gasteiz - El sindicato ELA en el servicio de limpieza de Gasteiz, que gestiona FCC, ha recabado el apoyo de LAB y CCOO para desbancar de la presidencia del comité a UGT, que el pasado 12 de enero ganó las elecciones en un convulso proceso que ELA denunció sin éxito ante la delegación de Trabajo. El lunes se dio a conocer el fallo del árbitro designado para resolver la denuncia por fraude de ELA, y la desestimó.

En todo caso, la suma de los cinco delegados que ha obtenido ELA más los dos de LAB y los dos de CCOO suman uno más que los ocho que obtuvo UGT, un peso que las tres centrales harán valer para mantener a ELA en la presidencia del comité. Según denunció este sindicato, FCC contrató en diciembre a un importante número de trabajadores temporales, en principio para dedicarse a la recogida de la hoja, lo que alteró significativamente el censo de empleados con derecho a voto en las elecciones del pasado día 12. Estos nuevos trabajadores, afirma ELA, entraron a trabajar durante un mes con la condición de que votaran a UGT en las elecciones. De hecho, se les acababa el contrato el día 9 y la empresa lo prorrogó hasta el 12 para que pudieran votar.

UGT obtuvo en las elecciones 214 votos pese a que no llega al centenar de afiliados, y duplicó su representación en el comité de empresa, pasando de cuatro delegados a ocho, mientras que ELA se quedó con cinco, uno más que los que tenía hasta ahora. Ese incremento de representación, a la postre, es el que ha permitido desbaratar la maniobra que denuncia ELA.

Esta pugna sindical se enmarca en un contexto muy concreto. El pasado mes de junio, todos los sindicatos salvo UGT y UTL, ahora ya fuera del comité, pactaron con los grupos políticos municipales, de cara a 2016, una actualización del convenio colectivo entre los trabajadores de la limpieza. La plantilla venía de disfrutar de unas condiciones según las cuales se les aplican todas las subidas de salario que se acuerden entre la plantilla del Ayuntamiento, pero no las bajadas. El convenio, así, equiparaba a los trabajadores subrogados de FCC con los funcionarios del Ayuntamiento, pero cuando los recortes llegaron a la Función Pública, la plantilla de la limpieza comenzó a ganar poder adquisitivo en relación con los funcionarios. Cobran, de hecho, en torno a un 30% más que la plantilla municipal. La situación, alegaban los sindicatos firmantes del pacto con los grupos, era insostenible, y por ello se acordaron unas condiciones mínimas “innegociables”, pero introduciendo un factor corrector para que los salarios y vacaciones de funcionarios y trabajadores de FCC sean similares.

UGT y UTL denunciaron este acuerdo de mínimos sobre el convenio de 2016 ante los tribunales, sin éxito, porque entendían que rompía el pacto de homologación entre funcionarios y trabajadores de la limpieza que selló el alcalde José Ángel Cuerda en 1991. Hace casi 25 años, el entonces primer edil equiparó a ambos colectivos, lo que además de igualar sus sueldos permite que los trabajadores indefinidos de la limpieza mantengan sus puestos de trabajo sea quien sea el adjudicatario de la contrata de la limpieza y la recogida de residuos.

ELA considera, por su parte, que el acuerdo firmado con los grupos políticos supone una actualización de ese blindaje sellado por Cuerda, y que el Ayuntamiento estaba dispuesto, si no se llegaba a dicho pacto, a romper la baraja y negociar el nuevo convenio desde cero. Ello supondría la merma en las condiciones de trabajo de los empleados de FCC, o de quien obtenga finalmente la contrata de limpieza de la capital alavesa.

El mantenimiento de ELA en la presidencia del comité garantiza, a priori, que el acuerdo de junio seguirá vigente y que, cuando se negocie el convenio dentro de un año, los trabajadores contarán con un suelo mínimo en sus condiciones laborales que no se tocará. - T.D.