el Anillo Verde de Gasteiz es uno de los principales atractivos de la capital alavesa, un circuito prácticamente llano de 30 kilómetros de longitud que permite, sin salir del término municipal, correr, andar en bicicleta o simplemente dar un paseo en un entorno que en realidad son muchos. Dada su longitud, el Ayuntamiento de Gasteiz ha diseñado una decena de recorridos que ofrecen a gasteiztarras y turistas sencillos y agradables paseos por cada uno de los parques periurbanos que lo conforman.

El primero de estos recorridos, que se puede completar caminando en menos de una hora, parte de la entrada al parque de Salburua y explora la balsa de Betoño, la punta de lanza del Anillo Verde. Esta masa de agua fue la primera que se recuperó, en 1994, después de que medio siglo antes fuera desecada para roturarla. A través de pistas y pasarelas de madera, el itinerario permite disfrutar de la mejor muestra de espadillas, una planta acuática, de todo el Estado. Junto a esta especie crecen carrizos, lirios o o espadañas. Uno de los espacios más característicos de este recorrido, por otro lado, es la chopera de Betoño, un conjunto de enormes árboles que poco a poco van muriendo y están siendo sustituidos por fresnos y robles, los árboles propios de las zonas húmedas de la Llanada.

En Salburua, además de la de Betoño, está la balsa de Arkaute, que se recorre partiendo del Centro de Interpretación de la Naturaleza Ataria. Destacan en este recorrido los observatorios ornitológicos Las Zumas y Los Fresnos, desde donde se pueden observar todo tipo de aves acuáticas que van variando en función de la época del año. Está además en la zona el bosque de robles de Arkaute, conocido popularmente como el Montecito, un lugar donde se refugian mamíferos como la jineta. La balsa varía constantemente su nivel de agua en función de las precipitaciones, y por ello no hay una ribera definida. En esa zona intermedia crecen los prados de malvavisco y los juncales. Los ciervos de Salburua, uno de los mayores atractivos del lugar, especialmente para los más pequeños, no son un mero adorno, sino que forman parte del ecosistema. Su función es controlar el crecimiento de estas praderas y evitar que la vegetación invada las lagunas.

en torno al Zadorra Al norte de Salburua, el Anillo Verde enlaza, a través del río Alegría, con el parque del Zadorra, a la altura de Gamarra Mayor. El principal cauce fluvial de Álava, junto con el Ebro, discurre aquí escondido entre la vegetación de ribera, donde vive discretamente el amenazado visón europeo. En paralelo a este Lugar de Importancia Comunitaria de la Red Europea Natura 2000 se construyó un cauce de avenidas cuya función es evitar la inundación de las zonas urbanas, pero que a la vez ofrece un agradable paisaje para pasear, aunque nunca se debe olvidar que se construyó para absorber el agua sobrante de los embalses del Zadorra, y por ello puede ser peligroso en época de abundantes lluvias.

Las piscinas de Gamarra parten por la mitad este parque periurbano del Zadorra, que a partir del complejo deportivo se abre en una gran pradera lineal hasta Abetxuko. Los tilos, los álamos y los sauces componen el paisaje vegetal de la zona.

El puente de Abetxuko marca el inicio de un nuevo itinerario, el que une esta localidad con la de Gobeo. En este paseo, aislado de Lakua por un promontorio longitudinal, se ubica el yacimiento arqueológico de Atxa, un antiguo poblado de la II Edad del Hierro (siglos IV y III a.C.) y que en tiempos de Jesucristo albergó un campamento militar romano. Al norte de Gobeo está el robledal de Calzazarra, otro Lugar de Interés Comunitario, un bosque isla característico de la Llanada donde además de robles, crecen arces, fresnos, arbustos, lianas, sauces y chopos. El itinerario incluye la visita a los pueblos de Yurre y Lopidana.

Prácticamente de la nada ha surgido el bosque de Zabalgana, protagonista del sexto itinerario diseñado por el Ayuntamiento. Sobre las antiguas fincas se ha recuperado otro bosque isla de quejigos, aún muy jóvenes, junto a los que crecen arces, espinos, enebros, endrinos, aligustres y otros arbustos, refugio de comadrejas, liebres, conejos y zorros; y hogar de aves como los carboneros, los petirrojos, las urracas, los mirlos o los búhos chicos.

En esta zona existía una explotación de grava sobre la que se han construido la laguna de Zabalgana. La de Lezea, por su parte, era una antigua balsa agrícola donde hoy día se pueden observar fochas, pollas de agua y ánades reales, además de ranas, zapateros, escribanos de agua, libélulas y caballitos del diablo.

Junto al pueblo de Zuazo de Vitoria se encuentra, separado por unos pocos metros del bosque de Zabalgana, el robledal de Sarbikotxea, otro bosque isla que también ha sido declarado LIC y que constituye una pequeña muestra de cómo era toda la Llanada antes de la generalización de la agricultura.

En Armentia, siguiente itinerario del Anillo Verde, es donde la ciudad realmente se funde con la naturaleza más exuberante. Punto de unión entre el ámbito urbano y los Montes de Vitoria, los arces, majuelos, endrinos y zarzamoras acompañan a los quejigos, y en las zonas menos espesas crecen brezos, escobizos y enebros. Según se va ganando altura aparecen las hayas (probablemente Gasteiz es la única ciudad de cierto tamaño del Estado donde se puede ir a visitar un hayedo caminando desde el portal de casa), los acebos y los serbales, y en las márgenes de los arroyos son frecuentes los arces, avellanos y fresnos. En este entorno tan variado habitan corzos, jabalíes, ardillas, aves rapaces y hasta una treintena de especies de pequeños pájaros como jilgueros, pinzones, petirrojos y carboneros.

El Paseo del Sur, la siguiente ruta, parte del Paseo de San Prudencio y realiza un recorrido circular. Por el Paseo del Batán llega hasta el río del mismo nombre, que junto con el Zapardiel compone el eje de lo que deberá ser otro futuro parque periurbano, y después va por un camino de parcelaria hasta Lasarte y desde ahí regresa a Armentia.

Olarizu es la penúltima etapa de la vuelta al Anillo Verde. Un mirador domina Jardín Botánico, que va tomando forma varios años después de las primeras plantaciones de árboles de toda Europa y de la construcción de un lago, cercano a las huertas donde se trabaja la horticultura ecológica, la jardinería y la fruticultura. Cómo no, la campa de Olarizu y la Casa de la Dehesa, junto con el monte que da nombre a toda la zona (aunque realmente no se llama así, sino Santakuruzgana) son los emblemas de este itinerario.

La ruta de Las Neveras y el río Errekaleor cierra la vuelta al Anillo verde. El cauce que da nombre al viejo barrio está siendo restaurado, mientras que el cerro de Las Neveras era el lugar donde los vitorianos conservaban el hielo en verano, antes de que se inventara el frío industrial.