gasteiz - A casi todo el mundo le gusta disfrutar de la naturaleza, pero cuando se sale de la ciudad para divertirse en otros entornos como si estos fueran un parque temático para nuestro exclusivo uso y disfrute, ocurre que se pierde el respeto. Así ocurre, por ejemplo, en las orillas del embalse de UIllibarri-Gamboa, que especialmente en la zona de Garaio “está hecho un asco”.
Así lo asegura Diego García, que habla en nombre de los aficionados a la pesca deportiva en Álava, una modalidad en la que cada pez que se captura se devuelve vivo al agua. Hastiados de la suciedad alrededor de la que se mueven cada vez que van al pantano a practicar su deporte, este colectivo, al que se han sumado colegas de todas las provincias vascas y diversas tiendas y marcas relacionadas con este deporte, emprendió ayer una jornada de limpieza en Garaio, con el fin de adecentar la zona y también de enviar un recado a quienes manchan y a quienes no limpian.
En ese sentido, García explica que, además de las propias personas que ensucian las riberas del embalse, la zona está como está porque ni las instituciones limpian la porquería ni hay guardas suficientes para impedir estos comportamientos incívicos. “En los últimos cuatro años me he cruzado con dos guardas en los embalses alaveses, y yo suelo andar por zonas muy transitadas”, afirma García, quien explica que los pescadores deportivos han pedido sin éxito a la Diputación que incremente la vigilancia en estos privilegiados rincones del territorio. Ayer asistió personal de la institución a esta batida higiénica, además de un biólogo experto en temas relacionados con la pesca.
La batida se desarrolló desde la pasarela hasta el antiguo cauce del río, donde están la antiguas ruinas de Garaio. Son éstas las zonas más transitadas del embalse, donde Diego y sus compañeros se encuentran habitualmente “latas, paquetes de tabaco, bolsas de basura, tubos”, y muchas otras muestras de porquería de todo tipo. Se eligió la fecha de ayer para efectuar la limpieza, que arrancó a las nueve de la mañana desde el parking de Garaio, porque a partir de ahora las aguas del pantano empezarán a subir de nivel y toda la basura quedará sumergida.
La jornada matinal transcurrió bien y entre niños y adultos lograron retirar 130 kilos de basura del pantano, explicó García. Organizados en distintos grupos, puesto que acudió personal suficiente (44 personas), cada uno se repartió una zona del embalse y, bolsa en mano, comenzó a trabajar hacia las diez de la mañana. Además de los restos de basura habituales, los voluntarios se encontraron un extintor de Bomberos tirado y sacaron de las profundidades del agua una gran red de pesca.