vitoria. Qué será del entorno en el que se está construyendo la estación de autobuses cuando empiece a funcionar es una pregunta que inquieta a muchos vitorianos. Entre ellos, a los que integran la plataforma vecinal nacida en contra del proyecto del PP, Euskaltzaindia Plaza Bizia. Tras haber tenido que aceptar que la terminal iba a seguir adelante, su objetivo ahora es conseguir que la zona continúe siendo segura y limpia. En ese afán, allá por noviembre trasladaron al Ayuntamiento de Vitoria un listado de propuestas en torno a la habitabilidad y circulación del lugar. No satisfecha su necesidad de respuestas, y ante la aparición de nuevas incógnitas sobre las salidas de los autocares, la gestión de la futura terminal y el modelo del parking, el siguiente paso ha sido buscar la intermediación del Gobierno Vasco. Y la han encontrado. Ayer, la consejera de Medio Ambiente, Ana Oregi, se comprometió a trasladar las preocupaciones de los residentes al gabinete de Javier Maroto tras la reunión mantenida con la portavoz del colectivo ciudadano, Ainhoa Etxeandia.

El Ayuntamiento de Vitoria tendrá la última palabra sobre la configuración del entorno, pero el ejecutivo autonómico ha decidido involucrarse en el conflicto vecinal como árbitro dado que financia en un 84% la estación de autobuses. Oregi escuchó las peticiones de los afectados con la promesa de remitírselas al alcalde y solicitarle que también él les reciba, algo que lleva tiempo sin hacer. De todas las inquietudes de la plataforma, una de las principales atañe al aumento de tráfico que se prevé en la zona con la puesta en marcha del equipamiento. Para combatir los riesgos y las molestias que puedan derivarse de esta nueva realidad, los residentes solicitan al Consistorio la implantación efectiva de la supermanzana de Lakua incluida en el Plan de Movilidad Sostenible, de manera que las calles secundarias paralelas a Gabriel Celaya sean de uso vecinal y con una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora.

Los vecinos también piden que "se defina ya el tránsito de los autobuses a través de las calles principales". Según las últimas informaciones ofrecidas por el equipo de gobierno, la idea es que éstos abandonen la estación por la calle Donostia, giren hacia el bulevar de Euskal Herria y tomen portal de Foronda rodeando la gran rotonda de América Latina, uno de los puntos más negros de la ciudad. Por otro lado, desean conocer "con transparencia" el plan de viabilidad del estacionamiento subterráneo con sus más de 300 plazas y cómo se va a gestionar. Una solicitud para la que, probablemente, aún deberán de esperar ya que el gabinete de Javier Maroto todavía sigue estudiando el modelo de explotación tanto del parking como de la propia terminal. Lo único que tiene claro respecto al aparcamiento es que pondrá a la venta una parte de las plazas para los residentes, aunque tampoco se sabe aún cuántas serán.