vitoria. El debate en torno al BAI Center ha marcado el final de la legislatura Lazcoz y el inicio de la etapa Maroto. El cambio en la Alcaldía de Vitoria ha dado un giro de 180 grados al impulso de este complejo, que si todo sigue como ha previsto el equipo de gobierno, pasará a engrosar un listado de dudoso honor: el que componen los grandes proyectos que, tras un enconado debate en el Ayuntamiento o tras una presentación estelar en campaña electoral, y pese a contar con imágenes o incluso presupuesto, han quedado en agua de borrajas. Al menos por ahora. El auditorio o la estación de autobuses repiten en este grupo de infraestructuras que han acabado como una declaración de intenciones, pero no son las únicas contra las que jugó el coste, su ubicación, su escasez de apoyos o, en los peores casos, la falta de previsión.

Quizá el BAI Center sea el ejemplo de grandes proyectos con mínimos apoyos. Ante todo, porque se trata de una operación ambiciosa, y no sólo por su coste de más de 157 millones de euros. El complejo de Euskaltzaindia estaba llamado a diversificar el tejido industrial alavés, a crear más de 2.600 puestos de trabajo en una época delicada, a situar a Vitoria en el mapa congresual de Europa. Pero el PSE se ha quedado solo en su defensa. Y, como en su día ocurrió con el auditorio de la Senda pero en sentido inverso, el PP ha frenado el proyecto estrella del anterior alcalde. Dos legislaturas, dos auditorios proyectados en dos puntas de la ciudad, pero por el momento ningún recinto finalizado.

Las obras en Euskaltzaindia ya habían comenzado, pero el gabinete Maroto ha logrado la cuadratura del círculo al trasladar a esa ubicación la nueva estación de autobuses. Una renovada terminal que, si se hubieran cumplido las previsiones, podía haberse elevado en la parcela donde ahora se ubica el museo Artium, después en Arriaga y ahora Euskaltzaindia. Tres alcaldes diferentes de tres colores políticos diferentes y el único punto en común era que la estación de Los Herrán debía ser provisional. Y, después de más de 17 años, es la única que continúa funcionando. Maroto, en cualquier caso, ya ha anunciado que los autocares acabarán entrando en esta legislatura en su nueva parada en Lakua. Pero tanto socialistas como jeltzales han mostrado sus dudas sobre el proyecto.

La crisis económica ha apurado hasta tal punto los planes municipales que ha marcado el devenir de la legislatura Lazcoz. El exalcalde así lo ha reconocido en varias ocasiones. De hecho, admitió que varios de sus proyectos cobrarían forma en años posteriores pero ahora, con el PP en la Alcaldía, ya se habla en pasado de apuestas como Kronos, para hacer de Vitoria la ciudad del deporte -aunque aún está por ver si el polideportivo de Mendizorroza afronta una remodelación-, ya no hay Alhóndiga pero sí la reforma de la Avenida de Gasteiz y Los Herrán, y el palacio Zulueta no será un centro sobre Alberto Schommer sino una sede para la Green Capital.

de todos los colores La apuesta por proyectos finalmente retirados, en cualquier caso, no entiende de siglas. EA acordó durante la etapa Lazcoz impulsar el Gasteiz Antzokia en el Casco Viejo -y después en el Banco de España- y ahora el PP alega que no sabe nada del proyecto; el PSE quiso cubrir con tejavanas parte del centro, pero las críticas frenaron el proyecto; los populares apostaron en la época Alonso por instalar unas oficinas municipales en Euskaltzaindia; y el PNV siempre ha insistido en la necesidad de contar con una verdadera intermodal en Juan de Garay, un proyecto -Geltokia- que nunca ha dado por descartado de forma definitiva y que recientemente ha vuelto a defender ante el Ministerio de Fomento.

Ésa es otra característica de los proyectos largamente estudiados y en algún momento rechazados: que siempre pueden volver. El PP, de hecho, ha reeditado ahora su apuesta por reformar el Palacio Europa, crear un parque empresarial urbano en Betoño o impulsar un aparcamiento en El Campillo.

Su realización, de nuevo con un gobierno en minoría, dependerá de cómo se conjugue su apuesta con los proyectos de otros grupos municipales. Aunque, tras el repetido anuncio de ajustes por parte del gabinete Maroto, está por ver qué grandes proyectos se mantienen, cuáles se retrasan y qué otras promesas pasan a formar parte de esa Vitoria imaginada que, por poner unos ejemplos, tendría un parking en Renfe, Planes Renove en todos los barrios obreros, tráfico soterrado en la Avenida, un centro cívico más en San Martín o una estación de tren bajo la actual en la calle Dato. Sólo el tiempo puede decir si pasan de los planes a la realidad.