vitoria. Antes de que empezara la comisión extraordinaria, una docena de funcionarios ya había ocupado la sala donde se iba a celebrar el debate. Otros esperaban fuera, a lo largo de las escaleras. Era su día, el momento de plantar cara al equipo de gobierno y protestar por los recortes ya consumados. Los que pudieron se sentaron y todos juntos, dentro y fuera, comenzaron a corear eslóganes contra la política estatal y la sumisión de Maroto. Como cabía esperar, la presidenta de la comisión, la socialista Maite Berrocal, se vio forzada a suspender el encuentro y varios agentes de la Policía Local fueron desalojando a los representantes sindicales. Les costó, pero al final lo lograron, con buenas palabras.

"Vamos a hacer las cosas bien", rogaba un policía a uno de los representantes sindicales. Eso sí, para entonces, los miembros del PP ya se habían ido, en un claro gesto de no querer escuchar las críticas. Y cuando se reanudó la comisión, el primer edil calificó lo sucedido como "esas cosas que suelen hacer" los integrantes del comité de empresa.

Cuando finalizó el debate, ya no quedaba ni uno solo de los carteles que el comité había colgado por las paredes del Consistorio. En ellos se podían ver frases como "roban a los trabajadores para dárselo a los bancos" o a un Maroto a lo rey de bastos con una tijera y Rajoy a su lado con una motosierra. Los representantes sindicales no están dispuestos a asumir con las orejas gachas los recortes promovidos por el Gobierno. "Ez, ez, ez, murrizketarik ez", "falta dinero, sobran ladrones"... Las consignas suenan cada vez más fuertes..

Maroto, mientras tanto, sigue cantando a la esperanza. Según explicó, el martes se reunirá con el resto de la ejecutiva de la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias) para"analizar lo que hay y aclarar incertidumbres" porque la unidad de los ayuntamientos "debe ser fuerte". Eso sí, ante la insistencia de la oposición, admitió que igualmente "fuerte" debe ser la defensa del autogobierno de Euskadi.