Vitoria. Arranca hoy en el Ayuntamiento uno de sus debates más trascendentales: el de las ordenanzas fiscales. El gabinete de Javier Maroto se sienta a la mesa con la congelación por bandera, el PNV quiere defender la necesidad de incentivar a quienes creen empleo de calidad y penalizar a los que tengan conductas insostenibles, el PSE llega dispuesto a suprimir las bonificaciones de las familias con las rentas más altas y Bildu sueña con cargar contra los bancos, las grandes empresas y los propietarios de las viviendas vacías. En lo básico se parecen, porque la tónica general contempla no elevar la presión fiscal sobre el vitoriano de a pie, pero en lo concreto se vislumbran ya dos posibles parejas de viaje: los populares y nacionalistas por un lado; los socialistas y abertzales, por otro.

El PNV solamente ha registrado 17 enmiendas al proyecto de ordenanzas fiscales del equipo de gobierno. Es una lista minúscula en comparación a las del resto de grupos (42 del PSE y 44 de Bildu) e incluye cambios poco drásticos, lo que invita a pensar en una posible alianza. En concreto, plantea las siguientes modificaciones: frente a la congelación total del impuesto de vehículos de tracción mecánica del equipo de gobierno, IPC para los vehículos de gama alta y motos de más de 1.000 centímetros cúbicos; frente a la subida de la tasa de basura y su vinculación al consumo de agua, congelación general salvo IPC para oficias bancarias; en la retirada de vehículos de la vía pública, IPC para los coches de lujo; y en la tasa por vertidos, IPC para la planta de tratamiento de residuos.

Su objetivo, en definitiva, pasa por castigar las conductas insostenibles. Y, además, se acuerda de premiar las políticas de empleo y calidad de vida. La propuesta del PNV incluye bonificaciones en el impuesto de construcciones para obras de rehabilitación en viviendas de más de cincuenta años, edificios catalogados, empresas que justifiquen un crecimiento de más de cinco puestos de trabajo destinados a personas desempleadas. Asimismo, plantea descuentos en la tasa de basuras para las familias numerosas que vivan de alquiler y hogares monoparentales, y para bicis en el impuesto de retirada de vehículos de la vía pública.

Más arriesgadas son las propuestas de progresividad fiscal de Bildu, encaminadas a mantener en pie a los jóvenes, parados y pensionistas, cargar contra "quienes nos han llevado la crisis "y hacer pagar más a quien más tiene. Enmiendas no faltan para conseguirlo: congelación del IBI pero con subida de 200 euros para las viviendas vacías, lo que permitirá una recaudación; bajada del 2% en la tasa de basuras para las rentas más bajas, incremento del 10% para las más altas en función del número de miembros en el hogar, 200 euros extra para los pisos vacíos y ascenso del 20% para bancos, industrias químicas y grandes superficies; y modificaciones en el impuesto de actividades económicas que gravan a las que facturan más de dos millones de euros para recaudar un 10% más. En total, según los cálculos de los abertzales, estas propuestas permitirían al Ayuntamiento meter en la hucha alrededor de 4 millones extra al año.

El concejal de Bildu Antxon Belakortu reconoció ayer la buena sintonía con el PSE, que el día anterior ya había presentado sus enmiendas. "Hay cosas nuestras que les gustan y cosas suyas que nos gustan", subrayó el edil. La propuesta socialista contempla el apartado de impuestos la congelación del IBI y la subida del IPC para el resto (3,1%), además de un incremento del 20% en el impuesto de vehículos para los coches de alta gama y la eliminación de bonificaciones a rentas familiares superiores a los 100.000 euros tanto en el IBI como en el impuesto de construcciones. Respecto a las tasas, la norma general es aplicar el IPC con las siguientes excepciones: incremento del 20% en licencias urbanísticas, subida del 5% en las basuras y congelación del servicio del agua. En precios públicos, lo que impera es la congelación.