Vitoria. La estación de autobuses que está levantándose en la plaza de Euskaltzaindia se parece cada vez más a la imagen de los diseños tantas veces publicados. A mediados de diciembre el concejal de Urbanismo aseguró que en enero quedaría rematada la estructura con la cubierta y parece que no erró en sus previsiones. El tejado ya empieza a tomar forma, con sus tres uves invertidas, tras superar la ciclogénesis explosiva que hizo volar por los aires dos chapas de grandes dimensiones. Las obras proseguirán en febrero con el acristalamiento y cerramiento de la terminal. Y si la construcción de esta gran infraestructura sigue tan a rajatabla como hasta ahora el calendario establecido, que es lo que parece, el edificio estará listo para el verano.
El resultado final será una estación con 25 dársenas, dispuesta transversalmente al bulevar de Euskal Herria, con un edificio protegido por una tremenda cubierta plegada de casi quince metros de altura -la que ahora se está colocando-, además de vestíbulo, taquillas, aseos, cafetería y restaurante. Justo debajo operará el parking subterráneo, con más de 300 plazas, de las cuales una parte importante quiere destinarse a la venta de residentes. El garaje, ya construido, estará regado por luz natural gracias a la apertura en los flancos norte y sur de unos patios ingleses que serán tapizados con vegetación y quedarán conectados con la calle. En total, la infraestructura ocupará 15.600 metros cuadrados, incluida la zona terciaria que se acondicionará como espacio verde y de esparcimiento, con un bosquecillo con suelo de corteza al sur y arbolado con alcornoques en el norte.
Javier Maroto va a ser el alcalde que logre lo que muchos intentaron antes: inaugurar una estación de autobuses definitiva, la que pondrá fin a los más de veinte años de provisionalidad de Los Herrán. Pero, eso sí, lo hará en un lugar con polémica. Son muchas las voces que cuestionan el emplazamiento escogido, el mismo donde el ex regidor socialista Patxi Lazcoz quería construir un palacio de congresos y auditorio, por la gran densidad de tráfico que ya soporta la zona. Las entradas y salidas de los autocares siguen siendo una de las principales espinas: se llevarán a cabo por la calle Donostia, a través de bulevar de Euskal Herria y portal de Foronda con un carril específico. Eso significa que pasarán junto a uno de los principales puntos negros de Vitoria, la rotonda de América Latina. El equipo de gobierno, aun así, sigue llamando a la calma. A su juicio, la infraestructura no va a generar los problemas de congestión que prevén tanto la mayoría de vecinos de la zona como el PNV y PSE, los dos partidos contrarios al emplazamiento escogido.
Sólo el paso del tiempo dirá quién tenía razón, aunque cuándo llegará ese momento no está tan claro. Pese a que las obras del edificio llevan buen ritmo, el gabinete de Javier Maroto todavía no ha definido el modelo de gestión de la terminal ni sabe cómo explotará el aparcamiento. Y todo el mundo es consciente de que esos trámites llevan su tiempo. Ayer, fuentes del PP reconocieron que aún "se está estudiando" la fórmula más apropiada.