VITORIA. El nuevo posicionamiento del PNV ante el BAI Center parecía haber dejado solo al gabinete Lazcoz en la defensa, al menos a ultranza, de este ambicioso equipamiento. Sin embargo, el alcalde no siente que su centro internacional se tambalee porque el que hasta ahora había sido su socio haya decidido poner tres condiciones para seguir de la mano: reajuste de los contenidos, más financiación externa y no sacar un euro de Ensanche 21. "Este proyecto no corre peligro. Vamos a ver el 23 de mayo cómo sigue adelante y cómo lo hace con una mayoría más grande ", pronosticó ayer el regidor socialista dando por hecho su victoria en las elecciones municipales, el regreso al corral de la formación nacionalista y la adhesión de nuevos apoyos.

En las declaraciones de Lazcoz se vislumbra la posibilidad de que el Gobierno Vasco inyecte una nueva aportación al BAI Center antes de los comicios. En cualquier caso, fuera o no así, el alcalde siente que su proyecto está bien atado. "No me preocupa lo que diga ahora el PNV", dijo en referencia a las reticencias del nuevo candidato jeltzale a la Alcaldía, Gorka Urtaran. "Es un hecho que hay un presupuesto y un acuerdo con el PNV, que el BAI supone sólo el 5% de los recursos del Ayuntamiento, que generará 2.600 puestos de trabajo durante las obras y que se llevará el 25% de las reservas de Ensanche 21, no el 100%", defendió el primer edil, quien atribuye al inicio de la campaña electoral todas las duras críticas que a partir de ahora puedan poner en entredicho la viabilidad del centro internacional.

"No me imagino ni al PP diciendo que está en contra de un proyecto que generará empleo y riqueza", incidió el mandatario socialista. Y hace bien, pero porque el PP no cree que el BAI Center actual vaya a ser bueno para Vitoria. Ni este partido, ni el resto de la oposición. Los candidatos a la Alcaldía de estos cuatro grupos, más el de UPyD, lo dejaron claro en el debate organizado por la Federación de Vecinos de Vitoria y Álava (VVA). Un acto al que no acudió el alcalde, quien no se arrepiente de su decisión. Él no lo ve como un plantón a la ciudadanía, porque considera que con ese acto "poco adecuado en un sistema democrático" sólo se pretendía "parar Vitoria". Además, aseguró que hace "muchas horas de calle" para escuchar a la ciudad. "Lo que pasa es que no voy con banda de música ni cámaras".