oion - Se llama Aitor Santa Coloma López y durante varias semanas la gente le verá pasar por el Camino de Santiago descalzo y reclamando un poco de atención para los niños que padecen cáncer. Con raíces maternas en Oion, este joven amplió la ruta que le había llevado por tierras navarras hasta Viana "para descansar en casa de mi madre, ver a la familia y cargar las pilas", antes de desplazarse hacia Logroño y Navarrete y hoy hasta Nájera. Las razones de su marcha, según explicaba a la salida de la villa que encierra parte de sus orígenes, tienen que ver con sus anhelos personales y con poderosas percepciones personales. "Partí de Saint Jean de Pie du Port con la idea de hacer la ruta completa, cruzando la península de este a oeste (...) Siempre me ha gustado la naturaleza y tenía en mente que tenía que hacer algo fuerte para cambiar mi vida y me vino a la cabeza que el andar descalzo viene bien y que eso me podría venir bien para mi cambio de vida. Ésa fue la primera intención con la que comencé el Camino".

No entra en las razones más profundas por las que quiere cambiar su forma de vida. Eso pertenece a la reflexión del paso a paso por la Ruta Jacobea, como lo es también para miles de personas que buscan la misma terapia. Pero reconoce que quería añadir un plus a su esfuerzo. "Como me gusta mucho la filantropía, a través de un correo electrónico me llegó la dirección de una página de solidaridad, www.migranodearena.org y allí me apunté, porque hay gente que asume retos para lograr fondos solidarios para distintas causas". Según indica este caminante altruista, la citada plataforma de crowdfunding solidario (donaciones en grupo) es pionera en el Estado. Tiene como objetivo recaudar fondos y acercar la solidaridad a los ciudadanos facilitando una nueva forma de aportar su granito de arena a favor de una causa social.

Es una herramienta on line solidaria, fácil de usar, transparente, gratuita y accesible a todos los que quieran ayudar -personas, empresas y Organizaciones No Gubernamentales- a recaudar en grupo. Una persona toma la iniciativa, se crea un reto solidario a favor de una asociación, por ejemplo, marcando un objetivo de recaudación y se comparte con todos sus familiares, amigos y conocidos. El poder está en la suma de microdonativos de muchas personas, de manera que se crea un efecto multiplicador de la ayuda social. En estos momentos, en este lugar hay inscritos 800 proyectos.

De esta forma, una vez vistas las posibilidades de colaboración, Aitor se decidió por la Asociación de Padres de Niños con Cáncer para tratar de conseguir mil euros para ellos. "Para mí, aparte de mi cambio personal, ésta es una motivación muy grande". El peregrino añade que lo eligió "porque yo también soy voluntario en Álava de la Asociación de Padres de Niños con Cáncer, he colaborado con ellos en fiestas y actividades. Es una enfermedad, la del cáncer, que me llega dentro, que me hace estremecer y por eso decidí colaborar con esa causa".

Santa Coloma no acude al Camino con trasfondo deportivo, como lo hacen muchas personas. Por eso reconoce que "para poder aguantar, porque no soy un superhombre, me he propuesto una media de 14 ó 15 kilómetros diarios". La ruta de ayer, por ejemplo, era entre Oion y Navarrete, en La Rioja, con una distancia ligeramente superior a los trece kilómetros.

La singularidad de su proeza es que lo hace "descalzo, porque hay partes del Camino que me pueden hacer sentir un cierto sacrificio, un cierto dolor, mayor o menor, y como me gusta el contacto con la naturaleza he juntado ambas cosas y me he dicho que ir descalzo puede ser una cosa bonita, interesante, buena incluso para la salud y buena para el alma, porque con el pequeño dolor que vaya sintiendo durante el Camino puede servir como un revulsivo para dar un cambio a mi vida espiritual".

Dos varas de madera le ayudan a caminar, atravesando la carretera del polígono industrial de Oion y posteriormente las calles de Logroño hasta empalmar con el camino de tierra que lleva hasta Navarrete. "Para mí está muy claro que durante el Camino algo cambia dentro de cada persona", reconoce Aitor Santa Coloma. "Y en los pocos kilómetros que llevo, 140 desde la localidad francesa, ya me han pasado cosas y he sentido la providencia. Existe algo en la vida, algo que se va moviendo, cambiando las cosas, y que te permite vivir dignamente".