vitoria - Cuando la Plaza de Abastos levantó aquí la persiana, usted tenía seis años. ¿Qué recuerdos de la infancia guarda de aquellos inicios? ¿Tal vez las escaleras mecánicas, las primeras de Vitoria?
- El primer recuerdo tiene que ver con cuando hacíamos la matanza del cerdo en casa. Mi padre traía la muestra aquí, porque estaba el veterinario, y mientras se tomaba un café. Así que recuerdo el veterinario, el café, la gente comprando... Las escaleras, no.
Antes que gerente de Abastos habría sido un gran cliente.
- Claro. Mi madre en la anterior plaza vendía huevos, que venían de mi pueblo, de Zuazo. Así que como para no ser cliente. Siempre lo he sido.
Cuando pasó de llevar la cesta a tomar los mandos del mercado, ¿qué es lo que encontró?
- Me encontré que la edad media de los comerciantes era elevada, que apenas se producía el relevo generacional y que había que hacer algo para que los pocos que quedaran no se fueran y montaran otros negocios. Los dos primeros años, de 2008 a 2010, estuvimos abriendo puestos nuevos, como el que se puso en colaboración con la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa o el de Uagalur. Eso animó. Pero en 2010 hubo un punto de inflexión. El Ayuntamiento de Vitoria tenía sus dudas de si mantener la plaza o llevar a los comerciantes a unas lonjas. Y ahí fue cuando nos vino una ayuda importante del Gobierno Vasco, con Patxi López, que sirvió para poner escaleras, renovar la instalación eléctrica... Mejoras por valor de un millón de euros que permitieron revitalizar un poco el edificio y poder enseñar a potentes promotores locales algo que ya no se estaba cayendo. En 2011, éstos empezaron a mostrar interés, les gustaban las obras, la ubicación, el Aula de Cocina que estaba funcionando bien, y quedó en evidencia que se podían hacer más cosas que vender carne, pescados o huevos. Y nos lanzamos a la transformación definitiva en la que estamos ahora.
¿Qué significa la Plaza de Abastos para Vitoria?
- Sin lugar a dudas, es su centro comercial natural.
¿Y siendo ese su valor, como es que de una reforma de más de 8,7 millones de euros pongan 8 millones los comerciantes, sólo 700.000 procedan de las instituciones, principalmente del Gobierno Vasco, y que el Ayuntamiento y la Diputación se hayan desentendido tanto?
-Bueno, en realidad es más. Son 700.000 euros del Gobierno Vasco, 200.000 del Ayuntamiento de Vitoria que comienzan ahora, la semana que viene, y 40.000 de la Diputación.
¿Puntualiza porque le parece suficiente la aportación?
- No, no lo es. Las instituciones se deberían de haber implicado más. Conocemos proyectos similares donde la aportación institucional ha alcanzado hasta el 80%.
¿Y por qué aquí no?
- Uhm.... Yo creo que ha sido difícil hacer ver a las instituciones que este era un edificio viejo, que había que renovarlo, y no se creían el proyecto de renovación. Ahora, está siendo más fácil que vengan y, al ver lo que ya se ha hecho, se quieran implicar. La última visita de la viceconsejera de Turismo fue muy sorprendente porque ahora se ha dado cuenta de que aquí se pueden hacer muchas cosas de tipo turístico y que Abastos puede ser un nuevo destino turístico en Vitoria. Pero, además, yo lo que le he propuesto a la viceconsejera es hacer una especie de acuerdo con el Mercado de la Brecha y el Mercado de la Rivera para que los visitantes que vengan a Euskadi tengan como referencia las plazas de Abastos.
Es una estrategia que ya tiene unos cuantos años en otras ciudades.
- Cierto. Aquí teníamos claro que el turismo gastronómico era un aliciente en Euskadi, pero lo focalizábamos sólo en restaurantes, cuando también es para comprar. De hecho, el turismo de compras, de lo que sea, es el que más ha crecido en Europa. Eso hay que aprovecharlo.
Qué dirá ahora Manuel Rabasco, el anterior portavoz de los comerciantes, que siempre reivindicó, aunque sin éxito, que la Plaza de Abastos se promocionara desde la propia Oficina de Turismo.
-Es cierto. Siempre lo dijo. Y en ello estamos. Ya hemos hablado con el Ayuntamiento y les estamos mandando fotos. Lo que nos falta ahora es poner un horario de continuo para que el turista pueda venir también en domingo. Eso no lo vamos a tener hasta que acaben las obras de los gastrobares y de la terraza.
Como todas las grandes obras de Vitoria, la de Abastos también ha acumulado retrasos. ¿Qué fechas de finalización maneja ahora?
- Finales de marzo. La demora que estamos teniendo ahora no es por culpa de la obra sino porque el suministro energético se ha retrasado.
Los gastrobares son uno de los platos fuertes. A pesar de la crisis, al final ha habido interesados en ocupar todos los locales. ¿Tenía claro que sería así desde el principio?
