vitoria. Han tenido que pasar 34 años para que la Diputación Foral de Álava decida por fin ponerse manos a la obra para estudiar y valorar el deterioro de la iglesia de Galarreta. Y es que, según publicó este periódico el pasado 21 de diciembre, el Ejecutivo foral lleva más de tres décadas sin cumplir la promesa que selló con esta localidad alavesa en 1979, cuando se comprometió por escrito a rehabilitar tanto la iglesia como, sobre todo, la torre que se eleva cincuenta metros a lo alto junto a la carretera y algunas casas del pueblo.

Tras años de desidia y despreocupación, finalmente la Diputación envió el pasado jueves a un grupo de técnicos forales a Galarreta para que realizaran un informe urgente sobre el actual estado de las ruinas del templo. Allí, acompañados por el representante de la Junta Administrativa, Paulino Etxebeste, los responsables de escudriñar la iglesia tomaron fotos y datos sobre el peligroso estado en el que se encuentra actualmente la zona. Además, la Diputación regresará próximamente al pueblo para continuar y completar el estudio de la zona, un lugar que los vecinos de Galarreta, que se reunieron el pasado día 4 para tratar el tema y estudiar las posibles acciones a tomar, consideran idóneo para transformarlo en un punto de observación del territorio o adaptarlo para albergar un pequeño graderío en el que acoger algunos eventos lúdicos en el pueblo.

Fueron los propios vecinos de este pueblo de la Llanada los que, conocido que la Diputación seguía sin tomar cartas en el asunto tras 34 años de espera, decidieron solicitar al Ejecutivo foral, liderado por Javier de Andrés (PP), una solución para lo que entienden es un grave problema de seguridad, puesto que la torre de la iglesia, del siglo XVII, se encuentra en un apreciable proceso de descomposición, con la piedra de sillería al aire y el consiguiente riesgo de desprendimiento. Una situación que se agrava al estar situada junto a la carretera de acceso al pueblo y cerca de algunas casas y de una sociedad.

Así las cosas, los vecinos de Galarreta confían en que por fin la Diputación decida cumplir lo prometido y rehabilitar la iglesia, no para su apertura al culto, que consideran innecesario, sino para proteger su propia seguridad y adecuar el recinto a los nuevos tiempos. Así se lo hicieron saber por primera vez en noviembre de 2011 a la diputada Icíar Lamarain, responsable del Servicio foral de Patrimonio Histórico. Tras aquel primer requerimiento el colectivo vecinal trasladó al Ejecutivo foral dos más, en enero de 2012 y una última el 10 de octubre de 2013. Ahora dan un nuevo paso, pero a buen seguro no será el último.