vitoria - Las grandes obras de Vitoria parecen estar condenadas a retrasarse. Una tradición de la que tampoco se ha librado la nueva estación de autobuses, salvo que por fin, y ahora sí que sí, el equipo de gobierno municipal se atreve a ponerle una fecha de inauguración concreta: el 16 de marzo de 2015. El anuncio lo dio ayer el concejal de Hacienda, Manu Uriarte, en la comparecencia extraordinaria que le había solicitado el PNV ante los numerosos interrogantes que acompañan al proyecto. Lo hizo sin titubeos, convencido, al menos aparentemente, de que la última previsión que maneja su partido es una certeza que se cumplirá, como una cruz marcada en el calendario con la seguridad de que cuando se llegue a ella la terminal “funcionará con plenas garantías”. Pareció autocomplaciente al desvelar la noticia, sacudiéndose las críticas de la oposición por toda la demora acumulada, por los plazos hasta ahora incumplidos -el último, el que anunciaba la apertura de la instalación para Navidad-, con el argumento de que estos meses extra que están por venir son pecata minuta frente a las más de dos décadas de provisionalidad de la terminal de Los Herrán.

La puesta en marcha de la estación de la plaza Euskaltzaindia se producirá, así pues, en la recta finalísima de la legislatura de Javier Maroto. Casi sobre la campana legal, ya que en el mes previo a la celebración de las elecciones -que serán en mayo- están prohibidas las inauguraciones, y, a la vez, en un momento propicio: dentro del mandato del PP, para dejar en la ciudadanía el buen sabor de boca del cumplimiento de la palabra dada -aun con retrasos- y lo suficientemente cerca de los comicios como para que el posible caos de tráfico que algunos vaticinan pueda atribuirse a la necesidad de adaptación de la nueva infraestructura y no a un problema mayor. Uriarte, no obstante, justificó la fecha escogida porque al parecer es el tiempo que se necesita para finiquitar los flecos que quedan pendientes. Sistemas, contrataciones y servicios que, según el edil, no podrían haberse ido adelantando en todo este tiempo; cosa lógica en algunos casos, como la instalación de los sistemas informáticos, y algo sorprendente en otros, como la contratación de personal, aunque el concejal descartó falta de previsión. “Tenemos la experiencia de otras ciudades del entorno. Pamplona, por ejemplo, tardó cinco meses desde que la estación fue entregada hasta que empezó a funcionar. Y esto es así porque hay que sacar a concurso una serie de servicios y realizar una serie de obras dentro. Y nosotros vamos a hacer todo eso en menos tiempo, pero con la garantía de que cuando se estrene funcionará bien”, subrayó el concejal del PP.

La recepción del edificio, cuyas obras finalizaron en septiembre, se producirá “en las próximas semanas”, previsiblemente dentro de dos, por lo que será entonces cuando “el Ayuntamiento pueda entrar” en él y prepararlo para la acción. Hay que acondicionar los vestuarios, contratar la limpieza, realizar las reformas necesarias después de que el concurso para la cafetería y el restaurante quedara desierto por el desinterés hostelero en dar comidas -y volver a convocarlo- e instalar los sistemas informáticos. También se tiene que lograr la adecuada integración de las once empresas que funcionarán en la terminal, materializadas en 448 autobuses diarios con 8.000 viajeros y acompañantes. Y deberán seleccionarse a los trabajadores municipales interesados en trabajar en la terminal como oficiales de control, administrativos y jefe de estación, primero de la casa y, si no se cubren los huecos, a través de las bolsas, un proceso negociado con los sindicatos que ya está en marcha.

Uriarte contó bastantes cosas, pero no dudó en dejarse en el tintero otras muchas e igualmente importantes puestas sobre la mesa por el PNV. El portavoz jeltzale, Gorka Urtaran, preguntó sin obtener respuesta por las intenciones de la Diputación de establecer paradas diseminadas por toda la ciudad para al menos los autobuses procedentes de Ayala y Rioja Alavesa, una medida que conllevará más contaminación y tráfico, y por la propuesta de plazas de parking para los vecinos afectados. También alertó de la baja temeraria de la oferta seleccionada para el servicio de limpieza, la posible revisión de la cuenta de explotación a la baja o de la congestión que ya sufre la zona a pesar de las obras en las calles anexas. Asimismo, quiso saber si finalmente serán 11 o 19 los trabajadores de la terminal y qué será de los profesionales que ahora están en Los Herrán. Muchas dudas en un proyecto “con un retraso injustificable por la falta de planificación del PP”. Patxi Lazcoz (PSE) se sumó a las críticas por la demora, vaticinó el caos de la zona y se refirió con ironía a la fecha escogida, “perfecta para acogerse a la quinta enmienda, que es que ha pasado poco tiempo y la gente tiene que irse acostumbrando”. Desde EH Bildu, Antxon Belakortu, también receloso, se preguntó “por qué tan tarde y por qué el 16 de marzo”.

¿Paradas diseminadas? El PNV preguntó por las intenciones de la Diputación de establecer paradas por toda la ciudad para dejar al menos a los viajeros procedentes de Ayala y Rioja Alavesa, una medida que conllevará más contaminación y tráfico, en contra del plan de movilidad sostenible de la ciudad que apostaba por una terminal en las afueras y el uso del transporte público para llegar hasta ella. A preguntas de los periodistas, el PP aseguró que “no hay nada decidido” al respecto, aunque reconoció que la competencia es del Ejecutivo foral.

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Aún no se sabe qué será de los cinco profesionales que ahora están en Los Herrán.