vitoria. El marcapasos implantado en el corazón almendrado de Vitoria para devolverle el brío de antaño no sólo funciona a golpe de proyectos económicos. Igualmente importantes son las acciones destinadas a impulsar su valor patrimonial y cultural. Para prueba, la puesta en marcha durante esta Semana Santa de la ruta de palacios renacentistas y el abierto por obras del Escoriaza-Esquível. Ambas iniciativas han colgado el cartel de lleno, revelándose así como piezas clave para promover las bondades del Casco Viejo entre los propios gasteiztarras y para proyectarlo con fines turísticos.

El trajín en el Escoriaza-Esquível ha superado las mejores expectativas. Nadie que haya pisado el Casco para conocerlo o redescubrirlo ha resistido las ganas de conocer la intrincada historia de esta joya; un inmueble que llegó a utilizarse incluso como sanatorio para los tuberculosos y que, tras un sinfín de avatares legales, pasó por fin a manos del Ayuntamiento a finales del año pasado gracias a un acuerdo con la fundación eclesiástica dueña del conjunto monumental. El caso es que se habían programado visitas de 11.30 a 13.30 horas, y de 17.00 a 19.00 horas, y se han quedado pequeñas. A falta del balance definitivo, ya se sabe que el jueves marcó cifra récord con la asistencia de 1.500 personas.

"No obstante, en días posteriores siempre se han superado los mil visitantes", adelanta el gerente de la Agencia de Revitalización de la Ciudad Histórica, Gonzalo Arroita, muy satisfecho asimismo por la respuesta a la ruta de palacios renacentistas, un recorrido por libre o guiado que se mantendrá hasta el próximo 2 de mayo y que permite conocer las bondades arquitectónicas y las leyendas cortesanas del Escoriaza Esquivel, Villa Suso y Montehermoso. Tan bien ha funcionado que regresará con la siguiente oleada de turistas.