Vitoria. El debate sobre qué es una vivienda vacía prosiguió ayer en el Ayuntamiento. La decisión de PP, PSE y Bildu de subir la presión fiscal a los pisos desocupados entendiendo como tales aquellos donde no hay ninguna persona empadronada podría hacer pagar a justos por pecadores. Según un informe municipal sobre personas en riesgo de exclusión social, en marzo del año pasado había en Vitoria 2.682 domicilios con consumos de agua propios de un espacio habitado pero sin nadie registrado en ellos. El PNV puso el dato sobre la mesa para animar al resto de grupos a buscar una definición "más precisa" antes de cometer un posible atropello. Y encontró la complicidad del equipo de gobierno.

"Estoy dispuesto a colaborar para encontrar la fórmula más adecuada, porque tal vez sea más interesante gravar las viviendas vacías en función del gasto de agua, como plantea el PNV, que del censo", reconoció el concejal de Hacienda, Manu Uriarte. Ahora mismo, su departamento está trabajando para poner al día la información sobre los pisos donde no hay nadie empadronado. Y a continuación, hará algo no contemplado en aquel informe de 2010: cruzar dicho dato con el de domicilios donde se registran consumos de agua inferiores a 18 metros cúbicos al año -límite marcado por la Organización Mundial de la Salud para distinguir entre hogares con o sin residentes-. Así, se reducirá el margen de error.

El concejal de Hacienda esperaba una respuesta positiva del PNV a su actitud conciliadora. Pero no llegó. El portavoz nacionalista, Gorka Urtaran, acusó a Uriarte de abordar el castigo fiscal a la vivienda vacía "sin ningún rigor". A su juicio, lo razonable hubiera sido que el Consistorio buscara y encontrara "una definición más justa" antes de votar cómo y cuánto gravar a los dueños de esos pisos. "Vuelve a hacer una política precipitada. ¿Por qué el equipo de gobierno y los otros dos grupos no se tomaron un tiempo? ¿Por qué no se hizo caso al PNV en el debate de ordenanzas fiscales?", inquirió.

A Urtaran le resultan insuficientes los gestos a toro pasado. No obstante, el edil reconoció que es complicado dar con la fórmula más exacta, ya que ni siquiera dentro de un mismo país las instituciones se ponen de acuerdo. El ejemplo más cercano está en el anteproyecto de la Ley vasca de Vivienda, que define como pisos vacíos aquellos que llevan más de dos años desocupados de forma continuada "sin causa justificada" y no son residencias secundarias.

Precisamente porque la dificultad de dar la la fórmula perfecta es grande, Bildu considera que no hay que perder demasiado tiempo teorizando. Este grupo fue el que presentó con éxito -le apoyaron el PP y el PSE- las enmiendas al borrador de las ordenanzas fiscales para aplicar a las viviendas vacías un incremento del 50% en el IBI -medida que va a depender de la Diputación- y 260 euros extra en la tasa de basuras. "Nuestro objetivo era cargar más a quien más tiene, y si no tienes a nadie empadronado en tu piso vacío será porque tienes mucho", resumió el edil abertzale Antxon Belakortu.

Triquiñuelas El problema es que la definición de vivienda vacía según el padrón puede ser, además de injusta, inefectiva. "¿Qué hará la gente cuando se entere de este criterio? Empadronar a alguien en su casa", opinó Urtaran. El edil de Hacienda le aseguró que lo último que desea es "incentivar el padrón en el fraude". Belakortu, por su parte, fue más práctico: "si sucediera lo que dice el PNV, la maniobra revertiría en las declaraciones de la renta, en la Diputación. El castigo seguiría existiendo, que es lo que importa". Además, el concejal de Bildu cree que atenerse al gasto de agua también puede animar a hacer trampas. "Basta con que el dueño se pase y abra el grifo".

Uriarte aprovechó el rifirrafe para darle la vuelta a la tortilla y poner en valor el intento frustrado del equipo de gobierno de vincular el consumo de agua a la tasa de basuras. "El PNV decía que no había relación directa entre un concepto y otro, pero con su propuesta para la vivienda vacía nos está dando la razón", aseguró el edil, mientras Urtaran hacía aspavientos. Pero ese ya es otro debate y, al menos por este año, ha caducado.