gasteiz - El traslado del Banco de Alimentos de Álava a su nueva sede en el polígono de Jundiz mantiene ocupado esta semana a Fernández, que suma muchos meses de frenética actividad al frente de la institución humanitaria. Un crecimiento de usuarios del Banco que “es una realidad en la situación actual de las ayudas sociales” y que, a su juicio, debería obligar a articular requisitos “que no sean excluyentes, sino incluyentes” a la hora de acceder a ellas. Aunque conocedor de las reformas que pretende impulsar el alcalde de Gasteiz en el sistema de RGI, Fernández prefiere mantenerse al margen al ser cuestionado por ellas o por su polémico discurso. “No entiendo ni de legislar ni de reformar”, advierte, pese a que considera “fundamental y necesario” el actual sistema de protección social vasco.
¿Cree que es necesario reformar el sistema de RGI?
-Soy un voluntario más del Banco de Alimentos, donde damos lo que a nosotros nos dan. No entiendo ni de legislar ni de reformar. Quizás, habría que regular un sistema para posibilitar a las personas excluidas, o incluso a los trabajadores cuyos sueldos cada vez más escuálidos no les alcanzan, cubrir sus necesidades básicas.
¿En qué se basaría esa nueva regulación?
-Hay que allanar el camino para que todo aquel que tenga necesidad pueda recurrir al sistema de RGI, porque es su único recurso. Lógicamente tiene que haber unos requisitos de acceso, pero que no sean excluyentes, sino incluyentes. No poner cortapisas, para que la convivencia de las personas sea solidaria y pacífica.
¿Qué aporta de positivo contar con este modelo de protección social?
-Es fundamental y necesario, un recurso que a muchas personas ayuda a equilibrar gastos e ingresos. No pueden prescindir de esta ayuda social. Además, muchos la complementan con alimentos que perciben del Banco.
¿Comparte la propuesta de Maroto de endurecer la RGI?
-El Banco de Alimentos es una entidad, apolítica, aconfesional y acultural. Esto hace que cualquier necesitado independientemente de su manera de pensar, de la religión que practique, de la cultura que tenga y del lugar donde proceda, siempre sabe que el Banco abre las puertas de par en par para que puedan acceder a él todos aquellos que se encuentran en el umbral de la pobreza. Soy el menos indicado para compartir propuestas de los representantes políticos. Cuando existen propuestas, cada persona sabe por qué las hace. Me limito a decir que muchos que reciben alimentos del Banco necesitan un complemento de ayuda social para poder vivir dignamente. Incluso, algunos han prescindido de recibirlos porque la ayuda la han considerado suficiente y por honradez se han dado de baja de venir a por alimentos, para que los reciba el que realmente los necesita.
¿Cree que ese fraude o abuso que denuncia el alcalde es real?
-Como responsable del Banco de Alimentos sólo me preocupa saber que a quienes entregamos alimentos son los realmente necesitados. Por nuestra parte, tenemos un equipo de voluntarios que hace un seguimiento de las asociaciones y constatamos que se los damos a quienes lo necesitan.
¿Qué le parece que Maroto haya situado en la ‘diana’ a los inmigrantes magrebíes?
-No soy quién para enjuiciar el pensar de otra persona, pero el Banco de Alimentos tiene un principio básico, que es la neutralidad. La distribución se hace sin ningún tipo de discriminación de carácter social, religioso o racial. Proceda de donde proceda, el Banco da lo que recoge. Nadie nos dice quiénes deben ser los destinatarios.
Si se endurecen las condiciones de acceso a la RGI, ¿cómo cree que eso afectaría a su labor en el Banco, a la vista del gran aumento de actividad que está teniendo en los últimos años?
-Cada año es mayor el número de personas que están recibiendo alimentos del Banco. Este crecimiento es una realidad en la situación actual de las ayudas sociales. Se podría regular ese camino para que el pobre, el necesitado, pueda recorrerlo para alcanzar el objetivo último, que es poder vivir equilibrando gastos e ingresos.