vitoria. Chóferes que dejan el motor en marcha y se van a la cafetería a desayunar, hasta tres autobuses aparcados uno detrás de otro en fila colapsando la entrada y salida a los garajes y malos modos por parte de algunos conductores. Son los ruidos y molestias que vecinos de Lakua llevan sufriendo desde hace dos años sin que Tuvisa haga caso a sus quejas, ni adopte medidas. "Escandaloso", dicen.
La parada de los urbanos de la calle Donostia se convierte cada día en un dolor de cabeza para los afectados de los portales 25, 27 y próximos, así como para los propietarios de plazas de garaje. "Desde las cinco y media de la mañana hasta las diez de la noche, los autobuses están con el motor en marcha permanentemente al ser éste el inicio del recorrido de la línea L-4, que enlaza Lakua con Mariturri", relata Iñigo. El 31 de mayo de 2012, la empresa que gestiona la comunidad de vecinos de Donostia 27 presentó la primera instancia, protestando ante el Ayuntamiento. Han pasado dos años y nadie les ha respondido. "En Tuvisa ya lo saben, conocen la situación. Hemos hablado con ellos por teléfono y su respuesta es 'ya, ya, de la calle Donostia", explica la encargada de tramitar las denuncias. "El autobús se queda frío si apagan el motor", le dijeron desde Tuvisa como única explicación. Evidentemente, un razonamiento que a los afectados les suena a risa. "No sé si se queda frío o no, pero lo que no es normal es que los chóferes saquen el autobús de cocheras media hora antes de iniciar el recorrido, lo aparquen en la parada, con el motor en marcha y se vayan a desayunar. Y, encima, si les dices algo, te responden que esperes a que se acaben el café".
Pero el ruido no es lo peor, pese a que a veces los vecinos no oyen ni cuando alguien llama a su timbre. Todos los días coinciden en esta parada dos y hasta tres autobuses en fila, uno detrás de otro, colapsando la entra y salida a los garajes, pese a que pagan religiosamente el vado. "Ya han llamado alguna vez a la Policía Local para alertar a la grúa, pero para cuando llegan los agentes, el autobusero ya se ha ido".
Hace dos meses, en noviembre de 2013, ante la "insostenible" situación, la comunidad volvió a presentar otra instancia en el Ayuntamiento. En esta ocasión, solicitando la colocación de dos pivotes a la entrada del garaje, que impidan estacionar los urbanos, y dejar libre el acceso a los residentes. Tampoco ha habido respuesta. En este mismo escrito, piden un espejo en la mediana para tener visibilidad si circulan coches porque, ahora, los autobuses no les dejan ver. La última queja, presentada hace dos días, tampoco ha sido respondida por parte de Tuvisa.
Al margen de las denuncias tramitadas por la comunidad de vecinos, son varios los afectados que a título individual han llamado por teléfono o se han presentado en el Ayuntamiento -basta ver el buzón ciudadano-, incluso han sacado fotos en las que se ve cómo los urbanos bloquean el acceso a los garajes y las han presentado en Agirrelanda. "Caso omiso". Ante tanto silencio administrativo, su última propuesta es que Tuvisa traslade el inicio de la L-4 al final de la calle Donostia, junto al Zadorra, donde no hay viviendas ni vecinos a los que molestar. O un par de calles más adelante, frente al padel leku, igualmente desierto de pisos.