agurain - La Cuadrilla de Salvatierra ha presentado un proyecto denominado Identibuzz Agurain. Se trata de una dinámica participativa, dirigida a la promoción de las relaciones interculturales, generando así espacios para la mejora de la convivencia. Esta innovadora iniciativa, que se plantea como objetivo representar la diversidad existente en la comarca, pretende reflejar la naturalidad con la que los vecinos de los pueblos de la Llanada se acercan a esta realidad.

Tal como ha expresado el presidente de la Cuadrilla de Salvatierra, Gustavo Fernández Villate, “el proyecto se articula a través de talleres en los que las personas participantes aprenderán a utilizar teléfonos móviles para realizar grabaciones”. Una vez adquiridos estos conocimientos, prosigue, “estas personas saldrán a la calle a grabar experiencias y testimonios que servirán para construir un microdocumental de doce minutos de duración”.

Identibuzz Agurain se configura así como un proyecto de comunicación social, en el que las personas participantes reflexionarán, dialogarán y construirán contenidos audiovisuales, en torno a la diversidad del territorio para comunicarlos a través del universo virtual y seguir alimentando el debate. Tras esta presentación, las personas que quieran participar en esta cita con la diversidad y la creación audiovisual, tendrán la oportunidad de hacerlo el fin de semana. - F.S.A.

gasteiz - El coordinador de Cruz Roja en Álava pone el foco en la dificultad que para cualquier persona supone acercarse a los servicios sociales para solicitar una prestación, también a organizaciones humanitarias como la que dirige. “Aquí trabajamos con mucha gente, de todas las edades y perfiles, y vemos que lo pasa bastante mal sólo con entrar por la puerta”, advierte Allende. Para la mayoría, Cruz Roja es el primer clavo ardiendo al que agarrarse antes de ser perceptor de una ayuda como la RGI. De reformarse el sistema como propone el alcalde de Gasteiz, Allende aboga por crear un grupo de trabajo en el Parlamento Vasco en el que intervengan todos los eslabones de esta cadena. “La gente está en un momento de mucha sensibilidad y ahora podría firmar cualquier cosa”, censura en relación a la última maniobra de Maroto de impulsar una recogida de rúbricas.

¿Qué valoración hace de la intención del alcalde de reformar el sistema de RGI?

-No tenemos que trasladar esta crispación a la gente, y mucho menos cuando hablamos de este colectivo. Este fin de semana he tenido una experiencia muy positiva, una carrera popular con la ONCE, y a veces ponerse en la piel de los demás te invita a ver las cosas desde otro punto de vista. El hecho de hacer un recorrido con los ojos tapados te da una visión que igual no tienes, no valoras o no eres capaz de entender. A mucha gente le diría que la RGI tiene un procedimiento bastante correcto, que las ayudas van dirigidas a quienes van dirigidas y que son una herramienta que en su día se inventó para que la gente pueda vivir de una manera digna. No tenemos que crispar ni posicionar a la población en este tipo de decisiones. Tampoco podemos criminalizar a nadie, ni a un sector ni a un colectivo concretos. No es positivo, porque la gente interpreta y está equivocada. En este momento la gente está bastante crispada con muchas situaciones, con todo lo que está saliendo en los medios y las diferentes decisiones que se están tomando. A la población hay que hacerle entender cómo están las situaciones y explicárselas bien, más que posicionarlas a favor o en contra. La gente se posiciona porque está en una situación de cierta sensibilidad y a veces lo hace desde el desconocimiento.

Y eso tiene sus consecuencias...

-No creo que sea positivo que la población esté enfrentada en este momento. Ahora deberíamos buscar la rentabilidad de la unidad de la gente. Si desde la Administración alguien detecta una irregularidad, lo que debe hacer es intervenir, pero no generalizar. No podemos generalizar si los políticos son buenos o malos. Es como si este fin de semana hacen un control de alcoholemia y dan positivo siete jóvenes. No podemos decir que la juventud de Vitoria sea alcohólica. No es positivo que hagamos eso. Hay unas herramientas y hay que utilizarlas. Y si queremos hacer partícipe a la población, tenemos que hacerlo desde el minuto cero, no sólo cuando hay una situación concreta de éstas. Entrar en valoraciones de algo muy concreto y puntual no es positivo. No damos la imagen más acertada de lo que somos, cuando tenemos una población bastante solidaria y que responde bien a temas puntuales. No debemos dañar esa imagen de nuestros ciudadanos.

