vitoria. La bicicleta inspira a nuestros políticos grandes retos. El gabinete Lazcoz primero y el gobierno de Maroto recientemente proclamaron a los cuatro vientos su apuesta por conseguir que en el año 2020, el 15% de los desplazamientos por la ciudad se realice a pedaladas. Titular que a Bizikleteroak le produce sonrojo ajeno. La asociación de ciclistas urbanos de Vitoria ve demasiados errores en la actual planificación del tráfico y poca valentía para revolucionar la movilidad. Basta con dar un paseo por los nuevos barrios. El Ayuntamiento gasteiztarra sigue creando bicicarriles que invaden las aceras, a pesar de que este colectivo lleva ya mucho tiempo solicitándole que respete el espacio del peatón y traslade los bidegorris a la calzada.
Como primer paso, la asociación se daría por satisfecha con que las vías ciclistas saltaran a la carretera. No obstante, el objetivo que en realidad persigue va más allá. Bizikleteroak apuesta por la ciudad 30. La cifra indica los kilómetros por hora a los que circularían los vehículos en las calles interiores de los barrios, una velocidad moderada que permitiría a las bicis rodar sin ningún riesgo por la carretera, sin necesidad de que el Consistorio se gastara el dinero en pintar líneas. "Sólo así podría alcanzarse el objetivo de 2020, respetando al mismo tiempo todos los modos de desplazamiento", subrayan Pablo y Rubén, miembros de Bizikleteroak.
En la Vitoria 30, hasta el coche saldría ganando, aunque dé la sensación contraria. Según estudios realizados a pie de carretera, la velocidad real del tráfico motorizado es de 17 kilómetros por hora por culpa de los semáforos y los pasos de cebra. Con el modelo que solicita Bizikleteroak, y que también contempla el Plan de Movilidad Sostenible de Gasteiz, el ritmo de los vehículos sería más constante porque la moderación al volante "permitiría prescindir" de la mayoría de los discos de colores dentro de las supermanzanas.
Parece que todo son ventajas, pero el modelo de ciudad que tanto entusiasma a Bizikleteroak le pone remolón al Ayuntamiento. Hace ya un año que está listo el mapa de las supermanzanas para su salto a la calle y ni siquiera se ha probado con limitar a 30 kilómetros por hora la velocidad de las pocas calles del Ensanche que todavía no son peatonales. La asociación responsabiliza de esa falta de apresto a los técnicos de Tráfico. "No se han reciclado. Siguen con una mentalidad muy antigua y les ganan la partida a los nuevos departamentos que se han creado a raíz del Plan de Movilidad Sostenible, como el de Espacio Público con el gabinete Maroto", opinan Rubén y Pablo. No obstante, ambos ciclistas reconocen que el Ayuntamiento también es cada vez más receptivo a las propuestas que lanzan desde la asociación para mejorar la infraestructura ciclista que hay -aunque en esencia no le guste- y facilitar la convivencia con el peatón y el ciclista.
Bizikleteroak se ha convertido, de hecho, en el trabajador de campo del Consistorio a través del Observatorio de la Bicicleta. Un trabajo que lleva su tiempo y que, a veces, tiene su recompensa. Mientras tanto, la asociación trata de transmitir a todo el mundo su pasión por el vehículo más limpio del mundo. "Si ha subido su uso ha sido por la crisis, no por otra cosa pero ahora llega el reto de incrementarlo", dicen Rubén y Pablo. Ideas para lograrlo no les faltan.