Ella estaba como en casa, y eso se notaba en cada uno de sus gestos, de sus palabras. Tranquila y con una sonrisa permanente en la cara, esta semana Almudena Cid presentaba sus dos nuevas novelas dedicadas a sus grandes y fieles seguidoras: las niñas... Y no tan niñas. Así que en la tienda Elkar de la gasteiztarra calle San Prudencio el viernes a la tarde no cabía un alfiler. Allí se juntaron niñas, jóvenes, gimnastas, aficionad@s y Olimpya, la protagonista de los libros que escribe Almudena y cuyas dos entrega se titulan Punteras Negras y Un paso más. Olimpya es una joven que tiene como sueño llegar a ser gimnasta olímpica y hará lo inimaginable para alcanzar su meta. En esta aventura de escribir, Almudena está acompañada de Montse Martín, también exintegrante de la Selección Española de Gimnasia, que centra su tarea en las ilustraciones de la publicación. A su lado estaba su hermano, el músico Manuel Martín que no quiso perderse en el evento.

Y es que Almudena tiene una legión de seguidoras. Así que chicas de clubs como Biribildu, Beti Aurrera, Oskitxo o Rítmica Vitoria se fotografiaron con ella, le saludaron y le hicieron miles de preguntas. Entre el numeroso público se encontraban caras muy familiares en la gimnasia alavesa como la entrenadora Iratxe Aurrekoetxea (para la que la propia Almudena pidió un aplauso), el gimnasta Rubén Orihuela y Ortzi Acosta, integrante del Circo del Sol.

Lo que está claro es que era una de las mejores maneras de calentar motores para la gala Euskalgym, que se celebraba justo al día siguiente en el pabellón Buesa Arena y que contó con la presencia de las dieciséis mejores representantes de la gimnasia rítmica mundial.

Joseba Cabezas fue el encargado de presentar el acto y desde el principio se notó que Almudena jugaba en casa. No en vano, su madre Mina Tostado, andaba entre el público. Madre e hija se emocionaron cuando la gimnasta contaba cómo sus padres se las arreglaban para costear los fantásticos maillots que lucen las gimnastas. “A mí los que me gustaban eran los que me hacía mi madre... Pero luego te das cuenta de que en alta competición son muy importantes ese tipo de detalles”. La tarde terminó con una Almudena rodeada de pequeñas admiradoras a los que ella sólo dedicó sonrisas, firmas, abrazos y consejos... De una ganadora.