vitoria. No hay un solo partido de la oposición municipal al que le guste la propuesta del alcalde de subir la tasa de basuras y de vincularla al consumo de agua. Pero, además, el PNV está plenamente convencido de que se podrían ahorrar tantos millones de euros como los que conllevaría la iniciativa del PP, unos 2,6 en concreto, mejorando el funcionamiento de las plantas de tratamiento de residuos de la construcción y demolición y de biocompost. Los concejales jeltzales Borja Belandia y Álvaro Iturritxa denunciaron ayer deficiencias en ambas infraestructuras por las que "el producto generado en ambos casos no tiene la calidad necesaria para incorporarlo al mercado y acaba en el vertedero".
Los ediles acompañaron su reflexión de datos, si bien luego fueron desmentidos por el gabinete de Javier Maroto. Según dijeron, 90.000 toneladadas de residuos de la construcción y demolición y 2.500 de biocompost acabaron el año pasado en el estómago de Gardelegi. "Juntas, suman el equivalente a un campo de fútbol con 4,5 metros de altura", ejemplificaron. Ésos ya son ingresos no percibidos, pero además Belandia e Iturritxa aseguraron que el Consistorio no está cobrando por la entrada de esos desechos en el vertedero. Por tanto, "calculamos que las arcas están dejando de recibir 2,6 millones al año".
Es mucho dinero perdido según las cuentas del PNV al que habría que añadir, otra vez de acuerdo a las estimaciones de este grupo municipal, el efecto de tanta tonelada de vertido sobre Gardelegi. De continuar el ritmo denunciado por Iturritxa y Belandia, "la vida útil del vertedero se acortaría a la mitad". Y este panorama obligaría a "anticipar la necesidad de inversión en una nueva infraestructura, ya fuera un vertedero o una nueva planta de tratamiento", subrayaron.
La conclusión del PNV es que "el déficit de ingresos por el mal funcionamiento de ambas plantas de tratamiento de residuos" se va a cubrir con un incremento de la tasa de basuras. Por eso, los concejales se reafirmaron en su postura contraria a la subida. Y, además, aprovecharon la ocasión para criticar la propuesta del equipo de gobierno de vincular este tributo al consumo de agua. "Resulta incomprensible que quieran ligar estos dos conceptos cuando no existe tal relación. Este planteamiento puede dar lugar a situaciones ridículas en las que se obligue a pagar más a quien menos residuos genera y viceversa. Por ejemplo, una familia que se decanta por comida precocinada y genera una gran cantidad de residuos podría pagar menos que la que usa agua para cocinar fresco", explicaron estos concejales. Además, advirtieron de que en algunos casos la subida podrá ser del 84%.
El PNV insistió en que si el cobro tiene que ser proporcional a la calidad del servicio, primero hay que mejorar el funcionamiento de las dos plantas anteriormente mencionadas. No obstante, los datos ofrecidos desde el equipo de gobierno echan por tierra la argumentación de la formación jeltzale, sobre todo en lo referido al centro de residuos de la construcción y demolición. Según explicaron fuentes del gabinete de Javier Maroto a este periódico, de las 183.331 toneladas que entraron en la instalación el año pasado, sólo 3.180 fueron rechazadas y otras 90.290 sí acabaron en Gardelegi pero no por ser un mal producto sino para restaurar taludes, frentes y la plataforma del propio vertedero.