El Ayuntamiento de Vitoria tintinea que da gusto. Cada día, grandes cantidades de efectivo llegan a las oficinas de recaudación, los centros cívicos, polideportivos y otras instalaciones municipales. El movimiento de fondos procedentes de los ciudadanos y los proveedores es tan importante que, por seguridad, el Consistorio se ve obligado a ingresar periódicamente las monedas y los billetes en las cuentas que tiene abiertas en distintas entidades financieras. Un ejercicio el de poner a buen recaudo el parné que se traduce en nada más y nada menos que 360 viajes al año.

Al volante se encuentra Prosegur, empresa a la que el Ayuntamiento acaba de adjudicar el servicio por un total de 21.500 euros anuales. Su obligación es clara: recoger y transportar el dinero en efectivo desde las cajas ubicadas en las distintas instalaciones municipales con las máximas garantías para que ningún Dioni convierta el trayecto en pesadilla. Para conseguirlo, en cada recorrido viajan tres vigilantes de seguridad debidamente armados y uniformados, a bordo de vehículos blindados dotados de un compartimento estanco para el dinero y en permanente contacto con la base operativa.

Desde el momento en que se produce la retirada del dinero, éste debe ser ingresado en la entidad financiera establecida en la hoja de ruta ese mismo día o, como muy tarde, al siguiente. También al día siguiente Prosegur tiene que facilitar al Consistorio un documento del cuadro de efectivo en el que aparezcan desglosados los importes correspondientes a los bultos recolectados en cada instalación municipal. Y son muchos. De esos 360 viajes al año previstos dentro del servicio de transporte, 120 salen de las oficinas de recaudación, 220 de los centros cívicos y polideportivos y las 20 restantes corresponden a recogidas extraordinarias.

A la obligatoriedad de llevar las cuentas al céntimo se suma la necesaria capacidad de detectar billetes falsos. Si durante el manipulado del efectivo Prosegur se encuentra con dineros impresos fuera de los círculos legales debe llevarlos al Banco de España inmediatamente y enviar al Ayuntamiento copias de dichos billetes junto al justificante de entrega de éstos a la gran hucha del Estado.

Para rematar la lista de obligaciones, la empresa tiene que remitir al Consistorio todos los meses una relación de los servicios prestados para su control. Con el dinero, y más aún si es de todos, no se juega.