juan Carlos Carazo siempre tuvo una vena artística, aunque acumule ya más de dos décadas trabajando como celador en Osakidetza. Casi siempre en el Hospital Txagorritxu y ahora, desde hace dos años, en el centro de salud de Olaguíbel. Primero le dio por la escultura, una disciplina que le ha reportado varios reconocimientos en distintos certámenes locales, pero de un tiempo a esta parte ha sido la fotografía la que ha terminado por conquistarle. "Es mucho más cómoda, porque la puedes hacer en cualquier sitio. No necesitas un espacio amplio para trabajar y puedes apañarte sólo con un ordenador", razona Carazo. Desde luego, no sólo ha decidido ahora volcarse en la fotografía por esta mera cuestión técnica. El objetivo le gusta y además, se le da muy bien, a pesar de declararse "autodidacta".

Buena prueba de ello es el reciente segundo premio que este gasteiztarra ha logrado en el concurso Fotoarte, con la obra titulada Olaguíbel, segunda piel II. Una imagen que pertenecía a un proyecto mucho más amplio, compuesto por un total de 65 fotografías, y que el profesional expone desde el pasado día 4 en su propio lugar de trabajo, el céntrico ambulatorio vitoriano. Esta imagen no se encuentra en la exposición, al haber sido premiada en el citado certamen, pero el resto bien justifica una visita a Olaguíbel estos días, y no precisamente para pasar consulta médica.

Marga Millán, una compañera de trabajo de Carazo y que ya sabía de su buena mano con la cámara, le animó a exponer alguna fotografía relacionada con el mundo sanitario en el archivo de Olaguíbel, un espacio "frío", situado en su sótano, y que necesitaba algo de vida para animar el día a día de los profesionales del centro. Carazo dio el paso, la dirección su visto bueno y el fotógrafo pronto se puso manos a la obra. Comenzó a retratar escenas cotidianas del centro, con la propia Millán como "musa" principal, de su "fotogénica" arquitectura exterior, de sus espacios interiores...

El trabajo de celador, que le obliga a moverse de un lado a otro del ambulatorio constantemente, le hizo "ver fotografías por todas partes" e ir acumulando nuevas ideas e imágenes. Carazo juega con las líneas, las formas y la composición, y emplea el blanco y negro para jugar con los contraluces. "Potencia mucho las líneas y las diagonales", argumenta. En cierta medida, las imágenes pedían esa ausencia de color, que sólo ha utilizado en tres de las fotografías que finalmente añadió al proyecto. Su gusto por la geometría, pero también por el movimiento, son patentes en el proyecto.

Eran ya tantas las imágenes captadas que este inquieto celador fotógrafo propuso exponer su obra en otro lugar, porque el archivo ya se quedaba pequeño. También le dieron el visto bueno. Las escaleras que unen las cinco plantas del centro de salud, un espacio que aparece como escenario en varias de sus fotografías, sirven ahora para enseñar la obra a pacientes, visitantes y compañeros. Su nombre es Olagibel anbulatorioa-ambulatorio Olaguíbel. La buena acogida de la obra hasta el momento ha "emocionado" a Carazo, que sólo tiene palabras de agradecimiento hacia "todas las personas que han hecho posible que este proyecto", en especial a la propia Millán y a Mónica Velasco, otro de sus grandes apoyos "desde el comienzo". "Hay que invertir mucho trabajo para hacer esto y he tenido un resultado satisfactorio, por lo que me dicen los compañeros y la gente que ha visto las fotos", celebra. La muestra puede visitarse al completo -durante el fin de semana cierran varias plantas del ambulatorio- de lunes a viernes entre las 8.00 y las 19.00 horas.