l "El conflicto me preocupa". "Vengo bastantes veces porque vivo en un piso del Ayuntamiento y estoy muy contenta con el trato recibido. Ahora este conflicto me preocupa", apunta Lucía Landa. Ayer acudió con su hijo a Olaguíbel a realizar unos trámites, y tuvieron que esperar "poco". No obstante, respalda a las trabajadoras y cree que la ciudadanía debería "movilizarse más".

vitoria. La imagen se ha convertido ya en habitual en la oficina municipal de atención ciudadana de Olaguíbel: largas colas de gente esperan para poder realizar los trámites que, hasta hace 17 días, se podía realizar también en los centros cívicos. Estos puntos ahora están cerrados, precisamente después de los 17 días de huelga de las trabajadoras del teléfono 010 y estos servicios de atención ciudadana. La plantilla, conformada por unas 40 personas de la subcontrata del Ayuntamiento SIC, exige así que se mantengan sus puestos de trabajo. Y, pese a las protestas de los grupos de la oposición, el gabinete Maroto se mantiene firme en estos ajustes, que según defiende mejorarán la atención puesto que las funciones de estas empleadas en la red cívica las cubrirían los oficiales de control y se lograría un ahorro de unos 500.000 euros al año. Pero, mientras esas diferencias se mantienen, los ciudadanos sufren las consecuencias.

El tema se debatió ayer en la Casa Consistorial. El grupo municipal del PNV se hizo eco del malestar ciudadano y el PP no descartó que se puedan exigir servicios mínimos. Las portavoces de las trabajadoras detallaron que, para ello, primero debería emitirse un decreto y pactar las condiciones con las empleadas.

Y, mientras, en Olaguíbel, uno de los puntos donde menos trabajadores han secundado la huelga, se refleja el malestar de los ciudadanos. Fernando González es uno de ellos. Este vecino acudió ayer a Olaguíbel. Esta vez le tocó esperar "unos 20 minutos", pero hace apenas unos días realizó un trámite similar y le llevó "tres horas". Lamenta que en el centro cívico de Lakua esta posibilidad esté cerrada, que le devuelve a tiempos pasados, cuando había que desplazarse hasta el centro para realizar las gestiones con el Ayuntamiento. "¿Pero no se hicieron para esto los centros cívicos?", se preguntó.

Varios usuarios como Fernando reconocieron ayer, tras salir de la oficina, que no manejaban mucha información sobre el conflicto entre el Ayuntamiento, la subcontrata y las trabajadoras. No obstante, quien más quien menos tenía propuestas alternativas: "¿Que quieren ahorrar? ¿Y por qué no se bajan el salario los políticos? Sólo saben recortar y recortar y meter dinero a su bolsillo haciendo lo mínimo posible", apuntó Onán Alonso. "Suelo venir poco, en este caso a domiciliar unas facturas. He ido al centro cívico de Iparralde y me lo he encontrado cerrado, así que he tenido que venir aquí a hacer cola. Es una auténtica vergüenza", apuntó con el número ya en la mano y varias decenas de personas por delante.

La escena se repitió en el caso de Antonio Moreno, que necesitaba un resguardo del padrón -el empadronamiento unifamiliar- y habitualmente acude a Olaguíbel. Pero su familia decidió presentar una queja, porque "esto es una vergüenza, que tengamos que esperar así. Me comentaron que la espera podía llegar a una o dos horas para un simple papel, porque al final a todos nos mandan ahora aquí. Y no sabíamos que había huelga, sí que estaban protestando, pero es de vergüenza que las chicas estén ahí fuera, concentradas bajo la lluvia, pidiendo lo que tienen que pedir, mientras hay unos mangarranes cobrando unas dietas importantes. Esto puedes ponerlo. A ver si sirve para algo".

Lucía Landa y Francisco Javier, madre e hijo, también se mojaban por las trabajadoras: "Si el servicio de teléfono 010 lleva ya 18 años, 18 años llevo utilizándolo. Hay mayores e inmigrantes que necesitan ayuda, y a este servicio basta con llamar por teléfono y te dicen todo".

Con el plan del gabinete Maroto sobre la mesa, tanto el 010 como Olaguíbel seguirían en 2013 funcionando, pero los servicios de atención ciudadana pasarían a ser ofrecidos por los oficiales de control -hasta ahora encargados de cuestiones, entre otras, de mantenimiento-, ahora llamados oficiales informadores. Fuentes municipales apuntaron que 53 de estos trabajadores ya se han apuntado al examen que les permitirá realizar este nuevo trabajo. El cambio avanza, y las movilizaciones de las trabajadoras también.

l "Las trabajadoras piden lo que tienen que pedir". Enfadado es poco. Antonio Moreno y su mujer decidieron presentar ayer una queja por las colas formadas en Olaguíbel. Este vecino de Ramiro de Maeztu reconoció que no conocía el tema de la huelga, pero consideró que las trabajadoras "piden lo que tienen que pedir, mientras otros se llevan unas dietas cada día".

l "Sólo saben recortar". Onán Alonso reconoció que la huelga le pilló a contrapié. Acudió al centro cívico de Iparralde -"hasta ahora siempre se nos había insistido en hacer los trámites en los centros cívicos"- y se encontró con el área de atención ciudadana cerrada. Y después le tocó esperar. Y cargó con dureza contra una clase política que, en su opinión, "sólo sabe recortar y recortar".

l "Hoy he esperado 20 minutos, pero el otro día fueron tres horas". Fernando González suspiró ayer al salir de la oficina de Olaguíbel. Esta vez sólo le tocó esperar "unos veinte minutos", pero tenía muy presente que unos días antes fueron "unas tres horas". "Ir al centro cívico a hacer estas gestiones es muy cómodo. Ahorras tiempo. Eso no lo pueden quitar", deseó.