Vitoria. 18,5 meses de obras y 18,5 millones de euros ponen fin a una pesadilla de veinte años -según el alcalde-, la de la estación provisional de Los Herrán. Y es que el próximo martes arrancarán por fin las obras de la futura terminal de autobuses de la plaza Euskaltzaindia, junto al Gobierno Vasco. Un polémico proyecto que no gusta a todos, pero que sale adelante con el apoyo de Bildu y PP después de que ambos partidos acordaran paralizar el fallido BAI Center nada más comenzar Javier Maroto su primera legislatura como alcalde de Gasteiz. Tras dos décadas de idas y venidas, Vitoria estrenará estación en verano de 2014. "Hoy comienza el principio del final de una pesadilla que ha durado veinte años y cuatro alcaldes", se congratuló ayer Maroto durante la firma del acuerdo de arranque de las obras, que congregó en el Ayuntamiento al alcalde, el concejal de Urbanismo y los responsables de las tres empresas constructoras: Vías y Construcciones, Opacua y Balgorza. También asistieron portavoces de los estudios de arquitectura que han diseñado el nuevo edificio -Ocenda-Usandizaga-Acilu- y el gerente de la sociedad urbanística Ensanche 21, Alfredo Piris.

Mientras duren las obras de la nueva estación, 350 personas trabajarán de forma directa o indirecta en su construcción. Una noticia alentadora dada la elevada tasa de paro que padece Álava. Además, con este nuevo paso, "la palabra provisional para la estación de autobuses de Vitoria pasa hoy a la historia", dice Maroto.

Cuerda clausuró la estación de la calle Francia con el fin de levantar una nueva, con centro comercial incluido. Pero no pudo ser. En su lugar, el museo Artium tapó el agujero. Años después, ni Alonso ni Lazcoz vieron los cimientos de una nueva estación, tras barajarse varias ubicaciones, la más polémica la del parque de Arriaga, que los vecinos no permitieron que saliese adelante. Será Maroto quien finalmente coloque la primera piedra, precisamente para tapar otro gran agujero, el que el sueño del auditorio dejó en Lakua.

tráfico La nueva terminal de autobuses se levantará en superficie, sobre 15.600 metros cuadrados, con 25 dársenas para los autobuses y un parking bajo tierra con capacidad para 307 coches. Mirará hacia bulevar de Euskal Herria, aunque los autobuses accederán por la calle Donostia a través de un carril de entrada y otro de salida. Los viajeros, en cambio, lo harán por Rafael Alberti, una arteria donde también estará la parada de taxis. El complejo incluirá un edificio protegido por una gran cubierta plegada de casi quince metros de altura, con vestíbulo, taquillas, aseos, cafetería y restaurante. Y justo debajo operará el aparcamiento subterráneo, con 307 plazas para coches, ocho motos y 86 bicis. Un gran garaje regado con luz natural gracias a la apertura en los flancos norte y sur de unos patios ingleses tapizados con vegetación, y conectados con la calle. De los 18,5 millones de euros de coste, el Ayuntamiento aportará dos millones, la Diputación, 2,5 y el Gobierno Vasco, la mayor cuantía, 14 millones.

Tras dos décadas de debate, no será una estación intermodal -conectada con el tren-, entre otras razones porque tampoco el Ministerio de Fomento acometerá las obras del soterramiento del tren a su paso por Vitoria, con lo que los trenes seguirán llegando a la calle Dato como hasta ahora. Sí estará, en cambio, cerca del tranvía y de algunas líneas de urbanos que paran en la rotonda de América Latina.

En cuanto a las afecciones medioambientales, el Gobierno Vasco ya alertó de que la ubicación no es la idónea, al estar en uno de los puntos más negros de la circulación. Sin embargo, el gabinete Maroto no comparte estos temores. Habrá que esperar a la entrada en funcionamiento de la nueva estación para ver el efecto que su puesta en marcha tiene en el tráfico de la zona y, viceversa, las consecuencias de la densa circulación de Lakua en la llegada y salida de los autobuses.