vitoria. A paso lento avanza la rehabilitación de los caños medievales del Casco Viejo. El pasadizo de los Naranjos, uno de los más deteriorados, es un ejemplo del ritmo al que marcha el proyecto. Ahora, por fin, 15 meses después, el Ayuntamiento se ha decidido a contratar la obra que hará habitable este espacio de la segunda vecindad de Pintorería, entre esta calle y Cuchillería. Los trabajos consisten en la construcción de un muro de contención y la renovación de la red de saneamiento de este caño. Esta actuación permitirá solventar los problemas de filtraciones y vertidos que provoca su mal estado actual, con tuberías muy deterioradas en las que se mezclan aguas pluviales con fecales, lo que afecta a las condiciones higiénicas, estructurales y de seguridad.
El gabinete de Javier Maroto aprobó a finales de octubre una inversión de 152.062 euros -cofinanciados por el Fondo Social Europeo- para una obra que empezará a principios de 2014 y durará cuatro meses. Esta sencilla actuación se ha demorado en el tiempo más de lo esperado debido a la falta de unos permisos de Amvisa, según justificó el exconcejal Fernando Aránguiz en junio de 2012. La misma respuesta que el actual edil de Urbanismo, Miguel Garnica, dio al PNV dieciséis días antes de dar luz verde al proyecto.
La recuperación de los caños, una seña de identidad de la almendra medieval gasteiztarra conlleva después una ardua tarea de mantenimiento que si se deja de lado da al traste con la inversión realizada. Es lo que sucedió con el pasadizo bautizado como Aduana Vieja, el primero de todos los rehabilitados. En julio volvió a ofrecer un triste aspecto. Nadie diría que hace siete años el Ayuntamiento se dejó 116.581 euros en el arreglo de este pasadizo del cantón de Carnicerías, entre Herrería y Zapatería. Dinero gastado, dinero perdido, ya que la falta de mantenimiento lo ha ido deteriorando. Y todo por el no entendimiento con la asociación Gaia, que ya se encargaba del cuidado de los otros nueve patios rehabilitados a cambio de 15.000 euros al año, un dinero que a mediados de año aún no había llegado a la fundación.
Las tareas consisten en mantener las 742 enormes y pesadas jardineras, su cambio de tierra, el riego, el cuidado de las plantas... y adecuar los espacios interiores entre vecindades. Desde hace casi una década, el Ayuntamiento viene realizando labores de recuperación y mantenimiento de los caños medievales del Casco Viejo. Hay rehabilitados diez de los 19 existentes, bastantes menos de los previstos de acuerdo al ritmo que se había planificado. Hasta el siglo XIX, estos pasos se dedicaron a recoger las aguas mayores y menores que fermentaban allí hasta que las lluvias las arrastraban al foso de la muralla. Con la epidemia de cólera de 1877, se embocinaron. Y muchos vecinos aprovecharon la ocasión para estirar sus casas, construirse letrinas o usarlos como contenedores. De ahí, los problemas urbanísticos, de accesibilidad, de plagas de gatos y falta de vegetación, ventilación, aguas... que presentan si no se actúa sobre ellos.
calles ocultas Se fraguaron en el siglo XIII, tras el incendio que barrió la aldea de Gasteiz, con las expansiones urbanas de los reyes Alfonso VIII y Alfonso X el Sabio. Ellos dieron forma a la almendra por el este y el oeste. Calles ocultas por las casas, reducidas a números y letras, condenadas a perder su valor al dejar de cumplir la nauseabunda función de recoger aguas mayores y menores. Son los caños, bautizados de un tiempo a esta parte para reivindicar su papel en la historia intramuros de Vitoria. Para su denominación se han tenido en cuenta cuatro criterios: los elementos singulares existentes, peculiaridades relacionadas con cada uno, nombres de la mitología vasca y profesiones ligadas a la ciudad y el Casco.
Así, en la ladera este han dado a luz los caños de los Serenos, Lurbira, Basajaun, los Naranjos, los Acebos, del Monaguillo, Lamiak, los Sauces, Sinagoga y del Verdugo. En el oeste, los de la Plazoleta, Armería, Túnel, Aduana Vieja, Pozo, Alhóndiga, las Imprentas, los Tejos, los Rosales y los Hospitales. Además, está el de la iglesia de San Miguel.