en medio de la alerta mundial desatada por el ébola, el enorme volumen de información generado en torno a esta enfermedad vírica parece haber dejado en un segundo plano a otro virus, el de la gripe, cuya importancia conviene no desdeñar. La campaña de vacunación contra la patología clásica del otoño-invierno arrancó en Álava el pasado 29 de septiembre y, como todos los años por estas fechas, las autoridades sanitarias ya han recordado a los grupos de riesgo que este simple trámite supone la mejor receta para hacerle frente. Basta con acercarse al centro de salud habitual, a poder ser con cita previa, para recibir la inmunización. Una temporada más, esa población diana la componen las personas de 65 años o más, los enfermos crónicos y las mujeres embarazadas, a los que se unen tanto los profesionales sanitarios como los trabajadores sociales por su contacto habitual con el virus y su capacidad de transmisión.
A tenor de las cifras provisionales manejadas por Osakidetza, los grupos de riesgo se han tomado bastante en serio este año la necesidad de poner coto a la gripe, una patología muy contagiosa, que se transmite esencialmente por vía respiratoria y que cursa con complicaciones que pueden ser graves en este sector de la población. Desde que arrancó la campaña de vacunación hace dos semanas, el Servicio Vasco de Salud ha administrado cerca de 132.000 vacunas en el conjunto de la CAV, lo que supone un incremento del 12% respecto al mismo periodo del año pasado. “Con independencia del clima que tenemos, que parece casi veraniego, es la hora de vacunarse”, enfatiza Enrique Peiró, coordinador de programas de Salud Pública y Seguridad del Paciente de Osakidetza. La campaña de vacunación estará abierta hasta el próximo 30 de noviembre. El Departamento vasco de Salud ha adquirido un total de 380.000 vacunas para administrar entre la población vasca de riesgo, con posibilidad de ampliación y un presupuesto de 1,2 millones de euros. De ellas, alrededor de 60.000 estarán destinadas a los pacientes alaveses.
Osakidetza se ha propuesto incidir en la actual campaña gripal sobre un colectivo de riesgo muy concreto, las mujeres embarazadas, cuya inmunización recomienda encarecidamente Peiró. “Es especialmente importante que se vacunen porque existe un riesgo serio de complicaciones tanto para la madre como para su futuro hijo”, advierte el profesional sanitario. Una preocupación que se sustenta en otro dato que salta a la vista: Menos del 10% de las gestantes acudió a inmunizarse contra gripe en la campaña de 2013, una cobertura “baja y muy mejorable” a juicio de Peiró. Cada paciente tiene sus razones para acudir a su centro de salud a vacunarse o no hacerlo, aunque en el caso de este colectivo es habitual la preocupación por los posibles efectos secundarios de la vacuna sobre el feto. Preocupación infundada según remarca el experto ya que “la vacuna es segura y el riesgo de infectarse es mucho mayor que el hecho de administrarse la vacuna”.
La tasa de inmunización también se sitúa en niveles muy bajos año tras año entre el personal sanitario, en torno al 20% durante la pasada campaña, lo que ha empujado a Osakidetza a elaborar un nuevo plan corporativo para su vacunación y a reforzar el consejo sanitario, también en la atención especializada. “Una posible explicación es que los profesionales suelen gozar de buena salud y tienen una menor percepción del riesgo, pero es importante que todos se vacunen para proteger su salud y no contagiar al resto, porque están en contacto con todos los grupos de riesgo”, explica Peiró.
Pese a que todavía es “imposible” predecir con seguridad la magnitud de la actividad gripal de esta campaña, Peiró avanza que “no hay elementos para pensar que las cepas circulantes vayan a ser especialmente agresivas”, un escenario hipotético que se parece al de temporadas anteriores. Campañas de la gripe “de intensidad media, sin grandes picos epidémicos”, que han evitado crisis sanitarias importantes al margen de los habituales colapsos. En la última temporada, por ejemplo, el virus alcanzó su máxima expansión a mediados de enero, con 350,4 casos por cada 100.000 habitantes. Nada que ver, por ejemplo, con temporadas críticas como la de 2001-2002, donde se rozaron los 900 casos por 100.000. O la de tres años más tarde, segunda más complicada de la pasada década con más de 700.
¿Y a día de hoy, cómo está la situación? “Hay casos de gripe durante todo el año, pero todavía no se ha iniciado esa actividad epidémica, que está por encima de los 50 casos por 100.000 habitantes”, advierte Peiró. Las bajas temperaturas y las condiciones de humedad propician el caldo de cultivo más favorable para la expansión del virus, lo que hace que normalmente azote a la población con más dureza entre la recta final del otoño y el inicio de la primavera.
casos graves sin vacunar La importancia de la vacunación entre los grupos de riesgo se apoya en otro dato hecho público recientemente por las autoridades sanitarias vascas: El 67% de los casos graves hospitalizados por gripe durante la pasada temporada no había recibido la inmunización, casi la mitad de ellos de entre 45 y 64 años. Casi una cuarta parte del total padecía una enfermedad respiratoria crónica (22,4%), un 19,6% diabetes, un 16,2% enfermedad cardiovascular crónica y un 13,8% obesidad mórbida.
Osakidetza cuenta también con datos reveladores que justifican la seguridad de la vacuna: Entre las campañas de la gripe 2007 y 2011 se administraron en Euskadi 1.882.205 dosis con sólo 44 notificaciones de sospecha de reacción adversa, todas ellas de carácter leve. De ellas, sólo 22 fueron confirmadas finalmente. Al margen de que la vacuna es la única herramienta preventiva eficaz para frenar a la gripe y de su contrastada seguridad, Peiró incide también este año en la importancia de la inmunización para evitar alarmas innecesarias debido al rebrote del ébola en África y su salto a Europa, ya que en sus manifestaciones iniciales cuenta con síntomas muy similares a los de la gripe.
Una serie de recomendaciones básicas ayudan a evitar contraer esta patología que se diferencia de los resfriados comunes por la aparición de varios síntomas bien identificables al margen de la típica congestión nasal: La fiebre alta, los fuertes dolores musculares y articulares y la tos seca, así como otros síntomas intestinales como las náuseas, los vómitos, los dolores abdominales o la diarrea en algunas formas clínicas. La toma de unas sencillas medidas higiénicas como el lavado de manos frecuente, taparse la boca al toser y estornudar y usar pañuelos desechables puede interrumpir en gran medida la transmisión de la gripe.
Las recomendaciones para paliar sus efectos una vez contraído el virus también son explícitas y se repiten temporada tras temporada: No moverse de casa si no es estrictamente necesario, reposar, hidratarse, evitar el tabaco y el alcohol, medicarse con antitérmicos -tratamientos tipo Frenadol- para paliar la fiebre, abstenerse de ir a trabajar para evitar nuevos contagios y no acudir a los servicios de Urgencias a no ser que se trate de un caso de gravedad, para así evitar colapsarlos.
Otros medicamentos como los descongestionantes nasales y antihistamínicos o los analgésicos para combatir el malestar generalizado pueden ayudar a combatir sus efectos. Nunca deberá recurrirse a los antibióticos, tanto padeciendo gripe como resfriado común, porque estos fármacos únicamente son eficaces en enfermedades de origen bacteriano y no causadas por virus, como es el caso de la gripe.