Vitoria. A la calle General Álava se le despega la suela cada dos por tres. Y no hay parcheo que sea el definitivo. Como el tranvía pasa por allí, el Gobierno Vasco ha asumido hasta ahora todas las reformas, pero considera que corresponde al Ayuntamiento tomar la decisión de aligerar el peso del tráfico desviando las líneas de os urbanos por otra calle o de levantar por completo el firme. El Gabinete Maroto no piensa modificar el recorrido de los urbanos porque, a su juicio, no son los causantes de tanto deterioro, pero al mismo tiempo se niega a adoptar una decisión y endosa la responsabilidad al Ejecutivo autonómico. Una postura que ha despertado las críticas del PNV, PSE y Bildu.
Todos los grupos de la oposición, sin excepción, creen que el Consistorio debe tomar las riendas para dirimir responsabilidades y acabar de una vez por todas, por el bien de los vecinos de la zona, con el goteo constante de obras.
"Los problemas que hay en la ciudad son problemas del Ayuntamiento, y el Ayuntamiento no puede echar balones fuera", advierte el concejal del PNV Borja Belandia. A su juicio, habría que hacer caso del Plan de Movilidad Sostenible, que apostaba por desviar los autobuses por la calle Florida. El Gobierno, no obstante, se muestra en contra de esta opción por el tráfico que concentra esta vía y su estrechez. "Habría que volver a analizar la situación y analizar también si el suelo de General Álava puede tener un comportamiento mejor sin el paso de los urbanos, porque si el PP sigue pasando la pelota al Gobierno Vasco da a entender que no quiere resolver el problema", critica el edil. Un problema reincidente, que evidentemente no se resuelve con las pequeñas obras que afronta esta bulliciosa calle de forma periódica.
El PSE, al valorar el desastre actual, no duda en mirar al pasado. "Maroto está de campaña y eso le lleva a la incongruencia de rechazar lo que pedía hace dos años desde la oposición: que los autobuses pasaran por Florida", denuncia el portavoz del grupo, Patxi Lazcoz. A su juicio, el "ímpetu que ahora gasta" el alcalde contra el Gobierno Vasco lo debía haber empleado hace unos años para sumarse a la propuesta socialista de que el tranvía tuviera vía única en General Álava. "Seguro que la calle no tendría los problemas que ahora presenta", asegura. No obstante, a falta de un delorian para dar marcha atrás en el tiempo, toca pronunciarse sobre el presente. Al igual que el PNV, este edil cree que la decisión -ya sea modificar los trayectos de Tuvisa o levantar el firme- no se puede endosar al Gobierno Vasco.
"Se tiene que adoptar en el marco del grupo de trabajo del Plan de Movilidad Sostenible, donde hasta ahora se estaban consensuando todas las medidas. El problema es que Maroto se está saltando ese consenso con decisiones unilaterales como ésta o la nefasta propuesta de ampliación de líneas de Tuvisa en Salburua", recrimina Lazcoz. Tampoco Bildu está contento con la actitud actual del equipo de gobierno en materia de movilidad, y eso incluye el despojarse de toda responsabilidad en la búsqueda del remedio definitivo para la calle General Álava. El edil abertzale Antxon Belakortu tiene claro lo que hay que hacer. Y son tres cosas, por este orden: "Hay que analizar si los desperfectos surgen por el paso de los autobuses, ya que por allí hay tráfico también de carga y descarga y de los vecinos, estudiar si el paso del tranvía por esta calle era la solución ideal y, a partir de ahí, que asuma responsabilidades quien sea el responsable de la situación". Si la culpa de tanto desconchado la tienen las líneas de Tuvisa, "entonces el Ayuntamiento tendrá que asumir la competencia". Y si el diagnóstico es que hace falta rehacer el suelo, las arcas "tendrán que afrontarlo".
Finaliza el parcheo Mientras el debate enciende la Casa Consistorial, hoy ya finaliza el enésimo parcheo de General Álava. Las obras arrancaron el lunes, de ocho de la mañana a ocho de la tarde, lo que obligó a derivar los urbanos hacia Florida. No hubo molestias, gracias a la escasez de tráfico de estas fechas y la inexistencia de paradas justo en este tramo. No obstante, los vecinos de la zona exigen una solución definitiva. El firme de esta calle lleva rompiéndose desde que el tranvía desembarcó en ella, hace ya cuatro años. La primera vez, hubo que sustituirlo entero, antes incluso de que el metro ligero empezara a rodar. Después, llegaron las reformas puntuales. La de agosto de 2010 se anunció como la última, pero el arreglo de los 101 desperfectos que salpicaban toda la zona sólo duró unos meses. En enero de 2011 se realizaba la reparación de otros quince puntos. Así que ahora ya nadie cree que el pavimento aguante en óptimas condiciones un año más.