vitoria. Aunque los conductores de Vitoria dicen estar más que acostumbrados a los cambios de tráfico en la ciudad, a muchos ayer les sorprendieron los cambios en las señales de Madre Vedruna, con motivo de la doble dirección que desde ahora tiene el tramo comprendido entre Lovaina y Koldo Mitxelena. La eficacia de esta medida, facilitar la salida a Portal de Castilla sin tener que pasar antes por la Avenida Gasteiz, ninguno la cuestiona, pero sí el caos que se puede generar en la zona con la inminente vuelta al cole.

Así de claro lo tiene, Ana María, una residente en Madre Vedruna, y su hijo Pablo Julio, acompañado de su vástago, el pequeño Pablo David, quien al residir en Madrid es uno de los pocos nietos de esta señora que no estudia en Marianistas, el colegio que junto Urkide se encuentra en la zona de Aranzabal afectada por la reforma. "Para mí es un desastre porque entre la parada del autobús en Madre Vedruna y los coches que vengan en la doble dirección, más los que vayan a recoger a los hijos después de clase, va a ser horroroso para los colegios", dice esta señora quien, además, cree que la glorieta de Lovaina se colapsará todavía más cuando haya que esperar el paso del tranvía.

A Ana María tampoco le parece bien que con la nueva modificación le hayan puesto los contenedores de basura justo en su calle, Madre Vedruna, "en el número 4", cuando antes, como recuerda, "estaban en Marianistas".

Su hijo, Pablo Julio, por su parte, opina que el tráfico como mejor estaba era antes de 2009, una fecha en la que aún no se había realizado ningún cambio de sentido para facilitar la llegada del ramal del tranvía que conectaba con Abetxuko. "Antes de esa reforma era más fácil conducir porque Madre Vedruna, era para venir para la Avenida y la de Adriano VI para bajar".

William Realpe es otro de los que está convencido de que la nueva medida para agilizar el tráfico en Aranzabal tendrá el efecto contrario: "aumentará la congestión en esta calle estrecha, porque habrá más complicación". William justifica esta afirmación por el atasco de vehículos que se generará entre los que circulen por las dos direcciones, más la zona de carga y descarga o el carril bus. "Ahora estamos tranquilos porque es agosto, pero cuando llegue la época de colegios, imagínate. Es una medida contraproducente", se queja este hombre, quien conoce bien esta zona de la capital alavesa al trabajar para Tipsa, una empresa de reparto urgente.

Otro al que no le quedó ayer más remedio que acudir a Aranzabal en su vehículo era Edgar Salvatierra, quien aparcó su furgoneta en Madre Vedruna para traer los sacos de la obra en la que trabaja en uno de sus edificios. "Para los colegios va a ser más lioso porque es una calle estrecha y se colapsa", valora este hombre al que el cambio de señales le pilló de "sorpresa", puesto que vive en Bilbao. Su visión acerca de lo que aumentará el pitido de cláxones entre los padres de escolares que pierdan la paciencia también la comparte Jesús Corres. "Cuando llegue septiembre va a ser un follón de la leche porque la gente coge ahora el coche hasta para ir de potes y hay muchos padres que lo hacen para ir al colegio", critica este hombre jubilado, de Judimendi, después de visitar a su hija, residente en la zona las conchas. "¡Con lo bien que vengo yo en el autobús periférico!", exclama Jesús, quien por lo demás opina que es "una ventaja" tener siempre la posibilidad de la doble dirección.

La excepción a todas estas voces es la de Tasio, un obrero que de vez en cuando aparca en Aranzabal y quien imagina que la doble dirección "será buena", tanto para los que tengan hijos en esos dos centros, como para los que salgan del parking de la Catedral. "Ahora será más fácil porque antes había que dar una vuelta para llegar a Portal de Castilla, al tener que subir por la Avenida Gasteiz hasta Beato Tomás de Zumárraga".