Vitoria. Está claro que la crisis ha azotado de lleno al sector de la construcción y las empresas se resienten tras tres años de descenso en la actividad. Prueba de ello es que cada vez que una obra pública sale a concurso, las constructoras se pegan por lograr la adjudicación del proyecto, ya sea grande o pequeño. La simple reforma de un tramo de la calle Agirrelanda ha servido para que nada más y nada menos que 24 empresas (una fuera de plazo) presenten su oferta a unos trabajos licitados en 1,3 millones de euros. Una obra que dará trabajo a las firmas durante los ocho meses que dure el arreglo del tramo de calle comprendido entre Juan de Garay y Pozoa.
Otro ejemplo. El diseño del nuevo polideportivo de Mendizabala al que ayer se supo que optan trece empresas a pesar de que el Ayuntamiento asegura que, de momento, no se van a ejecutar las obras. El proyecto está cifrado en un millón de euros, por lo que se trata de una obra de tamaño medio y, aun así, el éxito de convocatoria es notable.
Y es que, las constructoras son conscientes de que la obra pública ha caído en picado debido a que la mayor parte de los ayuntamientos (y otras instituciones públicas) están tan endeudados que no disponen de dinero suficiente para mantener el nivel de inversión de hace cinco años.