Vitoria. Desde que el autobús escolar de Marianistas comenzó a estacionar en Madre Vedruna para escapar de las multas del dispositivo policial establecido en Luis Heintz para atajar las dobles filas, arreciaron las críticas de las familias que pagan por el servicio. Con la nueva parada, la duración del trayecto diario se incrementaba en quince minutos y los niños se veían obligados a cubrir un buen trecho desde la entrada principal sin el tutelaje de un adulto. Dos inconvenientes a los que el gabinete de Patxi Lazcoz ha decidido responder con una nueva propuesta: el traslado del vehículo a Micaela Portilla.

Aunque la nueva parada del autobús no corresponde con la solicitud inicial de la asociación de padres y madres de Marianistas, colocar un vado en Luis Heintz, el colectivo se ha mostrado de acuerdo con la propuesta municipal: el emplazamiento en Micaela Portilla no aumenta la duración del viaje y deja a los alumnos junto a la entrada del colegio que se ubica en esta misma calle. Por eso, ya que todo el mundo está satisfecho, el concejal del Departamento municipal de Tráfico, Joaquín Esteban, va a dar la autorización "de manera inmediata" para que el vehículo pueda realizar su servicio en esta arteria sin tener que preocuparse por la presencia de la Policía Local.

Resuelto el conflicto con el autobús escolar de Marianistas, las que todavía siguen en pie de guerra son las familias que llevan y recogen a sus hijos en coche. El gabinete de Patxi Lazcoz se ha empeñado en reducir a la mínima expresión el aparcamiento en doble fila o sobre la acera de los padres-taxistas para, según dice, acabar con los problemas de tráfico que se registran en el entorno de la plaza Lovaina a determinadas horas. En los últimos meses, la Policía Local había recibido multitud de quejas ciudadanas por las molestias que provocan estos vehículos, por lo que, en teoría, ahora sólo está permitido estacionar durante un máximo de dos minutos y si el volumen de tráfico permite esa deferencia.

Con este mayor control, el equipo de gobierno confía en ir agilizando la circulación lo máximo posible. Sin embargo, los padres afectados sostienen que sus dobles filas no son las causantes de los atascos desesperantes en Luis Heintz y la plaza Lovaina, así como los retrasos del transporte público. A su juicio, el origen del problema está en la ordenación del tráfico y las direcciones de las calles que confluyen en la glorieta. "No hace falta más que pasarse cualquier día a las cinco de la tarde por la zona. Se pueden ver hasta diez policías en la calle del colegio, ni un estacionamiento indebido y, sin embargo, una congestión impresionante de coches", sostienen las familias, quienes solicitan la instalación de un vado para poder estacionar "el tiempo justo" para cumplir con su obligación. "Si cogemos el vehículo particular es porque no nos queda más remedio y, además, la mayoría no abusamos", apostillan.

Su versión se contradice, en cualquier caso, con la de muchos ciudadanos. Elena, que pasa por Lovaina todas las tardes al salir del trabajo, asegura que "sigue habiendo demasiada deferencia" con los padres-taxistas del colegio Marianistas. "Hay días en que hay muchos agentes, pero miran para otro lado cuando llegan las familias y paran durante más de dos minutos", sostiene esta joven, quien considera que el Ayuntamiento "debería tener más mano dura con estos privilegiados". Otro conductor, Pedro, advierte además de que las dobles fila y los estacionamientos sobre la acera se han trasladado a Koldo Mitxelena. Un efecto colateral que, además de perjudicar la circulación en esta arteria, constituye un obstáculo para los viandantes y para los garajes particulares. "Los peatones perdemos muchísima visibilidad, y como llegue un coche que tenga plaza en uno de estos subterráneos, se forma jaleo", apunta otra ciudadana. Está claro que, sea cual sea, el Ayuntamiento debe encontrar una solución que devuelva la paz a la manzana.