vitoria. Las personas mayores pueden ser comprensivas, propensas al pacifismo y conciliadoras, pero tontas no. Los jubilados que participaron en la concentración del pasado día 21 contra la reforma de las pensiones públicas, pero que no pudo celebrarse como estaba previsto por un cóctel de errores administrativos y la presunta inflexibilidad de los cuerpos policiales, quieren ser compensados por los perjuicios ocasiones. Exigen a la Policía Local y a la Ertzaintza explicaciones por los contratiempos surgidos y piden al Consistorio gasteiztarra que les vaya devolviendo el dinero del material que al final no pudieron utilizar para llevar a cabo una especia de parodia. Ellos tienen muy claro que "el desdén mostrado" a este grupo de organizaciones cívicas, de pensionistas y significación católica responde a que son "un colectivo fácilmente vulnerable no propenso a algaradas".
Los hechos se remontan al 9 de diciembre, cuando el representante de una de las organizaciones convocantes -son Aprejual, Arabako Pentsionistak Lanean, Comisión Social de Santa María de Olarizu, Elkartzen, Pastoral Obrera y Pensionistas de UGT, CCOO y USO- presentó en la Ertzaintza la comunicación para realizar una marcha desde la Virgen Blanca hasta Fueros, donde se realizaría una parodia y la lectura de un comunicado. Cuatro días después, y sin haber recibido notificación, los convocantes se percataron de que Fueros iba a estar ocupada por otras actividades, así que decidieron cambiar la meta del recorrido preguntando previamente a la Policía autonómica si había algo previsto para la Plaza del Arka entre las 12.00 y 14.00 horas. El agente no lo supo pero, con todo, se realizó la modificación.
Llegado ya el sábado 21, un grupo de personas llegó por la mañana a este lugar para sacar de la furgoneta la megafonía, los bafles, micrófonos, sillas y mesas para el teatro. Y resultó que Kutxabank tenía allí dos carpas. La entidad no puso problema en compartir espacio pero sí un superior de la Policía Local, quien acabó comunicándoles que no tenían permiso para ocupar esa zona, ofreciéndoles Correos. Al final, la marcha acabó en Fueros, pero no hubo opción de trasladar hasta allí el material. Y las más de 700 manifestantes se quedaron con una sensación agridulce. "Nos merecemos un respeto", subrayan.