Vitoria. El primer debate sobre el estado de la ciudad de Javier Maroto como alcalde de Vitoria fue el de las promesas. Acababa de estrenar cargo. Esta vez, deberá dar cuenta de su primer año de gestión al frente del Ayuntamiento y proponer acciones, para luego someterse al veredicto del resto de grupos municipales. El contexto es delicado. Donde el equipo de gobierno ve ajustes, la oposición se queja de recortes indiscriminados a la propia esencia de Vitoria. Donde el equipo de gobierno defiende generación de empleo, la oposición alerta de una absoluta falta de propuestas concretas. Y aunque unos y otros se llaman continuamente al consenso, parece que la única cosa que acerca a las cuatro formaciones del Consistorio es la Green Capital. Y a veces ni eso. Donde el equipo de gobierno ve acciones integrales, la oposición observa demasiado de marketing.
Seguramente esa dicotomía volverá a estar presente en el debate del estado de la ciudad, que empezará mañana con el discurso del alcalde y continuará el viernes con las reacciones de los demás grupos. No obstante, el gabinete Maroto llega a este momento convencido de las bondades de su gestión. La concejal Ainhoa Domaica asegura , en representación del primer edil, que "este gobierno es el que cumple con sus compromisos". Hace un año se fijó diez prioridades para la ciudad "y ya estamos respondiendo". También es, sostiene, "un gobierno que dice la verdad". Al PP le tocó gestionar una "herencia complicada", la dejada por los socialistas, ha contado cómo estaba la situación económica del Ayuntamiento y ha adoptado "decisiones difíciles pero necesarias para garantizar" la estabilidad de la institución.
Esa gestión ha hecho que le llovieran muchas críticas, pero cierto es que el gabinete Maroto ha conseguido llegar a acuerdos con los tres partidos. Con el PNV pactó un plan de inversiones, liderado por los nacionalistas, destinado a Salburua y Zabalgana, los barrios de oro y la zona rural. De la mano de Bildu consiguió la paralización del BAI Center, posibilitando a su vez la construcción de la estación de autobuses en la plaza Euskaltzaindia. Y gracias a la alianza con el PSE de Euskadi, llegó dinero para el Anillo Verde Interior, la ampliación del tranvía y el canon de capitalidad. "No el canon de pandereta que vendió Lazcoz", apuntilla, a propósito, Domaica.
¿Y qué hay del empleo? El PP ya no habla del proyecto de parque empresarial de Betoño y prefiere fijarse en las oportunidades laborales que puede generar la Green Capital. Según la concejal, "creemos que la actividad procedente de las políticas medioambientales y el I+D es la solución". Ahora bien, de momento la tasa de paro en Vitoria no deja de crecer y se ha convertido en una de las principales preocupaciones del discurso de la oposición municipal.
El PNV ha reprochado al alcalde que haya "pasado de puntillas, sin aportar ideas, actuando a remolque de nuestras iniciativas". A petición de los jeltzales, se creó una ponencia de empleo hace meses en la que acordar las acciones prioritarias en esta materia. Y las medidas acordadas o fueron propuestas por los jeltzales o por los agentes sociales que participaron en el foro. También Bildu lamenta "la falta de acciones concretas" de puertas para afuera y, de puertas para adentro, alerta de la "externalización y precarización de las condiciones de trabajo" de los empleados municipales.
Mantener el modelo social de Vitoria es otra de las obsesiones de la oposición, tras los recortes asestados a áreas tan sensibles como la educación, la cultura, la salud o la igualdad. El PNV considera que Maroto se dedica a meter la tijera a prestaciones básicas "sin importarle a qué afecta", mientras que Bildu teme que esté a punto de quebrarse la esencia de esa ciudad centrada en dar la mejor calidad de vida posible a sus vecinos. Un panorama desalentador producido por la imposibilidad de debatir las Cuentas. La prórroga presupuestaria de Maroto, meses después, sigue doliendo.