Vitoria. Al atravesar la puerta de entrada, la luz estalla sobre el cristal segmentado del techo y rueda por las paredes transparentes. A los pies, se abre una gran piscina olímpica de diez calles y 50 metros, con un tabique móvil capaz de dividirla en dos si la ocasión lo requiere. A la izquierda, descansa una zona acuática de relax, equipada con un chorro de cascada y otros dos de cuello de cisne. De frente, asoma una terraza con tumbonas y vistas al recinto deportivo. Es la cubierta de Mendizorroza. Y tras dos años de demora en su inauguración y un sobrecoste de siete millones de euros, (9,4 toda la reforma) hoy sube la persiana. Una apertura ansiada por todos los vitorianos que, además, viene acompañada de la mejor noticia: finalmente, sí podrá acoger competiciones de alto nivel.
"La espera ha merecido la pena porque tenemos la mejor piscina de la zona norte de España", subrayó ayer el presidente de la federación alavesa de natación, Gotzon López de Aberasturi, durante la visita a las instalaciones junto al alcalde de la ciudad. Tres razones explican la máxima: el número de calles, diez frente a las seis de los centros cívicos; el tabique móvil, que convierte la olímpica en dos vasos de 25 metros haciéndola única en todo Euskadi, y el marcador electrónico, que es de ocho paneles y marca Omega, como los utilizados en los Juegos Olímpicos. "Es perfecta tanto para uso diario como para competiciones deportivas, incluidas las de alto nivel", desveló el experto por sorpresa. Hace unas semanas, el gabinete Lazcoz había asegurado que finalmente no podrían celebrarse competiciones internacionales porque el graderío, diseñado por el anterior gobierno del PP, resultaba insuficiente para acoger el volumen de espectadores habitual en torneos de gran relevancia.
La realidad es que, aunque el graderío se recortó de cuatro a tres alturas en la pasada legislatura dejando sólo 250 asientos, existe la posibilidad de habilitar otros mil sobre la zona ocupada por la piscina pequeña de relajación mediante el sistema de mecanotubo. Así que, gracias a los avances técnicos, al final la cubierta de Mendizorroza va a poder mantener en pie uno de los pilares fundamentales del proyecto iniciado por el PP, acoger competiciones de alto nivel. Eso sí, por ahora y para calentar motores, están previstos torneos menores: en mayo, una competición local "para probar el muro y el marcador electrónico"; y el 2 y 3 de julio, el campeonato de Euskal Herria de máxima categoría absoluta.
El alcalde no pudo disimular su satisfacción durante la visita. Ni siquiera la veintena de funcionarios que le persiguió a una distancia prudencial pero a voz en grito para protestar por los recortes sociales le templó la sonrisa. "Sé que los vitorianos estaban ansiosos por la inauguración. En los últimos días me han abordado muchos por la calle. Y aunque el retraso ha sido importante, lo fundamental era que la instalación estuviera en perfectas condiciones", subrayó Lazcoz, al tiempo que pidió comprensión y complicidad a la ciudadanía. "Ahora debemos aprender por la complejidad del sistema. Por eso, solicito a los usuarios que no duden en hacernos llegar cualquier anomalía que detecten o cualquier aspecto que sea mejorable. En este periodo de pruebas, ellos tendrán el protagonismo", aclaró el primer edil, quien advirtió de que en esta instalación no huele a cloro gracias a un moderno sistema. Todo un alivio para pieles y ojos sensibles.
Era un día de celebración, y si Lazcoz habló de los aspectos polémicos que han acompañado a las obras fue porque la prensa se lo recordó. Uno de ellos, el que explica el retraso en la inauguración según el equipo de gobierno socialista, es el coste de la obra. Al final, Vitoria se ha dejado veinte millones de euros en la piscina cubierta, siete más de la cantidad prevista en el proyecto inicial debido a que su autor, el gabinete de Alfonso Alonso, se dejó fuera las piletas, la deshumectación. la urbanización exterior y la escalera de evacuación. "Así que al llegar a la Alcaldía nos encontramos una bici sin ruedas, ni cuadro, ni cadena, ni sillín", lamentó el alcalde.
El despropósito de la piscina cubierta se extiende, además, al resto de obras iniciadas en la era popular para modernizar Mendizorroza y Gamarra. En total, se calcula un sobrecoste de alrededor de 9,4 millones de euros entre los presuntos olvidos del PP y las actuaciones que el gabinete Lazcoz incorporó después al considerar que eran fundamentales. No obstante, para clarificar de una vez por todas a qué corresponde cada gasto y quién es el responsable de los retrasos y los errores, técnicos del Ayuntamiento ya han comenzado a elaborar una auditoría interna.