Vitoria. El currículo de Saskia Sassen es tan imponente, que en principio cuesta imaginársela cruzando la calle con el semáforo rojo para prestarse a hacerse una fotografía al paso de un metro ligero. "¿Es verde y hay hierba en los raíles a propósito?, nos pregunta. Y sonríe al escuchar un sí.
Para el ciudadano de a pie, 'sostenibilidad' es un concepto nuevo que aún no llega a comprender pero que últimamente encuentra hasta en la sopa. ¿Por qué ahora el bombardeo?
Es una combinación de distintos factores. Hemos descubierto los límites de lo que estamos haciendo, como se plasma con el cambio de temperatura. Y también hay un oportunismo del sector empresarial, que ve la posibilidad de crear nuevos negocios. Por ejemplo, en Canadá, conforme se está derritiendo la nieve, está surgiendo una especulación hotelera con la intención de crear un nuevo Mediterráneo. Estos dos factores hacen pública la problemática urbana medioambiental. En cualquier caso, la sostenibilidad no es una posición iluminada, sino práctica. A las primeras ciudades con liderazgo en este ámbito no les interesaba la sostenibilidad. Es el caso de Los Ángeles: en 1984 la calidad del aire era insostenible, allí vivía gente rica, y tuvo que controlar las emisiones.
¿Reconocer lo que se ha hecho mal, como Vitoria, es el punto de partida indispensable para construir una ciudad sostenible?
Reconocer los errores es de mucho valor, pero es casi imposible eliminar lo que se ha hecho mal. Abu Dabi es la ciudad sostenible perfecta, cuesta 40 millones de dólares... Pero no es un modelo, es un experimento de laboratorio. Debemos aceptar lo que tenemos para empezar a trabajar. Y eso implica movilizar a la ciudadanía. Ése es el punto de partida.
¿Y cómo implicar al ciudadano? Muchas veces se siente al margen de las políticas que se adoptan.
Si no se toma en cuenta al ciudadano, la estrategia no funcionará. Hay que movilizar a la ciudadanía con iniciativas a nivel de hogar, de cuadra, de vecindario. Existe una pintura que mantiene factores biológicos que hacen que las paredes de las viviendas se conviertan en un aislante. Un gobierno local podría dar dinero a pequeñas empresas locales o a vecindarios para plasmar esta medida. Además, una vez que se inicie una iniciativa de este tipo, la gente está abierta a hacer más. Y aquí en Vitoria, con el programa de 365 días de la European Green Capital, tienen ustedes la oportunidad de hacer cosas así muy interesantes.
Precisamente con motivo de implicar al vitoriano, el alcalde ha anunciado que congelará algunos impuestos si el uso del transporte público sube un 10% en 2011. ¿Está de acuerdo con este tipo de 'chantaje'?
Tener incentivos es una buena idea, pero hay que explorar otras ideas. En Copenhague, está la famosa bicicleta que genera energía al pedalear.
Vitoria se ha propuesto ser una ciudad neutra en carbono en 2050. ¿Esto es realmente factible?
Sí, es posible lograrlo a través de distintas iniciativas. Los edificios son la fuente más grande de emisión de CO2, no los autos. Y una medida que ayudaría mucho a neutralizar el CO2 es poner la pintura de la que hablaba antes en aquellas superficies que sean de hormigón. En realidad, es una bacteria a la que le gusta vivir en hormigón y deposita un calcio que se convierte en aislante. Además, esto podría ir acompañado de incentivos, paneles que informen a los vecinos que participan en la iniciativa de cómo se han ido reduciendo las emisiones desde la pintura.
Paneles así se van a colocar el próximo año para animar a ahorrar agua.
Una muy buena idea.
¿El eco de Vitoria como European Green Capital ha llegado lejos?
El programa de 365 días puede tener su efecto, pero el reconocimiento no importa nada. Hay tantos... Sólo si ustedes logran los propósitos que se han marcado de aquí a 2050, si lo hacen bien, como ciudad pequeña harán historia mundial. Además, tener este tamaño facilita más un proyecto ambicioso como el que ustedes se han marcado. Curitiba es una pequeña ciudad de Brasil de la que nadie había oído hablar hasta que tuvo un alcalde que se obsesionó con la sosteniblidad. Y reinventó la ciudad. Ahora es el número uno como referente para los urbanistas.
La sostenibilidad parece enfrentar a las ciudades en una competición por ser "la más". ¿Eso es bueno?
Da igual que una ciudad diga que es la más. Cuando realmente estás en el desafío, te olvidas de las demás.