del parking de la estación, que contará con 307 plazas para vehículos, 86 para bicicletas y 8 para motos. Además, la infraestructura dispondrá de 25 dársenas para autobuses, un vestíbulo principal y oficinas, en un espacio de casi 2.000 metros cuadrados.