el pasado viernes, día del debut de la selección española en el Mundial, era un momento tan bueno como otro cualquiera para anunciar la privatización más importante de la última década. La ministra de Fomento, Ana Pastor, informaba de la venta del 49% de AENA, la entidad pública que gestiona los aeropuertos estatales, con la suerte de su lado. Apenas unas horas después, Iker Casillas encajaba cinco goles y desviaba definitivamente toda atención de su anuncio matutino. Al Gobierno de Rajoy la jugada no pudo haberle salido mejor. Conseguida su rentabilidad a base de un ERE que afectó a 1.200 trabajadores, cien de ellos en el aeropuerto de Foronda, y un exhaustivo proceso de ajustes, AENA había pasado a ser un pastel demasiado apetitoso como para no ponerlo -al menos parte de él- en manos privadas. Ya se sabe. Si tiene pérdidas es de todos. Si da beneficios, de unos pocos.
Manteniendo el 51% del capital de una compañía cuyo valor bursátil rondaría ahora mismo los 16.000 millones de euros, el Ministerio de Fomento parece haberse garantizado mantener en sus manos la gestión de los 46 aeropuertos estatales que forman parte de su red, como el aeródromo alavés, uno de los 23 que genera pérdidas y que podría quedar en riesgo tras la entrada de capital privado por mucho que el Gobierno siga manteniendo el 51% de la entidad. Durante esta semana, comunidades como Canarias, donde cuatro de sus ocho aeropuertos son rentables -sólo hay diez en todo el Estado que los sean- ha anunciado oficialmente que pedirá el traspaso de las competencias aeroportuarias para gestionar ellos mismos las terminales. Andalucía parece dispuesta a seguir sus pasos ante la "vorágine privatizadora" del Gobierno de Madrid, en palabras del consejero de Turismo y Comercio andaluz, Rafael Rodríguez.
En Catalunya, por su parte, la decisión de Rajoy de privatizar el 49% de AENA ha caído como un jarro de agua fría, pues su petición había pasado siempre por la liberalización de los aeropuertos catalanes con vistas a una gestión propia de los mismos, especialmente del de El Prat, a cargo de la Generalitat. Así, en este contexto, con el aeródromo de Foronda azotado día sí y día también por vientos en contra en forma de eliminación del H24, tasas elevadas o ausencia del Puesto de Inspección Fronterizo (PIF), la pregunta que surge es diáfana: ¿Qué ocurrirá con Foronda una vez concluya el proceso de privatización de AENA? Según fuentes oficiales de la entidad aeroportuaria estatal, nada. "Todo seguirá igual. Foronda ni se va a cerrar, ni va a sufrir recortes de plantilla ni habrá cambios en su gestión", apuntaron ayer a este periódico desde el órgano estatal, por cuya entrada en el capital se ha interesado recientemente nada menos que Ryanair, compañía de infausto recuerdo en la terminal alavesa tras su espantada de hace ahora siete años.
Propuestas del gobierno vasco Mientras el proceso de privatización de AENA sigue su ritmo sin visos de cambios que le afecten a corto plazo, Foronda aguarda expectante a que, al menos, el Ministerio de Fomento acometa no ya un movimiento quimérico como parece ahora mismo devolverle el H24, pero sí al menos algo que allane la larga pista de aterrizaje del aeródromo para impulsar su actividad. En Álava son muchas las voces que creen que, según se acerquen las elecciones municipales y forales de 2015, el Gobierno central podría tener un gesto con Foronda para dar aire a los pulmones del PP alavés, que especialmente en la figura de Javier de Andrés ha visto cómo su cerrazón a apoyar la terminal alavesa ha desgastado notablemente, y entre otros motivos, su volumen de votos en el territorio histórico de Álava.
"Es triste que una infraestructura de la naturaleza de Foronda, tan importante, esté sujeta a los impulsos electorales. Es una irresponsabilidad por parte de quien tiene en sus manos la gestión de Foronda. Lo que tiene que hacer el Gobierno del PP es gestionar Foronda como se merece, como una infraestructura de transporte extraordinaria en el arco Atlántico. Y si no lo hace que nos deje hacerlo a los demás, a las instituciones más próximas. Ceder las competencias es una cuestión pendiente, pero mientras tanto que atiendan las propuestas que les hemos puesto encima de la mesa", solicita Antonio Aiz, viceconsejero de Transportes del Gobierno Vasco.
