vitoria - El arte urbano pinta una vez más Vitoria. Los murales que han dado color a una decena de fachadas del Casco Viejo llegarán en unos meses a Zaramaga para decorar este viejo barrio forjado en los años cincuenta a base de ladrillo y chimeneas. El Ayuntamiento adjudicó ayer a la empresa Werckmeister -la misma que tomó la brocha en la almendra medieval- este ambicioso proyecto en el que la ciudad invertirá 80.100 euros. El escenario muralístico arrancará a finales de este año con la decoración de una primera fachada a la que seguirán otras dos en 2015 y 2016. Y para que la iniciativa no sea ajena a los vecinos, a partir de ahora comienza un proyecto de participación en el que los ciudadanos decidirán qué paredes y con qué temática se van a decorar de arte urbano. El objetivo de este escenario muralístico que ahora se extiende del Casco Viejo a Zaramaga no es otro que contribuir a la creación de un patrimonio cultural contemporáneo y humanizando, al tiempo que se embellece el paisaje urbano para hacerlo más atractivo a los visitantes. De hecho, los recorridos guiados por las fachadas pintadas del Casco han tenido un positivo balance. El primer paso hacia el futuro itinerario muralístico de Zaramaga pasa por constituir un foro ciudadano, con participación del movimiento asociativo del barrio, para seleccionar las fachadas en las que se van a instalar los murales y, a continuación, diseñarlos y ejecutarlos, una vez obtenido el permiso de las comunidades de propietarios. La empresa se encargará también de divulgar y dar a conocer a los vitorianos los murales difundiendo tanto el proceso de ejecución como el resultado final en las redes sociales y en los medios de comunicación, entre ellos en DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, como ya se viene haciendo desde el inicio. Por su parte, el Ayuntamiento abonará la obra a la firma adjudicataria en dos pagos anuales, el primero, del 70 %, a la firma del contrato, y un segundo abono, del 30% restante, cuando estén organizadas las actividades contratadas.
Perseguido y en ocasiones hasta criminalizado, el arte urbano nacido a mediados del siglo XX ha acabado entrando hasta en los museos. Gasteiz también ha sucumbido a esta fuerza artística que transforma calles en galerías de arte y fachadas en cuadros. Vitoria pinta desde hace años sus paredes de graffitis para llamar la atención sobre las lonjas vacías y de enormes murales para recuperar fachadas y crear un reclamo turístico. Una estrategia de gran repercusión que no pasa desapercibida y que ya se ha consolidado en Gasteiz. Pero también una solución para combatir las pintadas que afean nuestra ciudad o para expresar y defender un mensaje contundente. Las hermanas Werckmeister han dejado huella huyendo del convencionalismo y su proyecto, La Ciudad Pintada, se ha convertido ya en ruta indispensable al adentrarse en el Casco Viejo y, ahora, en Zaramaga porque a la belleza de cada mural se suma la historia interna y el mensaje que cada obra esconde, ya que nada se deja al azar.
Pinceles, brochas, rodillos o spray. La Ciudad Pintada ha cuajado como una contundente herramienta para hacer visible la expresión comunitaria. La iniciativa arrancó en 2007 cuando una de las fachadas que mira a la plaza de las Burullerías transformó su imagen. Cinco años después, las brochas habían tomado ya nueve edificios del Casco Viejo de la mano de artistas, vecinos y aprendices de Bellas Artes. La ruta dejó de crecer cuando Javier Maroto se hizo con el poder y decidió que más obras podrían saturar la almendra medieval, pero sí quiso aprovechar, igual que ahora, su potencial para atraer visitantes, de ahí que el proyecto vuelva a andar. El itinerario muralístico echó luego los tejos a Zaramaga, abriéndose a particulares. Su primera obra por encargo en el viejo barrio obrero relata sobre una fachada de ladrillo caravista los sucesos de aquel 3 de marzo de 1976.
Y es que, el muralismo como movimiento artístico se inició en México a principios del siglo XX gracias a un grupo de pintores surgidos después de la revolución de su país. Con la Gran Depresión y la Primera Guerra Mundial como telón de fondo, los artistas buscaban educar a las masas. Al poco este fenómeno saltó a Estados Unidos, donde las brochas resucitaron miles de fachadas, pero también la esperanza de bocas hasta entonces calladas que se hicieron oír. A finales de los sesenta, adolescentes de Nueva York empezaron a escribir sus nombres en las paredes de sus barrios. Con el tiempo, esos tags considerados actos vandálicos fueron evolucionando, pasando por formas como las bubble letters, las block letters y llegando hasta estilos tan complejos y rematadamente artísticos como el wild style.
Otra iniciativa con apoyo municipal forjada igualmente a golpe de arte urbano es Muralia. Se trata de una convocatoria del Ayuntamiento para embellecer y hacer más atractivos los locales y lonjas vacíos que empobrecen los bajos de los edificios produciendo una lamentable situación de abandono porque no hay nada más triste que pasear por las calles de una ciudad repleta de persianas bajadas. De hecho, a lo largo de cuatro ediciones, desde 2009, lonjas sin actividad de varias zonas de la ciudad han resucitado al color y calor de la brocha dando paso a nuevos y esperanzadores negocios. Dicen que el mejor arte urbano es ése que crea museos a ras de suelo. En Zaramaga ya esperan expectantes una inundación de color para que sus paredes sigan hablando.
Muralismo. Es un movimiento artístico iniciado en México en el siglo XX. Creado por un grupo de pintores después de la revolución de su país, tomó fuerza con la Gran Depresión y la Primera Guerra Mundial. Mediante los murales, famosos por su gran escala y su contenido político-social, los artistas buscaron educar a las masas Al poco, este fenómeno saltó a Estados Unidos, donde las brochas resucitaron miles de fachadas, de billeteros y, lo que es más importante, la esperanza, gracias a la creación de las obras en comunidad. Y de ahí al graffiti. A finales de los sesenta, adolescentes de Nueva York empezaron a escribir sus nombres en las paredes de sus barrios. Con el tiempo, esos tags considerados actos vandálicos fueron evolucionando, pasando por formas como las bubble letters, las block letters y llegando, hasta estilos tan complejos y rematadamente artísticos como el wild style.
En Vitoria. El proyecto La Ciudad Pintada arrancó en 2007 en una fachada de la plaza de las Burullerías del Casco Viejo. Cinco años después las brochas ya habían llegado a nueve fachadas del barrio. La iniciativa se abrió luego a particulares interesados en realzar lonjas, entradas a garajes etc. Ahora es el turno de Zaramaga.
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Fachadas de Zaramaga pasarán a formar parte del itinerario muralístico de Vitoria que arrancó en el Casco Viejo. El Ayuntamiento adjudicó ayer el proyecto a la empresa Werckmeister por 80.100 euros para diseñar y pintar tres grandes murales en otras tantas paredes. El primero se comenzará a esbozar a finales de este año. Los siguientes llegarán en 2015 y 2016. Antes se creará un foro ciudadano para decidir qué edificios se llenan de color y con qué temática.