Bilbao - Hace casi dos años, la joven de Orozko de 26 años, Amagoia Elezkano, moría a manos de su pareja en su domicilio de Laudio. En la madrugada del 23 de mayo de 2013, Francisco Javier Maestre Nevado cogió de la cocina un cuchillo de cocina de 17 centímetros de hoja y trece de mango y apuñaló a Amagoia Elezkano en el dormitorio donde dormía junto a la cuna de su hijo de 16 meses. El asesino, condenado por la Audiencia Provincial de Araba, el pasado setiembre a 22 años y medio de prisión, presentó un recurso de apelación que acaba de ser desestimado ya que el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) ratifica esta condena que resulta ejemplarizante ya que es una de las mayores impuestas por un delito de violencia de género.
“Se trata de una condena bastante superior a las sentencias que había hasta el momento en casos de violencia de género con resultado de muerte porque, aunque para la gente de a pie parece bastante normal que con 42 puñaladas hubo ensañamiento, resulta una cuestión bastante discutida en el Supremo. La teoría general de este tribunal entiende que si lo que se ha pretendido es matar no importa el número, lo que trata es de asegurar el resultado letal metiendo 42 veces el cuchillo”, explica didácticamente Txema Montero, abogado que representa a la acusación popular ejercida por el Ayuntamiento de Orozko. Y es que, dado que la joven asesinada, Amagoia Elezkano, era vecina de Orozko, el municipio de esta localidad se personó en el caso ejercitando la acusación popular y se ha involucrado completamente en este asunto realizando todos los trámites.
“Durante la vista, nosotros mantuvimos que existía ensañamiento porque eso significa producir dolor innecesario para causar la muerte y nosotros sosteníamos esta tesis aceptada primero por el jurado popular y ahora por el Tribunal Superior de Justicia porque a pesar de que hubo cuatro puñaladas mortales de necesidad, dos en la aorta y dos junto al corazón, el resto de las puñaladas determinaban que había ánimo de causar un dolor innecesario”, incide Montero.
El abogado bilbaíno asegura que se trata de una pena muy elevada teniendo en cuenta, por ejemplo, los 20 años de condena por cada niño del caso Bretón o los veinte años que reclama la acusación popular para los padres de Asunta Basterra por acabar con la vida de su hija.
El fallo recién emitido ratifica la sentencia de la Audiencia de Araba ya que en el recurso de apelación la otra parte pedía que en lugar de condenársele a 22 años y seis meses se le impusiese una pena máxima de 18 años. De hecho, es frecuente que estos recursos consigan rebajar la pena. “Por eso lo del ensañamiento tiene relevancia porque los recursos llegan al Tribunal Supremo y ya hay una gran cantidad de fallos que, a pesar de que haya múltiples puñaladas, 32, 40.. o incluso mutilaciones, revocan las sentencias y dicen que no hay ensañamiento”.
confesión Un argumento en el que no han conseguido la razón es en la atenuante analógica de confesión. “El asesino no llamó a la policía, llamó a su hermana que tardó 45 minutos en llegar a la casa y fue ella la que llamó a la Ertzaintza en nombre del asesino. Se le aplica, sin embargo, la atenuante analógica de confesión, a pesar de que él no confesó porque no llamó a la policía y a pesar de que la hermana declaró en el juicio que él era reticente a llamar. Sin embargo, el TSJPV dice que es una atenuante analógica porque alguien llamó en su presencia”, señala Montero. Si no se hubiera tenido en cuenta este hecho, se le hubiera condenado a 25 años de prisión que era la petición inicial.
La Audiencia Provincial alavesa indica que la mujer se encontraba “tumbada y dormida” cuando recibió las primeras puñaladas y que “no pudo defenderse”. “El ataque fue inesperado e imprevisto, en horas nocturnas y sin más presencia que la del hijo común”, que dormía en una cuna al lado de la madre, añade la resolución. El tribunal no creyó la argumentación del acusado de que el ataque no fue sorpresivo y de que habían discutido previamente.