Unos los llaman brotes verdes, otros, frenazo a la desaceleración. Independientemente del nombre parece que, sin prisa y con pausa, muchos alaveses empiezan a ver algo de luz al final de un túnel especialmente largo y sinuoso. Pocos momentos son tan determinantes como las vacaciones para comprobar si, efectivamente, la gente va a animarse este puente de Semana Santa a rascarse el bolsillo y abandonar la tranquilidad de Vitoria en busca de un destino vacacional más o menos cercano. La semana pasada, las propias agencias de viaje gasteiztarras apuntaban en un reportaje publicado por este periódico que estaban detectando "signos de recuperación" a la hora de vender paquetes vacacionales o simples escapadas por unos días para estas fechas y, a tenor del movimiento que se observaba ayer por la mañana en la estación de autobuses, sus augurios estaban bien fundados. Incluso a un par de días de que se inicie oficialmente el puente y comercios, fábricas y establecimientos vitorianos echen la persiana, el trasiego de personas ya era ostensible en la calle Los Herrán, punto de partida para gran parte de este primer éxodo vacacional, al que seguirán los del puente de San Prudencio y el 1 de mayo.
Muchos de ellos, grupos de jubilados dispuestos a disfrutar del sol de la costa mediterránea, como los casos del matrimonio formado por Amanda Maestro y Miguel Ángel Pérez, que maletas en mano aguardaba la llegada del autobús que estaba a punto de recogerles para trasladarles a Gandía, donde disfrutarán con moderación de los placeres que ofrece aquella zona de sol y playa, muy del gusto de la juventud.
La localidad valenciana les acogerá durante un par de semanas y, el mes que viene, cambiarán el Mediterráneo por las aguas del Atlántico con otro viaje a Tenerife. Todo un privilegio, especialmente en estos tiempos, que la propia Amanda asume como tal. "Ahora mismo los jubilados somos de los pocos que podemos permitirnos el lujo de viajar. Afortunadamente no tenemos hijos en paro y a nuestra edad hay cosas que podemos hacer sin preocuparnos tanto como antes", explica esta vecina de la capital alavesa mientras espera impaciente la llegada del autobús.
Como bien señala Amanda, los grupos de personas jubiladas son por estas fechas los que copan gran parte de las ofertas vacacionales de las agencias de viaje. La mayoría opta por desplazamientos en autobús a la costa mediterránea. Por cierto que, hablando del Imserso, hubo un tiempo, allá por 2010 y 2011, en el que las personas mayores eran curiosamente los principales pasajeros que pasaban por el aeropuerto de Foronda, pues el Gobierno de Madrid fletaba vuelos desde la terminal a destinos como Almería, Sevilla o Alicante.
Pero en esto también la eliminación del H24, la posibilidad de la terminal de permanecer abierta durante todo el día, frenó al aeródromo, que vio cómo a partir de 2012 los -cada vez más escasos- viajes del Imserso, organizados por el Ejecutivo central, se fletaban desde Loiu o el aeropuerto de Santander. Así que ahora a los mayores, como al resto de vecinos de la provincia, no les queda más remedio que desplazarse a otras instalaciones cercanas o partir de vacaciones en autobús, tren o su vehículo particular.
Con todo, teniendo en cuenta que los dos vuelos chárter que partirán el próximo día 26 desde Foronda a Lanzarote y Países Bajos se han llenado -el pasado 28 de marzo este periódico publicó que apenas restaban ocho billetes por vender en el primer caso y una veintena en el segundo- parece claro que los alaveses están dispuestos a viajar desde su aeropuerto si se le brindan una buena ocasión.
Playa o pueblo Pero a la hora de irse de vacaciones no todo tiene que ser tostarse en la playa con el sonido del mar de fondo. Como ha ocurrido durante los últimos años, durante los peores azotes de la crisis económica los pueblos del interior han ejercido de confortable destino para muchas familias, sobre todo, para disfrutar de espacios cortos de tiempo como las vacaciones de Semana Santa o el puente de mayo. Un buen momento para reunir a las diferentes generaciones en torno al calor de la mesa y disfrutar de la tranquilidad y el sosiego de la vida rural.
Un buen ejemplo de esto era ayer la familia formada por José Mari Alonso; su mujer, Rosa Rodríguez; y su hijo, Josu, que esperaban con las maletas en la estación a que su transporte les trasladara a San Adrián del Valle, un pequeño pueblo ubicado en la provincia de León. "Ir al pueblo siempre es una buena opción. Yo aprovecho que tengo unos días libres para ir con mis padres", explica Josu Alonso, mientras su madre confirma que entre sus amigos y conocidos "se va notando algo más de movimiento, no sólo a la hora de irse de vacaciones si no también en la calle, en los parques o en el barrio".
Dejando a un lado el pueblo familiar, los principales destinos elegidos por los vitorianos para estos días son los clásicos, con las Islas Canarias, Benidorm y Salou como puntos para gozar de una Semana Santa sin saetas, aunque los que optan por estancias más cortas eligen principalmente lugares como Asturias o Galicia. Para los que quieren volar más alto, París, Roma y Berlín continúan siendo las ciudades más visitadas por los vitorianos, que en lo que a vacaciones se refiere también tiran de clásicos. Entre los miles de alaveses que estos días abandonan sus hogares o los que ultiman ya la puesta a punto de sus maletas hay quienes tendrán que conformarse con pasar los cinco días que separan el primer festivo oficial del jueves con el del lunes. Otros, más afortunados, podrán enlazarlo incluso con el puente de San Prudencio y gozar de más de dos semanas sin aguantar las vicisitudes de sus trabajos. Una de las que no va a tener más remedio que exprimir al máximo sus días libres es Carmen Santiso.
Esta gallega afincada en la capital alavesa marchó ayer de vuelta a su Galicia natal con un doble objetivo. Por un lado, visitar a su familia cerca de Santiago de Compostela y, por el mismo precio, recorrer la costa gallega y las Rías Baixas. "Aprovecho estos días para volver a casa, ver a mi familia y luego tener unos días para relajarme y viajar por Galicia, que hay sitios bien bonitos", lanza Carmen, que no pierde la ocasión de vender las bondades de su tierra natal.
Familia y placer "Santiago, La Toja, Pontevedra, las Rías Baixas... Es una buena alternativa para la gente que siempre marcha a la costa mediterránea", incide esta trabajadora de una empresa de transportes de Vitoria, que entre sus amigos y compañeros de trabajo también detecta ciertos "brotes verdes" a la hora de disfrutar de estas vacaciones. "Sí, se nota más movimiento. Este año conozco a gente que se va ahora en Semana Santa que otros años no han ido, aunque la mayoría esperan a marcharse este miércoles", concluye finalmente Carmen mientras se mantiene alerta por si llega el autobús que le llevará de vuelta a Galicia por unos días.
Y así, mientras unos se van, otros llegan. Porque, a pesar de que el año pasado Álava perdió un 10,2% de visitantes respecto a 2012 según los datos del Eustat (Instituto Vasco de Estadística), parece que también entre los que se animan a acercarse a la capital alavesa este año las cosas están cambiando, con la oferta gastronómica como principal reclamo para una Gasteiz que esta semana vivirá también la salida a la calle de los tradicionales pasos de Semana Santa. Mientras tanto, sus calles estarán un poco más vacías que de costumbre.