gasteiz - Pese a la mejora de los datos macroeconómicos y a esos brotes verdes todavía tan difusos, la necesidad y el hambre siguen amenazando el bienestar de miles de familias del territorio histórico. Buena prueba de ello es el incesante trabajo desarrollado por el Banco de Alimentos de Álava desde que estalló la crisis económica, una labor que aún a día de hoy es frenética, para que a ninguna familia, cuando menos, le falte un plato de comida en la mesa todos los días del año. Según los datos que maneja la institución humanitaria, el ejercicio que acaba de terminar se ha cerrado con una nueva cifra récord de recogida de alimentos en Álava que permite encarar los próximos meses con cierta tranquilidad. Nada menos que 227.000 kilogramos, por los 195.000 que se lograron captar en 2013, un 16% más. “Gracias a la gran campaña -celebrada el último fin de semana de noviembre en todos los supermercados- hemos alcanzado una muy buena cifra y tendremos las necesidades cubiertas hasta abril”, celebra el presidente del Banco, Daniel Fernández, en declaraciones a este periódico.
Pese a estos espectaculares datos, a la institución se le han presentado dos nuevos problemas a lo largo de los últimos meses, que no dejan de ser una misma dificultad pero con dos caras: En Álava sigue habiendo familias que pasan hambre a las que no llega la ayuda del Banco y al mismo tiempo se han detectado algunos “abusos” por parte de otras que reciben alimentos desde dos o más asociaciones diferentes, lo que dificulta el control. El gran objetivo que se marca Fernández de cara a los próximos meses, por tanto, no es otro que “la ayuda llegue a quien la necesita y en la medida de sus necesidades reales”.
Para lograrlo, el Banco de Alimentos ha puesto sus ojos en las instalaciones contiguas al antiguo colegio Pío Baroja de El Pilar, frente al parque de Arriaga, que el Ayuntamiento les ha cedido recientemente con el objeto de atender mejor sus crecientes necesidades logísticas. La ubicación de este punto, mucho más céntrica que el nuevo almacén de la institución ubicado en Jundiz, pero también lo suficientemente discreta, favorece la entrega directa de los alimentos de la asociación a las familias, una de las apuestas del Banco para este 2015. “Todavía hay personas que no se atreven a venir, aunque son nuestras, porque están pasando hambre. Queremos llegar a ellas, y si vienen a este local no van a pasar vergüenza”, razona Fernández. La entrega directa de los alimentos sin intermediarios, como ahora sucede con las asociaciones, permitirá también afinar el control para que ninguna familia reciba más de lo que necesita realmente. “Esto debe atajarse”, avisa Fernández. El Banco tiene previsto realizar una “pequeña obra” en este local, que compartirá con la Asociación de Ayuda en Carretera (DYA), para mejorar su accesibilidad.
difícil 2015 a la vista Con cerca de 20.000 familias alavesas beneficiarias del Banco, la palabra normalidad no cabe en el diccionario de esta institución, que durante las presentes fiestas navideñas ha primado la entrega de alimentos perecederos, donados por los supermercados de la ciudad, reservando el resto para los meses que vienen. Frutas, verduras o yogures que se perderían si se dejan más tiempo de lo recomendable en el almacén y que estos días tan especiales están ayudando a alimentarse a un gran número de familias alavesas sin recursos.
Una normalidad que tampoco atisba Fernández para este 2015 que el Gobierno central se ha atrevido a señalar como “el de la recuperación definitiva”, consciente de la cercanía de las elecciones. “No vemos una perspectiva a corto plazo de mejora en la situación del pobre. No vemos que vaya a tender una salida fácil. Aunque tengo cierta esperanza en 2015, por más que nos hablen de una recuperación no es muy real”, lamenta el presidente del Banco. “Creo que va a ser un año en el que el pobre difícilmente va a poder salir”, sentencia Fernández, que mira mucho más adelante, a un plazo de “tres o cuatro años”, para que el Banco pueda descender su actividad de forma considerable.
Hasta entonces, Fernández promete que los voluntarios de la institución seguirán trabajando “como hormiguitas” para que las necesidades alimentarias de los alaveses sean cubiertas en la medida de lo posible, a poder ser con nuevos convenios con las grandes superficies y otras empresas.