- No. Tenía muchas dudas. Y ha habido muchos días en que con ese tema he dormido muy mal, porque no le veía claro. Ahora lo veo. De hecho, nos está llamando gente de muchos sitios que quiere montar aquí locales. Pero ya no se puede, no hay ningún espacio libre. Por eso nos estamos planteando poner unos carritos fuera, con una estética bonita: una heladería, una tienda de chuches... Cosas que aquí dentro no hay. Lo estamos barajando.
¿Y confía en que los vitorianos estén preparados para cambiar de hábitos y acudir a un mercado a tomar algo, incluso entre semana?
- Esa duda también la tuve cuando montamos el Aula de Cocina en 2010, hasta que comenzó a llenarse todos los días. Evidentemente, que los gastrobares estén llenos el lunes por la tarde será imposible, pero estoy seguro que de jueves a domingo habrá gente. No voy a decir llenos, pero con gente. Lo que hay que hacer es convencerles de que vengan a esta parte del centro de la ciudad. Siempre ha habido una barrera natural: los árboles de Desamparadas. Llegas a la calle Independencia, ves un bosque y parece que ahí ha acabado el centro, pero no.
¿Qué hay de aquel proyecto del PNV que el Gabinete Maroto se comprometió a poner en marcha para hacer más fluido el tránsito desde la Virgen Blanca y que incluía la reforma de la plaza Santa Bárbara? Pasa el tiempo y no se sabe nada.
-Apoyamos totalmente esa propuesta. Recientemente hablé con Gorka Urtaran y me dijo que estaba en conversaciones con el PP. Yo entiendo que las elecciones están al caer y es difícil que se tome una decisión en esta época. No obstante, los comerciantes reclamamos la reforma urgente de Santa Bárbara. No puede estar así.
Entre la casi nula inversión del PP foral y municipal en el mercado y el desinterés por la reforma del entorno, habrá quien se pregunte cómo siendo usted juntero de ese partido no ha conseguido algo más.
-Pues sí. Seguro que se lo preguntan. Pero la vida es así.
¿Ya tiene cerrados eventos para la terraza gastronómica?
- En la terraza, a cubierto, van a estar el puesto de la denominación de txakoli, de vinos de Rioja Alavesa y de la cerveza de Agurain. Esos tres darán su producto con pintxos relacionados: gildas, txistorra y codillo, respectivamente. Y el resto son tres ecológicos, que llevan desde 2006 aquí con nosotros, otro de Luzuriaga, el de Basaldea y uno de Cáritas. Todos ellos empezarán a funcionar en abril. A partir de ahí, en la terraza se van a poder hacer todo tipo de eventos gastronómicos. Con los del txakoli ya tengo acordado para septiembre una feria del vino blanco, como la de 2011. Con Gasteiz On, ya está comprometida una carpa para Ardoaraba. Además, nos han llamado de la Denominación de Origen Jerez para una presentación unos días de sus vinos, de Artzai Gazta para una de quesos...
Con la nueva Aula de Cocina, ¿hay también acciones programadas?
-Nos han llamado ya de varias ikastolas y colegios. Me parece muy importante que a los niños se les de información del producto local, una degustación y que aprendan algo en la cocina. ¡Si es que los adolescentes no saben ni hacerse un huevo! A mí siempre me ha gustado cocinar. Y a la hora de salir con mis amigos y amigas, cuando estabas en época de ligar, el que sabía cocinar tenía unos puntos más que el resto.
Tomen nota, púberes.
- Sí, sí.... En la sociedad, cuando estaba con el delantal, las chicas decían qué chico más majo éste. Y nunca he sido el más guapo, desde luego...
Guapas no sé, pero caras nuevas se ven muchas desde que se inauguró la planta baja, la de los minoristas.
- Caras nuevas hay. Y lo más importante es que este cliente es el que viene con el cochecito del niño. Gente joven que tiene mucha vida por delante para venir y cuyos hijos también lo harán. Además, estas Navidades no ha habido ningún comerciante que no haya incrementado sus ventas al menos un 10% en relación con las anteriores.
Aun así, hay quienes dicen que no vienen a la Plaza porque es cara.
-Que es cara no es cierto.
Pensaba que diría que la calidad se paga.
- La calidad se paga, claro, pero la Plaza no es cara. Si comparas unos filetes de ternera de Abastos con los del supermercado, el precio varía 1 o 2 euros y cuando los echas a la sartén no tiene nada que ver. A unos les tienes que poner la tapa y los otros se van haciendo como Dios manda. Yo en mi casa soy el que hace la compra, paro en muchos sitios y no he encontrado ninguno como éste.
¿Fiesta del 40º aniversario y de inauguración habrá?
-Sí, pero las celebraremos conjuntamente. El día de la inauguración será también el de la fiesta de los 40 años. Tenemos muchas deudas con las obras y lo primero es pagarlas. Pero la idea es reunirnos todos: los que estuvieron desde el principio y los que llegamos después. Mucha gente... Para esa fecha, estaremos trabajando aquí 290 personas. Antes de la obra, éramos 85.