la elección de San Mamés como una de las sedes de la Eurocopa de 2020 para albergar tres partidos de fase de grupos y una de las eliminatorias de octavos de final del torneo no reportará beneficios únicamente a Bilbao y su entorno cercano. En el informe presentado por los promotores de este proyecto -que recibió luz verde de la UEFA el pasado 19 de septiembre con la elección del nuevo estadio como sede del máximo torneo continental por selecciones- el arco de acción se amplía mucho más allá de la capital vizcaína e, incluso, desde el Gobierno Vasco se habla de un proyecto de país en el que se involucra también a Vitoria, Donostia y las provincias que estas dos ciudades encabezan. Se necesitan plazas hoteleras e infraestructuras de apoyo que Bilbao en solitario no puede asumir. Por ello, y aunque aún quedan casi seis años hasta la cita, es evidente que la capital alavesa tiene que dar un paso adelante para sacar el mayor beneficio posible de un evento con una capacidad de movilización, y con ello de gasto, que no tiene ningún otro de los que se celebran por estos lares. Una oportunidad de oro que no se puede dejar pasar porque es de las que no se repiten en cien años. Y es que, poderoso caballero es Don Balón.

Para conmemorar su sexagésimo aniversario, la UEFA decidió el 6 de diciembre de 2012 que la Eurocopa de 2020 cambiaría su formato habitual con una sede fija radicada en un país organizador (dos en ocasiones al tratarse de naciones pequeñas) para pasar a disputarse en trece de las ciudades más importantes del Viejo Continente. Una Euro por Europa es el lema. Así, la sociedad San Mamés Barria (propietaria y gestora del nuevo estadio, compuesta por Ayuntamiento de Bilbao, Diputación Foral de Bizkaia, Gobierno Vasco, Kutxabank y Athletic) se puso en marcha para solicitar ser una de las sedes de la fase de grupos, dirigiéndose en primera instancia a la Federación Española -solo se podía elegir un estadio por país y el terreno de juego bilbaíno superó a La Peineta madrileña-, que posteriormente presentó el proyecto al máximo organismo del fútbol continental. Pero hasta la elección definitiva del pasado 19 de septiembre, el proyecto bilbaíno hubo de superar diversas exigencias. Y, para salvar determinados obstáculos, los promotores recurrieron al apoyo de las vecinas Vitoria y Donostia.

“Es un proyecto de país en el que se necesita la implicación de todos. Es la candidatura de Euskadi y del eje Atlántico de Europa, no solo de Bilbao”, señalan los responsables de la candidatura al tiempo que el director de Deportes del Gobierno Vasco, Jon Redondo, ratifica que la Eurocopa no se jugará solo en el nuevo San Mamés. “Bilbao no cumple sola con las exigencias de la UEFA, así que tendrán que implicarse las otras dos capitales para suplir las carencias que existen”, señala.

Respaldo hotelero Una de las mayores debilidades que presentaba la candidatura de San Mamés Barria era la escasez de plazas hoteleras. A pesar de ser la décima ciudad más poblada de España con alrededor de 350.000 habitantes y contar con un entorno metropolitano, el conocido como Gran Bilbao, que supera los 900.000, la capital vizcaína no deja de ser pequeña en comparación con el resto de sedes que presentaban su candidatura, entre ellas capitales europeas del calibre de Londres y Roma o ciudades gigantescas como San Petersburgo. Tanto en así que la ciudad con menor población seleccionada -teniendo en cuenta solo en núcleo urbano- es Amsterdam, que ronda los 800.000 habitantes (1,5 en su área metropolitana), mientras que el resto de las elegidas supera el millón. Es más, entre las que se quedaron en el camino, la menos ciudad menos poblada es Skopje y la capital de Macedonia congrega a cerca de 670.000 habitantes.

Numéricamente queda comprobada la inferioridad de Bilbao en la relación de población con respecto al resto de sedes elegidas, una pequeñez que también conllevaba problemas logísticos -a menos habitantes, menos servicios- que incumplían la normativa de la UEFA. Y ahí es cuando los responsables de la candidatura de San Mamés Barria decidieron incluir en su propuesta las posibilidades que les ofrecían las capitales colindantes.

Uno de los requerimientos del máximo organismo del fútbol continental para la adjudicación de la sede era que la candidatura contase con 15.000 plazas hoteleras. Bilbao por sí sola no llega ni siquiera a la mitad (alrededor de 7.000 camas en hoteles de dos estrellas y superiores) y ahí es donde cobran relevancia los establecimientos que se pueden añadir a la propuesta tanto en Vitoria como en Donostia.

En Vitoria hay, según datos de este mismo año, 3.605 camas en diversos tipos de alojamientos -a los habría que añadir el resto de establecimientos hoteleros de la provincia (1.485), así como los alojamientos rurales (1.075) para un total de 6.165 camas- y la hostelería local se verá enormemente beneficiada por la masiva llegada de aficionados para presenciar los cuatro partidos de la Eurocopa de 2020 que se celebrarán en Bilbao. Muchos se quedarán en la capital vizcaína alojados, pero serán muchísimos más los que no puedan encontrar habitación en las zonas próximas al estadio y habrán de desplazarse unos cuantos kilómetros.

En este sentido, los datos de la última Eurocopa celebrada conjuntamente por Ucrania y Polonia reflejan que por cada persona que accedió al campo a presenciar un partido una media de 1,5 aficionados se quedaron fuera. Teniendo en cuenta que San Mamés tiene una capacidad de 53.289 espectadores, las estimaciones son que cada uno de los cuatro partidos que se disputarán en Bilbao congregarán a unas 125.000 personas. Una masa ingente que no tiene parangón con ningún otro evento.

Catarata de turistas Es la propia UEFA la encargada de gestionar la reserva de hoteles y alojamientos -partiendo de la base ofrecida en el proyecto de San Mamés Barria como sede- para los aficionados de los países que se desplacen, pero lo que es evidente es que va a ser mucho el dinero que se ponga en circulación durante ese mes de junio de 2020. Y Vitoria tiene que estar preparada para comerse una buena parte de ese pastel que revitalizará su economía.

El primer gran sector beneficiado será el de la hostelería. Se espera la visita de una turba humana muy importante que habrá de dormir, comer y beber. La oportunidad será también de oro para el comercio local, que entre tanto turista encontrará público al que vender su producto. Y así sucesivamente en todo el estamento del sector servicios, sin duda el que mayor provecho puede sacar de este aluvión de visitantes que también ha de ser utilizado por las instituciones locales como el escaparate perfecto para exhibir las virtudes de la ciudad y la provincia. Además, si se incrementa el gasto también aumentan los ingresos de las arcas alavesas a través de los impuestos.

El evento también supondrá una nueva opción de negocio para el aeropuerto de Foronda. La UEFA exige a la sede organizadora contar con dos aeródromos para la llegada y salida de las dos selecciones y sus respectivas aficiones en dos puntos diferenciados y los responsables de la candidatura bilbaína han situado al aeropuerto de Vitoria como su segunda opción por detrás de Loiu. No se tratará de ninguna novedad en este sentido, ya que los vuelos chárter que desplazan a equipos de fútbol no son algo extraño, sobre todo cuando Barcelona y Real Madrid juegan cerca de la capital alavesa.

El premio gordo de la lotería de la Eurocopa se lo llevará Bilbao, pero Vitoria no será ajena a ese particular diluvio de visitantes que puede propiciar que el mes de junio de 2020 sea el más brillante de su historia en lo referido al turismo.