Hablando de imagen, si tuvo la oportunidad de ver la entrevista de ayer -por el miércoles- al alcalde en una televisión nacional, ¿qué imagen cree que está dando de la ciudad de cara al exterior?

-He visto un cacho. Sacarle punta al lapicero de un lado o de otro es bastante fácil. No es bueno. Unos tienen unos argumentos y otros, otros, pero seguramente habría que crear una comisión de trabajo y un procedimiento concreto para no equivocar a nadie. No creo que la ciudadanía sea xenófoba en Vitoria y quiero creer que el alcalde tampoco. Esto habría que trabajarlo donde corresponde y no de esta manera, porque hay mucha sensibilidad, la gente está bastante crispada con muchas situaciones y muy asustada con lo que está pasando. Desviar la atención en estos temas... No sé si esto es lo crucial para la ciudad. No lo sé, sinceramente. No me corresponde este análisis. Le corresponde a nuestros gobernantes, que son quienes tienen que tomar las decisiones y mediar para que esto no vaya a más.

¿Existe ese fraude masivo o ese abuso, como insiste el alcalde?

-Yo le aconsejaría a mucha gente que haga el itinerario de ir a pedir una ayuda. Sólo intentarlo, acercarse a un servicio social de base, hablar con un trabajador social y ver qué se siente. Un autóctono, un inmigrante, quien sea. No es fácil ir a pedir, aunque algunos piensen que sí lo es. Aquí trabajamos con mucha gente, de todas las edades y perfiles, y vemos que lo pasa bastante mal sólo con entrar por la puerta. Gente que ha pasado de vivir de una forma estable con dos o tres hijos y que ahora no tiene ni para darles una simple gominola, y que además no quiere que su hijo detecte esa situación. Ni su hijo, ni el entorno, ni el colegio. Que ahora se ponga en tela de juicio todo esto... Hemos sido pioneros en las ayudas sociales en este país y nuestras administraciones se han adelantado a los tiempos. Todo es mejorable, pero de ahí a hacer una hoguera, no.

¿Hasta qué punto ha sido bueno el sistema de protección social?

-Primero, porque hemos atendido las necesidades básicas de nuestros ciudadanos. Y hemos podido disponer de recursos suficientes para ayudar a encontrar una salida a determinadas situaciones. Poder decir que en este país nadie se muere de hambre es importante. A veces generamos las necesidades donde no las hay. Hay que defender este sistema. ¿Mejorable? Sí. Pero no creo que haya un abuso. Y si alguien lo detecta, lo que tiene que hacer es denunciarlo.

¿Qué le parece que Maroto haya impulsado una recogida de firmas en favor de su propuesta?

-Lo suyo sería hacer una comisión de trabajo empezando desde la base, donde se interviene, en la que hagan partícipes también a las personas que llegan a estos servicios. Que cuando demandan estas ayudas relaten cómo viven esta experiencia y piensen cómo se puede mediar en este tema. Podrían estar distintas organizaciones y administraciones que trabajan con estos colectivos. El Parlamento es el órgano que tiene las competencias para este tipo de decisiones y para regular. Ellos son los expertos y los que deben mediar desde el conocimiento.

Entiendo entonces que no es partidario de esta fórmula...

-Creo que no va a ser acertada. Puede ser positivo para él decir que tiene respaldo, pero no sé si ese respaldo sería desde el conocimiento. Eso es lo que me inquieta, nada más. La gente está en un momento de mucha sensibilidad y ahora podría firmar cualquier cosa. Igual lo firman más por el calentón del momento, pero el análisis es más profundo que todo eso.