vitoria. Hace ya años que Adelina Uriarte descubrió las bondades de levantar viviendas bajo el estandar passivhaus. Ventajas a priori imposibles que no pocas veces provocaron el sonrojo de sus compañeros de sector. Sin embargo, este extremo nunca le importó, más bien todo lo contrario. Porque la vitoriana tiró convincentemente hacia adelante e hizo de esta nueva filosofía de construcción casi un estilo de vida. A pesar del desconocimiento de esta técnica, hace dos años promovió su primera promoción en Junguitu, un proyecto que le posicionó en el mapa, pero ha sido el premio que le acaba de conceder el II Concurso Iberoamericano Passivhaus el que le ha conferido la confianza necesaria para cautivar a los ciudadanos. "Definitivamente lo que proponemos y construimos no es ciencia ficción", se felicita. El próximo día 17 recogerá su merecido premio en Gijón, en el marco de la 5ª Conferencia Española Passivhaus. Será otra puesta en escena más donde Uriarte volverá a desplegar todo el arsenal de bondades que conforman su causa, "un proyecto a medio plazo que ya no es utópico".