Esas dos propuestas a las que Aiz hace referencia son, por un lado, una encomienda de gestión para que a partir de ahora sea el Ejecutivo de Lakua el que se haga cargo del Puesto de Inspección Fronterizo a la vista de que el Gobierno central no parece dispuesto a cumplir su palabra y solicitar la reapertura del PIF ahora que existe una demanda clara para su utilización por parte de la firma Decoexsa, además de otras operaciones que se pierden por el camino al no contar con el puesto destinado al control de mercancías perecederas y animales.
"Son dos tipos de mercancía en los que el aeropuerto de Foronda ha sido líder pero ahora, sin el PIF, no puede transportar. Es evidente que si un aeropuerto está cerrado durante el día o no tiene el PIF los operadores de transporte lo descartan directamente de su mapa de opciones. Para las empresas, si no existe el PIF no existe Foronda. Es muy fácil tomar la decisión de cerrarlo, pero no lo es luego recuperar ese tráfico", incide el viceconsejero de Transportes de Lakua, cuya segunda encomienda al Ministerio de Fomento pasa por que amplíen el horario operativo de la terminal gasteiztarra y se puede iniciar "una colaboración entre el Gobierno Vasco y el Central para que la operativa de Foronda sea mayor de lo que es actualmente tanto en carga como en pasajeros", explica Antonio Aiz.
interés general Las dos peticiones de Lakua a la ministra Ana Pastor, sobre las que confían en obtener una respuesta lo más rápida posible "sobre todo en lo referente al PIF", se anticipan en estos momentos como las dos únicas posibilidades de cambios tangibles -y permanentes en el tiempo- que llegarían al aeropuerto vitoriano en medio del proceso para la entrada de capital privado, pues desde el propio Gobierno Vasco asumen que, habiéndose reservado el 51% de AENA, el Estado no está obligado de ninguna forma a "abrir una negociación con las comunidades autónomas para trasladar las competencias de los aeropuertos, como hubiera ocurrido de haber superado ese porcentaje, porque entonces las terminales hubiesen dejado de ser de interés general".
Así las cosas, focalizando la luz en el aeródromo alavés, tampoco el viceconsejero vasco de Transportes atisba cambios en el horizonte. "En Foronda la entrada de capital privado no creo que vaya a modificar nada. No veo que en ese sentido haya un planteamiento de mejora de la gestión de AENA respecto a Foronda, lo que nos preocupa en la medida en que el aeropuerto sigue estando infrautilizado", concluye Antonio Aiz. En este sentido, desde AENA mantenían ayer que, precisamente, la privatización del 49% de la compañía debería servir para la firma "funcione mejor y sea más eficiente", y recordaban que, según recoge el Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA), que se convertirá en la biblia de la gestión de los aeropuertos estatales tras este proceso, ya no será AENA la que fije las tasas aeroportuarias, que por cierto se han congelado para 2015.
Nueva regulación de tasas De esta forma, a partir de 2016, dichas tasas, que en Foronda son ostensiblemente elevadas para operar fuera del horario nocturno, de 20.30 a 8.30 horas, se establecerán por la Comisión Nacional de Mercados de la Competencia (CNMC), el mismo organismo público que regula por ejemplo en el sector eléctrico, entre otros. Cabe recordar que en Foronda, tras la eliminación del H24 y la prohibición de operar en el aeropuerto durante el día, las tasas que deben pagar las compañías por aterrizar fuera del restrictivo horario establecido multiplican por once actualmente los costes habituales.
Un incremento que durante el pasado puente de San Prudencio provocó un fuerte rechazo por parte de la compañía Privilege, que operaba el vuelo a la isla de Lanzarote. De hecho, los vuelos que arrancan el 7 de julio a las Islas Baleares, con Palma de Mallorca, Ibiza y Mahón como destinos durante julio y agosto, también operarán fuera de horario, por lo que sus tasas serán también más elevadas que de contar Foronda con la licencia H24. También deberán afrontar gastos más elevados los enlaces directos entre Vitoria y Nueva York previstos para el primer fin de semana de octubre, así como los vuelos derivados de esta operativa para los días siguientes, acaben o no comercializándose también por parte de Iberia y AA.
Así, a la espera de conocer más detalles sobre una privatización que reportará a las arcas del Estado 2.450 millones de euros -el 28% saldrá a Bolsa y el 21% restante irá a parar a "un núcleo de inversores estables", en palabra de la ministra de Fomento-, Foronda cruza los dedos junto al resto de aeropuertos deficitarios para que la entrada de capital privado no ponga en riesgo su futuro. Un futuro que, a tenor de las cifras de carga operada durante este año, con un 23,5% de incremento respecto al mismo periodo de 2013, debería quedar garantizado.