vitoria. Los ciclistas urbanos de Vitoria no parecen creer en la fuerza de la unidad. O será que por ahora no la han visto necesaria. La asociación que los representa y defiende apenas ha sumado cincuenta nuevos integrantes en los últimos años, desde que el brío de las dos ruedas sin motor se convirtió en fiebre. Sin embargo, a Bizikleteroak no le quita el sueño que la subida de afiliaciones sea tan tímida en comparación con la incesante presencia de este medio de transporte en las calles y a pesar de la irrisoria cuota de quince euros al año. "No nos publicitamos ni hacemos campañas de captación. Nuestro único objetivo es que se use más la bici", explica uno de sus más activos voluntarios, Pablo Solano.
Bizikleteroak nació en 2009 para promocionar el uso de la bici como un vehículo urbano y defender los intereses y las demandas de los ciclistas ante el Ayuntamiento vitoriano. Cuatro años después 150 personas forman el colectivo, centrado más que nunca en procurar la conciliación de los distintos medios de transporte. "Existe una inquietud palpable por los cambios que traerá la nueva ordenanza de circulación y estamos preocupados por que pueda traducirse en un bajón de ciclistas, ya que hay gente que dice que no está dispuesta a bajarse a la calzada o a aceptar la restricción del paso en las zonas peatonales", admite Solano. No obstante, él y sus compañeros confían en que los conductores se acostumbren al nuevo escenario y los bicicleteros aparquen sus miedos "porque aunque la acera ofrece tranquilidad, la carretera da la rapidez".
Sería desalentador para Bizikleteroak que una ciudad que fue pionera en este modo de desplazamiento se aleje del reto de ser cien por cien ciclable. "La realidad es que ha crecido mucho el uso de la bici. Y eso se nota tanto en la calle como en las preocupaciones que nos llegan y recogemos", apuntilla. De hecho, resulta difícil cifrar cuántos ciclistas urbanos hay en Gasteiz. Solano ha trabajado en la recogida de datos para un estudio sobre el comportamiento de los txirrindularis y había veces en que se le hacía difícil cuantificar a todos los que pasaban por su zona. El voluntario recuerda que "en media hora podían verse hasta cien".
Bizikleteroak vela por los timoneles del manillar sin que muchos de ellos la conozcan. Tampoco la Federación Alavesa de Ciclismo atrae demasiado la atención de este creciente colectivo, aunque haya registrado alguna que otra licencia en los últimos años por parte de ciclistas urbanos. "Son personas que se han pasado a la bici en la ciudad porque estamos en economía de guerra y buscan una póliza de accidentes y de responsabilidad civil barato, pero nada más", explican desde la organización. Tal vez con la nueva ordenanza, más gente opte por esta protección. Tal vez se conformen con su seguro del hogar, si lo tienen.