Iruri Knörr fue invitada a ser la pregonera de estas fiestas allá por “abril o mayo” y ya entonces se puso “muy nerviosa”, aunque hoy confía en poder controlar el miedo escénico gracias a su experiencia delante del público o frente a los micrófonos de Radio Vitoria, donde ejerce de colaboradora. Volcada principalmente ahora en la empresa de comercio electrónico Nolatan, aunque también unida a otros proyectos como Ideateca o Ludei, reconoce que disfruta “mucho” con lo que hace y promete un pregón bastante relacionado con su mundo, el de las nuevas tecnologías, donde se siente más cómoda. La parroquia de Santa María de Los Ángeles será un año más el escenario del pistoletazo definitivo a la Navidad (20.00 horas), un evento ya histórico organizado por la Asociación Belenista de Álava, y que contará también con la actuación musical de la Steambot Jazz Band. Un pregón especial para Knörr por muchos motivos, ya que su padre Henrike, fallecido en 2008, fue el encargado de pronunciarlo hace justo ahora diez años. “Lo tengo muy presente y hará que todo sea mucho más emocionante”, confiesa.
¿Qué sintió cuando le propusieron dar el pregón de Navidad?
-Aún era primavera, abril o mayo, y la verdad es que me puse muy nerviosa. Cuando me lo dijeron me emocioné mucho. Por un lado piensas que es un orgullo que te hayan elegido a ti para un acto tan importante y por otro me supone un reto y una responsabilidad asumir ese papel, y más en estas fechas.
Supongo que nunca se habrá visto en una de éstas...
-No, nada parecido (ríe). Sí que doy charlas, cursos o conferencias pero dar esto se encuentra a otro nivel, muy por encima.
En cualquier caso, el miedo escénico sí lo tendrá controlado.
-Esperemos que sí... A veces estar rodeada de gente conocida ayuda, pero en este caso igual me pasa lo contrario y me provoca más nervios.
¿Se puede adelantar algo de lo que ha preparado?
-Sí, el pregón estará relacionado con lo que yo me siento más cómoda: cómo ha cambiado la forma en que nos comunicamos y de qué manera pueden afectar esos cambios a la comunicación en estas fechas.
Le ha tocado ser pregonera justo diez años después de que Henrike, su padre, tuviese este honor. Lo tendrá muy presente esta tarde...
-Sí, lo tengo muy presente y hará que todo sea mucho más emocionante, porque evidentemente aquello también lo recuerdo como algo muy bonito. Aunque ahora él no pueda estar con nosotros, lo voy a tener muy en mente.
¿Qué es lo que más le gusta de estas fiestas?
-Las navidades me gustan mucho por el contacto con la gente, por retomar ese contacto con muchas personas. Como con mi familia, que estamos todos desperdigados por el mundo y es un buen momento para reunirnos. Son fechas en las que cualquier excusa es buena para juntarte con tus amigos y eso es lo más bonito de todo.
¿Es de cotillones, de bares o de planes más caseros?
-Soy más de planes caseros. Después de las comidas y cenas con mi familia, me gusta juntarme con mis amigos, pero estamos siempre más tranquilos en unas sillas, en un sofá y alrededor de una mesa charlando que por ahí de bares.
Con tantas ocupaciones profesionales, ¿le da tiempo a disfrutar las navidades como le gustaría?
-Seguramente menos de lo que me gustaría, pero sí. Afortunadamente, mi trabajo y mi hobby van muy de la mano, pero sobre todo en estas fechas, que ves a gente que en otros momentos no puedes, intento equilibrar un poco mejor esa balanza de trabajo y ocio y familia.
¿Le irrita el consumismo excesivo que suele darse en Navidad?
-Sí, es lo que menos me gusta de estas fiestas, eso sí que es cierto. Además soy más de hacer regalos cuando me apetece o me acuerdo de alguien. Me gusta más hacerlos que recibirlos. Estresa un poco ese ambiente y esa urgencia de la gente por encontrar regalos. Deberíamos dejarlo un poco más aparcado y disfrutar de la presencia de la gente.
De todas formas, ¿ya ha hecho sus deberes con Olentzero?
-Sí, estoy tranquila en ese sentido. No suelo hacer grandes cosas, pero tampoco es de lo que más preocupa en estas fechas.
¿Hasta qué punto ha influido la irrupción de las redes sociales en las felicitaciones navideñas?
-Sin duda, han cambiado totalmente desde que mandábamos los christmas navideños, que no sabías si iban a llegar en diciembre o en enero, hasta ahora, que es una comunicación mucho más rápida y directa. Seguramente, ahora felicitamos a muchísima más gente que antes por esa facilidad que suponen las redes y las comunicaciones móviles.
¿Pero no se ha perdido también cierta cercanía al optarse más por los mensaje de ‘WhatsApp’ que por las llamadas?
-Sí, además hay datos sobre esto. Hay muchísima gente que prefiere mandar un wasap que hacer una llamada y creo que es una de las cosas en las que deberíamos ir reeducándonos. La voz de una persona nunca va a poder ser sustituida por un mensaje. Pero los mensajes también ayudan a acercarnos a gente a la que quizá no nos atrevemos a hacer una llamada estos días pero sí a mandar un mensaje. La clave está en buscar un equilibrio entre las dos cosas.
¿Qué le pide a 2015?
-Pues le pido... Es una pregunta muy típica y no la tengo pensada esta vez. En la parte profesional, seguir haciendo lo que me gusta, y en la personal mucha comunicación y unión con mi familia y mis amigos, en gran parte seguramente también gracias a las redes sociales y las nuevas tecnologías.
¿Y para Vitoria, su ciudad?
-Me gustaría que se hicieran las cosas con criterio, que se pensara más en los ciudadanos y que podamos mantener una ciudad tan cómoda y amable como tenemos ahora. Vitoria es una ciudad a la que quiero mucho, aunque haya vivido en otras ciudades y haya conocido otras cosas.