Vitoria. En los tiempos que corren, por increíble que parezca, todavía existen personas que se atreven a poner en marcha aventuras que muchos considerarían quijotescas, pero que a base de esfuerzo, constancia y trabajo acaban convirtiéndose en realidad. Jesús y Juanjo ejemplifican perfectamente esta visión de la vida. Estos dos coleccionistas de Vitoria se pusieron manos a la obra hace ahora un año para plasmar negro sobre blanco una iniciativa que llevaba mucho tiempo rondando sus cabezas: publicar un libro sobre su gran pasión, coleccionar tarjetas postales. Sin embargo, uno sólo se les quedaba corto para referenciar las miles y miles de tarjetas que ambos atesoran, así que ni cortos ni perezosos se han propuesto sacar al mercado no sólo uno, sino nada menos que diez tomos de lo que, una vez concluido, se convertirá en un exhaustivo catálogo general de la tarjeta postal en Álava.
Lo hacen, además, por su cuenta y riesgo, sin un solo euro procedente de una editorial, la Diputación alavesa o el Ayuntamiento de Vitoria. Lo que hace unos años podía haber sido objeto sin dudarlo de una -al menos pequeña- ayuda institucional a tenor de la magnitud de la obra, pasa ahora por ser un mastodóntico trabajo personal de investigación a cargo de dos buenos amigos unidos por una pasión común que ha cristalizado en un cuidadísimo y elaborado libro.
En esta primera entrega, los autores escudriñan lo que Jesús Gómez Ugarte define como "la prehistoria de la tarjeta postal alavesa". La colección de misivas de finales del siglo XIX y principios del XX reflejadas en su libro es amplísima, y cuando el lector empieza a curiosear entre ellas se convierte en una práctica tan adictiva como el que no puede parar de comer pipas. Y es que cada antigua postal esconde un secreto en su interior, bien por sus imágenes de una Vitoria ya olvidada o por las palabras que recogen en sus reversos.
"Hay que tener en cuenta que hasta el 7 diciembre de 1905 las postales no tenían una zona delimitada en su reverso para escribir, sino que sólo dejaban espacio para la dirección a la que las enviabas. Por eso la gente acababa escribiendo en los laterales o en cualquier parte que la imagen les permitiera", apunta Jesús desde su tienda, la conocida Casa del Coleccionista de la calle San Antonio, uno de esos lugares en los que el visitante podría perderse durante horas observando tantos y tan antiguos objetos.
Además de sufragar entre ambos por completo la publicación de la primera tirada, formada por mil ejemplares, Jesús convenció a su hija para que les echara una mano traduciendo al euskera una gran parte de las trescientas páginas que conforman un libro en el que el lector aficionado a la historia alavesa encontrará un mundo en el que adentrarse sin dudarlo. "Uno puede aprender un montón de cosas sobre la Vitoria de la época a través de estas postales", sostiene Juanjo Zurro Marquínez, que regenta la Filatelia Vitoria, en la calle Postas.
Sin ir más lejos, cabe preguntarse cómo por aquella época, con los derechos de la mujer todavía en estado embrionario, más de la mitad de las postales enviadas estaban escritas por o para mujeres, como la pionera gasteiztarra Carmen Morales, que llegó a fabricarse un tampón con su propia firma para sellar las postales con su nombre.
Curioso resulta también conocer que las postales más antiguas enviadas desde la capital alavesa tuvieron Praga y Lieja como destinos. "Ten en cuenta que para la gente de la época ver una imagen de otra ciudad era como si ahora te muestran una imagen de Marte. Las fotografías eran rarísimas de encontrar y estaban dirigidas sólo a gente adinerada, así que las tarjetas postales sirvieron para democratizar las imágenes", subraya Jesús Gómez, que mañana presentará el libro junto a Juanjo Zurro en la casa de Cultura Ignacio Aldecoa a las 20.00 horas.
De cualquier forma, su libro - que tiene un precio de 39 euros- circula ya por librerías vitorianas como Elkar, Ayala, Jakintza, Zuloa, Arambide, Mayner o los propios comercios de los autores. Finalizado el primer paso de este catálogo, Jesús y Juanjo piensan ya en los siguientes tomos, que abarcarán las tarjetas surgidas en Álava hasta la década de los setenta. Su pasión, como sus colecciones, no conoce límites.